El segmento de Internet de las Cosas este año crecerá 20% en el mundo. Las principales industrias y aplicaciones de una tecnología incipiente.

Con la promesa de transformar distintos sectores de la economía y también la dinámica de la vida cotidiana, Internet de las Cosas (IoT) comienza a desplegar, de manera incipiente, sus primeras aplicaciones gracias a la generalización y el abaratamiento de la conectividad y las redes de datos inalámbricas, la tecnología de sensado y el desarrollo de dispositivos inteligentes.

Definida por 5G Américas como una red de objetos físicos, máquinas, personas y dispositivos que habilitan la conectividad y las comunicaciones para intercambiar datos entre aplicaciones y servicios inteligentes, IoT permite una integración de lo físico y lo digital, además de generar un exponencial volumen de información. Las expectativas sobre esta tecnología son muchas, ya que la conexión entre tabletas, smartphones, vehículos, robots, motores, máquinas industriales, sensores y electrodomésticos, entre muchos otros dispositivos, es la base para desarrollar innovadoras aplicaciones, principalmente en transporte y logística, servicios públicos e industria.

De acuerdo con la consultora IDC, el segmento de IoT este año crecerá un 20% y alcanzará un volumen de negocios de US$ 800 billones, mientras que para 2021 sumará US$ 1,4 trillón, a medida que “las organizaciones continúen invirtiendo en el hardware, software, servicios y conectividad que lo habiliten”. En tanto, una encuesta de IDC realizada sobre 4.500 empresas a nivel mundial, indica que el 46% de las compañías de América Latina está familiarizada con la tecnología IoT, aunque sólo un 10% de ellas ha implementado una solución de este tipo y el resto tiene planes de adoptarla, con distintos niveles de sofisticación, en los próximos dos años. En contraste, el 30 % de las empresas en Estados Unidos y Europa ya cuenta con este tipo de soluciones.

“Los tres principales factores que aceleran la implementación de IoT en América Latina son la automatización de procesos, el aumento de productividad y eficiencia, y la reducción de costos operativos, algo que está muy alineado con los objetivos de negocios de las organizaciones”, expresa Diego Anesini, director de Enterprise para IDC América Latina. “Si bien en esta primera fase de implementación los objetivos pasan principalmente por la automatización, en una segunda etapa se podrá obtener mayor provecho conectando también sistemas de big data y analytics que permitan procesar la información, interpretarla y tomar decisiones. Entonces habrá mayor valor percibido desde el punto de vista de la innovación.”

Para el directivo de IDC, los principales desafíos hoy radican en los costos de implementación -no sólo en cuanto a la inversión en hardware y sensores, sino también respecto al cambio y adaptación organizacional que demanda este tipo de tecnología-; la seguridad de las redes y los dispositivos, y las limitaciones de la infraestructura existente -como telecomunicaciones y caminos-, tanto en las empresas como a nivel país.

“Por el momento IoT es algo emergente, aunque de rápido crecimiento”, afirma por su parte Ignacio Perrone, gerente de Industria de Transformación Digital de la consultora Frost & Sullivan, que para 2020 estima que habrá unos 50 billones de dispositivos conectados en el mundo, de los cuales el 80% serán sensores IoT. “A nivel económico, nuestras proyecciones indican un impacto económico de entre US$ 4 y US$ 11 trillones para 2025, según se trate de un escenario conservador o agresivo. El estimado para 2017, en tanto, es de unos US$ 200 billones; y para el principal país de América Latina, que es Brasil, esperamos un volumen de casi US$ 3 billones para 2020”, completa.

“El crecimiento de IoT estará en función de los niveles innovación económica para cada sector productivo de la economía, como también de iniciativas gubernamentales que apuntan a la creación de ciudades y edificios inteligentes -agrega Perrone-. Por ejemplo, la finalización del apagón analógico es un catalítico fuerte para el recambio de televisores por lo que redundará en un incremento en equipos inteligentes que pueden conectarse a Internet.”

Con esta visión coincide José Otero, director de 5G Americas -entidad que agrupa a proveedores de servicios y fabricantes de la industria de telecomunicaciones- para América Latina y el Caribe. “En estos momentos estamos en la fase inicial del crecimiento del Internet de las Cosas en América Latina y el resto del mundo -define Otero-. Segmentos verticales como transporte, seguridad y energía impulsarán la adopción de estas tecnologías alrededor del mundo. En el segmento masivo, el crecimiento se verá impulsado por vehículos conectados y electrodomésticos. Según cifras de Gartner, para sólo las conexiones inalámbricas de Máquina a Máquina crecerán de alrededor de 14 millones en 2014 a más de 160 millones en el 2024.”

Industria, transporte y servicios

De acuerdo con un relevamiento global de IDC, las industrias que este año están realizando las principales inversiones en IoT son manufactura (con un desembolso de US$ 183 billones), transporte (US$ 85 billones) y servicios públicos (US$ 66 billones). En cuanto a los casos de uso, para este año la consultora proyecta que las inversiones más significativas se radicarán en las operaciones de fábrica, monitoreo de carga, gestión de activos de producción, tecnología de red inteligente para servicios de electricidad, gas y agua, y edificios inteligentes. Mientras que estos últimos sectores se mantendrán hasta 2021 como los de mayor tamaño, el más rápido crecimiento lo experimentarán la adopción de tecnologías de hogar inteligente (19,8%), la automatización de las instalaciones de aeropuertos (33,4%), la carga de vehículos eléctricos (21,1%) y las prestaciones de marketing contextual (20,2%).

“Si bien a nivel mundial hemos registrado 49 tipos de uso diferentes para IoT, el 80% de los proyectos se concentra en servicios públicos, transporte, logística y manufactura”, sostiene Anesini. En México, por ejemplo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está incorporando medidores inteligentes de electricidad para reducir las fallas técnicas y no técnicas del consumo de usuario y así obtener ahorros.

A nivel geográfico, Asia Pacífico (excluyendo a Japón) será la región que concentrará las mayores inversiones en tecnología IoT, de US$ 455 billones para 2021. En segundo lugar, se coloca Estados Unidos (US$ 421 billones), seguido por Europa Occidental ($ 274 billones). Pero las regiones que experimentarán el mayor crecimiento en el gasto de IoT serán América Latina (21,7%) y Medio Oriente y África (21,6%).

¿Cuáles son las condiciones que posibilitan el desarrollo de este mercado? “Entre los factores globales y regionales que impulsan IoT se destacan la baja de los precios de los sensores, la miniaturización, la necesidad de reducir costos y hacer más eficientes los procesos, la conectividad ubicua y la necesidad de encontrar nuevos modelos de negocio que generen nuevas fuentes de ingresos”, explica Perrone, de Frost & Sullivan. Sin embargo, “todavía hay dudas con respecto a la seguridad, trabas regulatorias, falta de interoperabilidad de las soluciones y capacidades limitadas de las mismas”.