El ambiente marino constituye más del 90% de la biósfera de nuestro planeta. Sin embargo, menos del 1% de dichas aguas internacionales se encuentran protegidas.

Las Naciones Unidas tiene a su cargo el desarrollo de los elementos sustantivos que contendrá el nuevo Acuerdo internacional que regulará la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina de áreas fuera de las jurisdicciones nacionales.

La Organización venía analizando el tema desde el año 2003, pero no fue sino hasta el 2011 que se avanzó en el marco de discusiones preliminares, que determinaron cuatro elementos que serían la base de cualquier eventual acuerdo. Esos son: herramientas de manejo por área, incluidas las Áreas Marinas Protegidas; estudios de impacto ambiental; recursos genéticos marinos, incluido un régimen de beneficios compartidos; y la creación de capacidades y la transferencia de tecnología marina.

Una vez acordados los cuatro temas, que en adelante pasaron a denominarse “el paquete” de negociación, un grupo de países impulsó fuertemente el lanzamiento de un proceso para desarrollar un nuevo instrumento jurídicamente vinculante bajo el marco de la Convención Internacional sobre el Derecho del Mar.

Después de un largo proceso, en junio del 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas aceptó que el régimen actual cuenta con lagunas legales y de implementación, y adoptó la decisión de iniciar el camino hacia un nuevo acuerdo.

Este acuerdo asegurará que los ecosistemas sean conservados y utilizados de manera sostenible, al tiempo que los beneficios que deriven de los recursos genéticos marinos de esa zona serán compartidos con toda la humanidad.

Países de América Latina, como Costa Rica, participaron en este encuentro manifestando con énfasis su interés de avanzar en la propuesta.

La segunda sesión del Comité Preparatorio se llevará a cabo del 26 de agosto al 9 de setiembre próximos, en la sede central de la ONU en Nueva York.