Una nueva publicación del BID analiza cómo las estrategias financieras pueden contribuir al fomento de energías limpias.

El documento “Expansión de las energías renovables no convencionales en América Latina y el Caribe: el rol de las instituciones financieras de desarrollo”, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en agosto de 2016, analiza la relación entre finanzas y energías sustentables.
En América Latina y el Caribe (ALC) hay un vigoroso impulso para el desarrollo de las energías renovables no convencionales (ERNC). Sin embargo, la participación de la ERNC es todavía (de manera agregada) relativamente reducida. Su despliegue enfrenta numerosas barreras y conlleva riesgos, lo que permite explicar la tasa relativamente lenta de adopción de las tecnologías. Esta publicación tiene como objetivo analizar la experiencia emergente de ALC en el diseño y la implementación de instrumentos financieros para promover la inversión privada en el desarrollo de la energía renovable de escala pequeña y mediana, y en particular examinar, a la luz de las experiencias recogidas, el rol que pueden desempeñar las instituciones financieras de desarrollo para impulsar ese proceso.
En definitiva, el despliegue de instrumentos financieros innovadores permite desmontar los obstáculos mencionados, y —al revisar preconceptos— identificar aquellas necesidades específicas que sirven para definir un conjunto de instrumentos aptos para apalancar inversiones en ERNC, en las diferentes escalas de proyecto.
A tales fines, el documento sostiene que es preciso: i) combinar programas de diversificación de instrumentos financieros, y líneas de financiamiento en los plazos y condiciones adecuados para el ciclo de inversiones de las ERNC, mediante el financiamiento de proyectos
(para lo cual se necesita identificar fuentes de capital paciente y con tasas competitivas a largo plazo); ii) promover la utilización de acuerdos de compra de energía (PPA, por sus siglas en inglés, Power Purchase Agreements); iii) desplegar instrumentos de mitigación del riesgo, incluidos garantías y seguros, y también involucrar a actores institucionales, como aseguradoras u organismos de crédito a las exportaciones; iv) poner en práctica la verificación por terceros independientes, y v) también desarrollar programas de capacitación y asistencia técnica para atenuar los déficits de información y disminuir los costos de transacción.
En este contexto, los bancos nacionales de desarrollo (BND) se encuentran en una posición única para estimular y facilitar estas corrientes de inversión y apalancar un vigoroso proceso de aprovechamiento de los recursos renovables disponibles en la región, así como también para contribuir a transitar un sendero de desarrollo con baja intensidad de emisiones.