Por: Kathia Michalczewsky

La evolución de la demanda de Estados Unidos y la Unión Europea sigue vías divergentes. ¿Cúal es el impacto en las economías de la región?

Las exportaciones de América Latina y el Caribe (ALC) han iniciado el año con un fuerte impulso positivo que revirtió la tendencia que se venía observando en los últimos cuatro años. Según las Estimaciones de las Tendencias Comerciales publicadas por el BID en mayo pasado, las ventas externas de la región se expandieron un notable 17% interanual en el primer trimestre del año. Sin embargo, casi la totalidad del estímulo fue vía precios –en especial de productos básicos-, mientras que los volúmenes exportados continúan expandiéndose a tasas bajas. Conforme ha avanzado 2017, estos impulsos han perdido algo de fuerza sobre todo de la mano de la volatilidad y poca firmeza de las tendencias de algunos precios, en especial del petróleo.

En el último año se ha registrado cierta aceleración del crecimiento en algunas economías avanzadas, destacándose Estados Unidos y la Unión Europea. Las proyecciones también indican que serán los países más avanzados los que actúen como principal fuente de expansión del PIB mundial en los próximos años.[1] Ante este panorama resulta relevante analizar cómo podría impactar una mayor demanda de estos países sobre las exportaciones de ALC, considerando por un lado su composición y, por otro, la dinámica que ha seguido en los últimos años.

Este tema será abordado con mayor profundidad en el Monitor de Comercio e Integración 2017,[2] un informe anual que analiza el estado de la integración de América Latina y el Caribe en el sistema comercial mundial, a publicarse durante el segundo semestre del año.

Los desafíos para ganar espacio en los mercados de los principales países desarrollados

ALC es un importante proveedor de Estados Unidos: en 2015, 18% de las importaciones totales, medidas a precios corrientes, se originaban en la región. Este dato esconde dos aspectos: el primero, es el peso de México, que explica 13 puntos porcentuales (p.p.) de esa proporción; y el segundo es que la relativa estabilidad de esa cuota de mercado de los últimos años es, en realidad, resultado de un incremento del peso de México (+2 p.p.) compensado por la pérdida de importancia del resto de las economías (-2 p.p. entre 2007 y 2015).

Visto desde ALC, Estados Unidos resulta ser el principal socio de la región: 42% de las exportaciones de 2015 se destinaron a este país, aunque es claro que esa proporción está fuertemente sesgada por México, el mayor exportador de la región,[3] el cual destina tres cuartos de sus ventas externas a este socio. Las restantes economías latinoamericanas exportan 19% del total a Estados Unidos. De cualquier manera, vale subrayar que la importancia del mercado de Estados Unidos se ha reducido ya que la mencionada proporción en 2015 fue 12 p.p. inferior a la que se registraba en 2000.

Por otro lado, la Unión Europea representa 12% de las ventas externas totales de la región, proporción que se ha mantenido relativamente estable desde 2000. Sin embargo, a diferencia de Estados Unidos, ALC no tiene un peso significativo en las compras totales de la Unión Europea, que se ubica en alrededor de 2%,[4] sin que se hayan verificado variaciones sustantivas en años recientes.

Cabe señalar entonces que, con relación a los mercados de las principales economías avanzadas y en una visión agregada y de mediano plazo, la inserción exportadora de ALC muestra rasgos poco dinámicos. Respecto al mercado europeo, no se han registrado variaciones, mientras que en el de Estados Unidos, solo México ha elevado su cuota de mercado.

La estructura de las importaciones de Estados Unidos y la Unión Europea desde la región difiere de la del resto del mundo

Los Combustibles, los Productos Primarios y Productos Semielaborados[5] conforman la mayor parte de la canasta que ALC (excluyendo a México)[6] exporta a estos destinos; mientras que en las importaciones totales de Estados Unidos y la Unión Europea, los Equipos + Partes y Componentes (E+PyC) y los de Bienes de Consumo son los rubros de importación más relevantes (Gráfico 1).

Gráfico 1. Composición de las importaciones desde ALC y totales de Estados Unidos y la Unión Europea, según rubros

Estados Unidos

1

Unión Europea

2

Fuente: BID INTAL con datos de BACI (CEPII)

La principal diferencia entre la composición de las compras que Estados Unidos y la Unión Europea le hacen a la región y las que realizan al resto del mundo se encuentra en la baja participación de los E+PyC. En las importaciones desde ALC rondan 10% mientras que en el total representan cerca de un tercio. Esto expresa la escasa participación de la región en las cadenas manufactureras de valor, un hecho vinculado con su dotación de factores y las capacidades de innovación acumuladas por las economías.

