Por: Kathia Michalczewsky

En 2016 se revirtió la tendencia contractiva que dominaba los precios de los productos básicos desde finales de 2014. ¿Cuáles son los factores que la determinan?

Aunque el año pasado los precios de los productos básicos registraron una recuperación, el nivel de la mayoría es aun inferior que el previo al derrumbe de 2014, y significativamente menor que los máximos de 2011.

Durante 2016 y los primeros meses de 2017, la dinámica de las cotizaciones de los productos básicos ha respondido a factores de oferta y de demanda, algunos de los cuales son específicos de ciertos mercados; por ejemplo, el recorte de producción de la OPEP para el petróleo, o la inyección crediticia en China para el cobre y hierro. Otros factores son transversales al desempeño de la economía mundial; llamativamente, la apreciación del dólar no ha generado el tradicional efecto bajista sobre estos precios.

Esta nota detalla los elementos que han influenciado el comportamiento de esta variable clave para el sector externo de la región, separando factores estructurales y factores de corto plazo.

Los cuatro complejos y la concentración exportadora

No es ninguna novedad que las exportaciones de muchos países de América Latina y el Caribe se encuentran altamente concentradas en algunos pocos productos. Los cuatro complejos exportadores más importantes, petróleo y gas, cobre, mineral de hierro y soja, explican 35% de las ventas externas totales en el lustro 2011-2015. Excluyendo a México –principal exportador y país altamente especializado en manufacturas-, esa proporción asciende a 46% (Gráfico 1). Además, otros productos básicos como el azúcar, el café y las bananas tienen gran relevancia en las canastas exportadoras de algunos países, aunque su participación en el total de la región no sea tan destacable. Por consiguiente, el comportamiento de estas cotizaciones es un componente central en la evolución de las exportaciones de la región.

Gráfico 1. Participación de los principales complejos en las exportaciones totales de América Latina y el Caribe, 2011-2015

América Latina y el Caribe                                                                                                          América Latina y el Caribe sin México

1

Fuente: BID-INTAL con base en datos de DataINTAL.

 

 

El desenlace del superciclo

El auge del sector externo durante 2003-2008 resultó de una suba de esos precios, interrumpida abruptamente por la crisis financiera internacional (Gráfico 2). Este “superciclo” tuvo un fuerte rebote post-crisis gracias a un cúmulo de medidas de estímulo implementadas en varias de las principales economías del mundo. Esto desactivó una probable espiral deflacionaria, a tal grado que, salvo para el petróleo, en 2011 los precios se situaron en máximos superiores a los previos a la crisis.
Sin embargo, agotado ese episodio, la tendencia alcista se frenó y, en algunos casos, incluso se revirtió. Luego, en septiembre de 2014, se alcanza un punto de inflexión, con una brusca caída de las cotizaciones, y se recrean tensiones deflacionarias en la economía mundial, cuyo centro ha sido el mercado petrolero. La racha contractiva continuó ininterrumpidamente hasta principios de 2016 (unos 16 meses) cuando finalmente los precios encuentran un piso. Desde entonces, han mantenido una tónica positiva, aunque sin retomar los máximos previos; en casos excepcionales se regresó a niveles similares a los registrados a mitad de 2014.

Gráfico 2. Niveles de precios de productos básicos seleccionados
Índices, 2010=100, 2003-2017

2

Nota: El total corresponde al promedio ponderado de los índices de precios de los productos básicos incluidos en la estimación del FMI. Fuente: BID-INTAL con base en datos del FMI.

Dólar y mercados

Como se indica en el Monitor de Comercio e Integración 2016, la variación de los precios de los productos básicos puede descomponerse en dos efectos: el primero comprende las variaciones cambiarias que experimenta el dólar, la moneda en la cual están denominados los flujos comerciales mundiales y en la que se cotizan mayoritariamente estos productos. Todo lo demás constante, las apreciaciones de este numerario implican que las cotizaciones de las mercancías equivalen a una menor cantidad de dólares, reduciéndose así sus precios denominados en esa moneda.

