Una agenda sostenible para la vida en la tierra es necesaria: el daño causado por la actividad humana ha empeorado en los últimos 25 años.

El reporte elaborado por El Foro Económico Mundial: Harnessing the Fourth Industrial Revolution for Life on Land, que es parte de la serie Fourth Industrial Revolution for the Earth, explora las posibilidades que los cambios tecnológicos brindarían para proteger y restaurar ecosistemas y puntos riesgosos de la naturaleza. Se trataría de catalizar una nueva bioeconomía en línea con los objetivos Desarrollo Sostenible y del Convenio sobre la Diversidad Biológica del Protocolo de Nagoya.

Según argumenta los autores, como resultado de la gran aceleración en la actividad económica humana desde mediados del siglo XX, la vida en la tierra y sus activos biológicos (plantas, animales y ecosistemas) están bajo seria amenaza. La conclusión se basa en informes de reconocidas instituciones que investigan estos fenómenos:

  • La tierra está perdiendo su biodiversidad a tasas de extinción masivas. Una de cada cinco especies se enfrenta a la extinción y se estima que esta incidencia aumentará al 50% para fines de siglo a menos que se tomen medidas urgentes.
  • Un récord de 29,7 millones de hectáreas de cobertura de árboles se perdió en 2016.
  • Los niveles actuales de gases de efecto invernadero no se han visto en al menos 3 millones años.
  • Se registraron temperaturas récord en 2014, 2015 y 2016 y 2017.
  • En la próxima década, hasta el 30% de la producción de alimentos puede estar en riesgo debido al estrés hídrico inducido por el clima.

Una reestructuración radical de las innovaciones relacionadas con las ciencias biológicas sería una vía para desacelerar y revertir estos procesos.

La Cuarta Revolución como agente transformador

Al mismo tiempo que la expansión económica ha puesto una presión sin precedentes sobre los recursos del planeta, ha ocurrido una extraordinaria transformación en ciencia y tecnología. El Foro Económico Mundial ha denominado este período de innovación acelerada como el “cambio transformador en datos y capacidades tecnológicas, combinados con una fusión de los reinos digital, fisiológico y biológico”.

De esta forma, las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial serían los instrumentos transformadores para abordar un nuevo camino de desarrollo en que se vincule la investigación y la capacidad de desarrollo con un perfil sostenible de las cadenas de valor que minimice el impacto negativo sobre la biodiversidad.

La Cuarta Revolución Industrial tiene el poder de, por ejemplo, decodificar el ADN los seres vivos, aprender sus funciones y procesos y utilizar este conocimiento para regenerar ecosistemas.

Los científicos ahora comienzan a tener acceso a información que podría ser el motor de la próxima generación de nuevas tecnologías. Si los dividendos de este proceso se comparten de manera equitativa, se podría crear una bioeconomía inclusiva que brinde un importante flujo de financiamiento nuevo para la conservación y los esfuerzos de desarrollo sostenible centrados en la naturaleza.

Finalmente, además del efecto transformador en la industria y la sociedad, la Cuarta Revolución Industrial, es vista como la única, hasta ahora, capaz de mitigar los riesgos de su propia implementación.

WEF. 2018. Harnessing the Fourth Industrial Revolution for Life on Land: Towards an Inclusive Bio- Economy