Por: ConnectAmericas

Diferencias, ventajas y perspectivas que aportan las mujeres en posiciones de conducción y su impacto en las organizaciones, en la visión de dos especialistas en el tema.

Las mujeres de la América Latina y el Caribe son expertas en manejo de crisis y en adaptarse a los cambios
América Latina y el Caribe no escapan al crecimiento y la participación de la mujer como líder en el mundo. Hasta mayo de 2014 convivieron cuatro Presidentas en actividad (Argentina, Chile, Brasil y Costa Rica); y esta tendencia también se observa en el ámbito privado con una creciente presencia femenina en cargos gerenciales.
Betina Rama, consultora especializada y autora del libro “Liderazgo Femenino”, señala que en general las mujeres de la América Latina y el Caribe son expertas en manejo de crisis y en adaptarse a los cambios. “Esto es una consecuencia positiva de las situaciones económicas y políticas que hemos vivido. Esta habilidad para manejar procesos de cambio y tolerar incertidumbres y ambigüedades es fundamental para el éxito de cualquier empresa”, explica.
En tanto para Amalia Vanoli, directora de la Consultora de Recursos Humanos Tiempo Real, las ejecutivas poseen un mayor desarrollo de la inteligencia emocional; y construyen muy buenos equipos de trabajo en los que motivan sin perder de vista los resultados. “Hoy en día hay algunas organizaciones que prefieren a las mujeres para ciertas posiciones. En general son compañías que han experimentado los beneficios del liderazgo femenino y tienen fuertes políticas internas de apoyo a la diversidad de género”, agrega.

El liderazgo femenino es necesario en los equipos, en las organizaciones y en la sociedad: con ello todos se benefician. Por eso se necesitan líderes de ambos sexos para que se complementen.
Algunas de las características que determinan el liderazgo femenino son:
• Orientación a las personas: Son sociables, expresivas y cercanas, lo que brinda mucho potencial a la hora de lograr compromisos, sea con los objetivos de la organización o en un proyecto en particular.
• Tendencia a la cooperación: Esto hace que el trabajo en equipo sea más natural, ya que ellas son activas en la inclusión y conteniendo a las personas. También se preocupan porque los procesos seas ordenados y sanos.
• Capacidad de actuar en muchas direcciones: Poseen la capacidad innata de pensar y actuar en muchas direcciones o temas al mismo tiempo. Esto les da una ventaja a la hora de tomar decisiones y enfrentar crisis.
• Conducción horizontal: El liderazgo femenino es inclusivo, alienta la participación y comparte el poder y la información con aquellos a quienes conduce. Tiende a crear y fortalecer las identidades de grupo.
Predominio de lo emocional: En general se hallan capacitadas para tener en cuenta el lado “humano” de las personas y generar altos niveles de empatía.
• Mayor predisposición al cambio: Su estilo es innovador, con un firme sentido de la calidad, centrado en la persona, flexible, comunicativo y persuasivo.
Hoy las organizaciones son más planas e interconectadas ya que los cambios son más rápidos que antes. Por eso, “necesitan las características de colaboración, empatía, sensibilidad y consenso que se asocian más con lo femenino. En general las mujeres tienden a ser más participativas para encontrar las mejores soluciones dentro del equipo de trabajo”, dice Rama.
Según los investigadores, al asumir el rol de liderazgo la mujer experimenta cambios en su comportamiento: algunas características propias se acentúan; otras que no había tenido en su carácter aparecen en forma muy fuerte; su capacidad de análisis se vuelve muy rápida y se acelera la precisión en la toma de decisiones. Es que cuando una mujer tiene la oportunidad de liderar o hacerse cargo de un equipo, lo toma como verdadero desafío y pone en foco al proyecto que está llevando a cabo.