Además, en el caso de la demanda de Estados Unidos desde ALC se destaca la alta proporción que ocupan los Combustibles que en 2007 llegaron a explicar casi la mitad de las importaciones estadounidenses desde la región. Aunque en 2015 esa participación se había reducido sustancialmente, el rubro aún sigue teniendo un peso notable. En el año 2000, la proporción de estas compras alcanzaba 38% del total, mientras que en 2015 se redujo a 28%. Esos 10 puntos porcentuales (p.p.) fueron compensados por aumentos en la importancia de Productos Semielaborados (+6 p.p.), Productos Primarios (+3 p.p.) y Bienes de Consumo (+1 p.p.).

La pérdida de importancia de los productos energéticos en la demanda externa de Estados Unidos está explicada por el crecimiento de su capacidad de abastecimiento interno, derivada de la aplicación de tecnologías no convencionales, lo cual ha inclinado a ese país hacia un escenario de autosuficiencia energética, quedando afectados todos los proveedores de petróleo, incluyendo los de ALC.[7] La ganancia en la participación lograda por los otros rubros indicados sugiere un crecimiento de las compras de bienes de origen primario, aunque con un mayor grado de elaboración que las meras materias primas (Semielaborados), así como de ciertos artículos de consumo. Por tanto, la pérdida de importancia del petróleo en el vínculo comercial con Estados Unidos se ha compensado con un mayor peso de bienes que presentan un mayor grado de elaboración, mientras que el reemplazo de estas ventas por otros primarios, si bien se produce, es de menor entidad.

La situación de las importaciones de la Unión Europea desde ALC (excluyendo a México) es muy distinta. En primer lugar, no se dan modificaciones tan intensas como las observadas en el rubro energético en las compras de Estados Unidos. Los cambios más importantes, sin embargo, van en la dirección de una reducción de la importancia relativa de los bienes más elaborados. El rubro de E+PyC representaba 12% en el año 2000, una proporción que cayó a 8% en 2015; los Semielaborados también se achican, de 37% a 33%. La pérdida total de ambos rubros de 8 p.p. fue compensada por crecimientos en la importancia relativa de los Combustibles (+3 p.p.), Bienes Primarios (+3 p.p.) y de Bienes de Consumo (+2 p.p.).

Es decir, a diferencia de Estados Unidos, en este caso la estructura de demanda apunta a una mayor importancia de bienes de baja elaboración. En el caso de E+PyC, la reducción de la demanda europea puede estar relacionada a las posibilidades de abastecimiento de estos productos de manera competitiva dentro de la propia región (sobre todo en países de reciente incorporación) y, sin duda, a productos provenientes de China y otras economías con flujos importantes de manufacturas intensivas en trabajo.

Cabe notar que, para ambos socios, los Productos Semielaborados son relativamente más importantes en la canasta importadora desde ALC que desde el resto del mundo. En el caso de la Unión Europea es el rubro más importante, representando un tercio del total en 2015, que sumado a los Productos Primarios representan la mitad de las compras totales desde ALC. Se destaca, sin embargo, que en el caso del bloque europeo la oferta de ambos rubros está concentrada en solo cuatro sectores: soja (porotos y torta), cobre (minerales, concentrados y cátodos), café y pasta química de madera. Las importaciones de Productos Semielaborados de Estados Unidos desde ALC también presentan un peso relevante en las compras totales a la región, y además se ha incrementado en los últimos años hasta alcanzar un cuarto del total. La oferta a esta economía en el rubro de Semielaborados se encuentra relativamente más diversificada en términos de productos que la destinada a la Unión Europea, incorporando mercancías tales como derivados de metales y productos químicos obtenidos en las primeras fases de las respectivas cadenas de elaboración.

Finalmente, llama la atención la alta participación relativa de los Bienes de Consumo tanto en las importaciones de Estados Unidos como de la Unión Europea desde ALC. Las compras europeas en esta categoría son mayormente productos tales como frutas (bananas, ananás, uvas y paltas); mariscos, pescados y carnes bovinas; y jugos de frutas y vinos. Las adquisiciones de Estados Unidos, en cambio, no solo se encuentran más diversificadas en término de cantidad de productos dentro del rubro, sino que también comprenden algunos bienes típicos de las cadenas de valor manufactureras, como prendas de vestir. Este rubro ha ganado 10 p.p. en las compras que la economía norteamericana le realiza a la región.

¿Cuáles son las implicancias de estas tendencias para América Latina y el Caribe?