Un segundo efecto da cuenta de las oscilaciones de los precios inducidas por otros factores, distintos a los cambios de su unidad de cuenta, y que están vinculados con la dinámica de los mercados específicos. Al separar ambos factores se evidencia que, salvo pocos períodos cortos, desde 2003 los precios de los productos básicos han seguido de cerca el comportamiento del dólar (Gráfico 3).

Un fenómeno novedoso de la recuperación de 2016 es, precisamente, la disociación entre los comportamientos del dólar y de los precios. Con un dólar en franca apreciación, también los precios de estos bienes crecieron, rompiéndose la mencionada correlación. Esto pone en evidencia que los efectos específicos de los mercados han actuado muy profundamente en la coyuntura actual.

 

Gráfico 3. Tipo de cambio nominal efectivo del dólar y precios de los productos básicos
Índices, 2010 = 100, 2003–2017

3

Nota: El tipo de cambio del dólar corresponde al promedio nominal efectivo respecto a una canasta amplia de monedas; una pendiente negativa/positiva indica una apreciación/depreciación del dólar. El índice de precios corresponde al promedio de la canasta mundial del FMI. Fuente: BID-INTAL con base en datos de la Reserva Federal y del FMI.

Determinantes transversales y sectoriales
Algunos de los determinantes presentes desde 2016 son transversales a varios mercados. En primer lugar, cabe señalar las medidas de estímulo del gobierno chino, orientadas a atenuar turbulencias cambiaras y bursátiles que se presentaron a inicios de 2016 y, más generalmente, a suavizar el impacto del viraje del modelo de crecimiento hacia el consumo. En segundo lugar, la conformación de expectativas sobre grandes inversiones en infraestructura en EE.UU. que serían parte de la estrategia económica de la nueva administración de ese país.
Aunque estas dos circunstancias incentivaron la demanda de productos básicos, sobre ambas gravita una fuerte incertidumbre. En el primer caso, porque las medidas tienen repercusiones sobre la estabilidad financiera en China y, por tanto, podrían no perdurar y, en el segundo, porque los tiempos de implementación podrían ser muy extensos, e incluso enmarcarse en políticas restrictivas para el comercio mundial con efectos imprevisibles.
De cualquier manera, en los últimos meses se han visualizado algunas señales positivas más estables que podrían sustentar por más tiempo la recuperación de los mercados de productos básicos. Una cierta aceleración en el crecimiento tanto en el mundo desarrollado como en el emergente y una sincronía de este mejoramiento en la actividad podrían generar efectos de retroalimentación entre el consumo y la inversión, con efectos favorables sobre la demanda de productos básicos.
En cuanto a los factores específicos de cada mercado, el precio del petróleo, que había acumulado una caída de 73% entre junio de 2014 y enero de 2016 inducida por la sobreoferta, mostró una notable recuperación a lo largo de 2016 (Gráfico 4). Las medidas de estímulo aplicadas en China junto a otros factores motivaron la recuperación a principios del año, que luego se aceleró a partir del acuerdo logrado por la OPEP en noviembre para recortar la producción por un período de seis meses, extensible a seis meses adicionales. Entre diciembre de 2015 y febrero de 2017 el precio se duplicó, pero dos tercios de esta recuperación ocurrió a partir de diciembre de 2016. Sin embargo, cabe notar que el precio se encuentra aun 50% por debajo del máximo relativo de junio de 2014, antes de que comenzara el derrumbe. Quedan interrogantes respecto a la trayectoria de la cotización una vez agotado el período previsto en el acuerdo. Por otra parte, hay que señalar que la restricción de la oferta del cartel y la suba precio ha inducido el reingreso de productores cuyo suministro no era rentable en niveles inferiores; estos, por tanto, vuelven a presionar los precios a la baja.