En el escenario actual, el comportamiento de la demanda de Estados Unidos y la Unión Europea a la región puede tener un impacto importante. Si bien, en general, es una buena noticia para el sector externo latinoamericano que estas economías desarrolladas puedan impulsar el crecimiento del producto global, las implicancias en términos de diversificación son distintas para cada socio. Por un lado, en el caso de Estados Unidos se presenta el desafío de, primero, mantener las condiciones de acceso a ese mercado –en especial para los productos manufacturados-, y segundo, de reemplazar la cuota de mercado que se va liberando debido a las menores importaciones de petróleo, por mercancías de mayor valor agregado. Por su parte, en la UE los retos parecen más desafiantes: la participación de la región como proveedora  es baja y prácticamente no se ha modificado en los últimos 15 años, a pesar de la bonanza de los productos básicos. Ante este panorama se plantea la necesidad de no solo flexibilizar los requerimientos de ingreso a ese mercado, sino también superar los factores que determinan la alta concentración de las compras en pocos bienes de baja complejidad.

 

Anexo Clasificación

La clasificación de los productos se realizó utilizando la base BACI del Centre d’études prospectives et d’informations internationales (CEPII) a 6 dígitos del Sistema Armonizado y convirtiéndola a Clasificación Uniforme para el Comercio Internacional (CUCI) a 3 dígitos, para luego reclasificarla siguiendo los grupos creados por Lemoine y Ünal (2017). A esta clasificación se realizó una adaptación, con el fin de analizar la canasta petrolera separadamente (todos los productos a 6 dígitos del capítulo 27 del Sistema Armonizado fueron clasificados dentro del rubro Combustibles), y se unieron los rubros de Equipos y Partes y Componentes. Los Productos Primarios contienen las categorías CUCI 111 “Alimentos y bebidas. Productos básicos. Principalmente destinados a la industria” y 21 “Productos industriales no designados en otra parte. Productos básicos”; el rubro Equipos + Partes y Componentes (E+PyC) está compuesto por las categorías CUCI 41 y 42 que incluyen “Bienes de equipamiento (excluyendo material de transporte) y sus partes, repuestos y accesorios”, 53 y 521 que corresponden a “Material de transporte y sus partes, repuestos y accesorios. Partes, repuestos y accesorios”. Los Bienes de Consumo son las categorías 51 y 522 de CUCI “Material de transporte y sus partes, repuestos y accesorios”, “Automóviles para el transporte de personas” y “Otro material de transporte. No destinado a la industria”, respectivamente; 61, 62 y 63 “Bienes de consumo no designados en otra parte. Durables”, “Semidurables” y  “No Durables”, respectivamente; 112 “Alimentos y bebidas. Productos básicos. Principalmente destinados al consumo de los hogares.”, y  122 “Alimentos y bebidas. Productos que sufren una transformación. Principalmente destinados al consumo de los hogares”. Los Productos Semielaborados se componen de las categorías CUCI 2 “Productos industriales no designados en otra parte. Productos que sufren una transformación” y 121 “Alimentos y bebidas. Productos que sufren una transformación. Principalmente destinados a la industria”.

Bibliografía

FMI, 2017. “Perspectivas de la economía mundial: ¿Está cobrando impulso?”, abril. Washington, DC.

Giordano, P. (coord.), 2014. “Vientos Adversos Políticas para relanzar el comercio en la post-crisis”. Monitor de Comercio e Integración 2014. Washington, DC: Banco Interamericano de Desarrollo.

Giordano, P. (coord.), 2016. “Cambio de Marcha América Latina y el Caribe en la nueva normalidad del comercio global”. Monitor de Comercio e Integración 2016. Washington, DC: Banco Interamericano de Desarrollo.

Lemoine, F. & D. Ünal, 2017. “Le décollage du marché des biens de consommation en Chine et son impact sur le commerce mondial“. Data 2017- 01 , March 2017 , CEPII.

 

[1] FMI (2017).

[2] Véase Giordano (coord.), 2016. Versiones anteriores de este documento pueden encontrarse en http://www.iadb.org/es/temas/comercio/publicaciones,6302.html

[3] En 2015, el 42% de las exportaciones de ALC se originaron en México.

[4] El total de las importaciones de la Unión Europea incluye los flujos intrarregionales.

[5] El análisis se realizó siguiendo la clasificación de Lemoine y Ünal (2017), adaptándola para analizar los combustibles como una categoría separada (véase anexo para más detalles).

[6] El análisis a partir de acá se realiza para la demanda de Estados Unidos y la Unión Europea a América Latina y el Caribe excluyendo a México.

[7] Véase Giordano (coord.), 2014, p.30. y Giordano (coord.), 2016.