Gráfico 4. Evolución de los precios de productos básicos seleccionados
Promedio móvil trimestral de la tasa de variación interanual, 2014-2017

4

Fuente: BID-INTAL con datos del FMI.

 
El mineral de hierro, mostró la mayor recuperación relativa: en febrero de 2017 el precio más que se duplicó con relación al mínimo de diciembre de 2015, y la mayor parte de la suba se dio a partir de diciembre. El impulso provino de las mencionadas políticas de estímulo crediticio en el mercado de viviendas de China, así como por recortes en la oferta. Sin embargo, al terminar el primer trimestre de 2017, estos factores ya muestran signos de agotamiento. La suba de las tasas de interés a los créditos hipotecarios en el gigante asiático se reflejó de hecho en la reversión de la tendencia alcista a mediados de marzo. Esto ocurre cuando la cotización es aún 35% menor que el máximo previo a la contracción de 2014.
El precio del cobre venía mostrando un comportamiento bajista desde 2011, el cual se profundizó en 2014. Aunque el ritmo de contracción ha sido menor que el del petróleo o el del hierro, hay que tener en cuenta que el precio de este metal venía acumulando pérdidas antes de la contracción generalizada; además, la recuperación de su precio tampoco fue tan intensa respecto al piso de enero de 2016. Aunque en febrero de 2017 la cotización se situó 33% por encima de esa referencia, ese nivel es 19% inferior al máximo de inicios de 2014. En todo caso, la recuperación obedece a factores ya mencionados relativos a la demanda de China y de EE.UU. pero también a causas particulares. Por ejemplo, se verificó un menor incremento de la oferta que el esperado por la puesta en marcha de nuevas minas, a la vez que la producción en las mayores minas del mundo se interrumpió por conflictos laborales (Chile) o medidas regulatorias (Indonesia).
Para los productos agrícolas relevantes en la canasta exportadora latinoamericana, el impacto de las tensiones deflacionarias que se instalaron en 2014-2015 fue menos significativo. Aun así, la soja perdió 42% de su valor entre abril de 2014 y noviembre de 2015 cuando tocó un piso. Este precio también se benefició de la tendencia a la recuperación de 2016: en febrero de 2017, su valor era 19% superior a ese mínimo, aunque estaba 30% por debajo del record de 2014. Datos recientes del Departamento de Agricultura de EE.UU. revelan un aumento de la producción para este año que presionaría a la baja la cotización. En una visión de mediano plazo, se han señalado signos de sobreoferta para varios mercados agrícolas que derivaría de los fuertes incentivos a la inversión y la producción generados durante el período de precios altos, en un contexto en el cual la demanda no ha mantenido su ritmo de expansión.

En conclusión, existen factores coyunturales y estructurales actuando simultáneamente en la actual dinámica de los precios de los productos básicos. Varias de las subas de los últimos meses están relacionadas con fenómenos no perdurables, mientras que también se verifican impactos de tendencias de largo plazo, tales como los incrementos en la capacidad de producción impulsados por las señales de precios durante los años de auge, así como por innovaciones tecnológicas. Estos elementos sustentarían la hipótesis de que los precios se estarían estabilizando en niveles más bajos que los observados en la última década, una vez pasado el periodo de fuertes presiones deflacionarias de 2014-2015. Solo la confirmación del reingreso en la senda de un crecimiento más firme en las principales economías actuaría como elemento de largo plazo con un impacto positivo sostenido sobre estos mercados.

[1] On the rise: The global economy enjoys a synchronised upswing, The Economist, 18 de marzo, 2017.

[2] Para mayor detalle sobre la dinámica del mercado de petróleo y su impacto sobre los precios en 2014, véase el Monitor de Integración y Comercio 2015. La recaída: América Latina y el Caribe frente al retroceso del comercio mundial.

[3] Agricultural traders warn of long-term oversupply, Financial Times, 28 de marzo, 2017.

Etiquetas