Por: Belisario de Azevedo

Durante las Jornadas de Política Productiva del Ministerio de Producción y Trabajo, académicos, funcionarios y empresarios de la región y del mundo debatieron sobre los desafíos de construir una economía del conocimiento.

El 22 y 23 de octubre, el Ministerio de Producción y Trabajo de la República Argentina y el INTAL-BID dieron inicio a las Jornadas de Política Productiva, un nuevo espacio de intercambio entre académicos, funcionarios y empresarios de todo el mundo para el desarrollo de estrategias de transformación productiva ligadas a la economía del conocimiento.

Iniciando las Jornadas, Paula Szenkman, Secretaria de Transformación Productiva, anunció que Argentina está trabajando en una nueva ley para promover la economía del conocimiento. “La economía del conocimiento nos permitirá aumentar la productividad de forma transversal en toda la economía”, destacó la funcionaria. Para ello “estamos trabajando en un nuevo marco de incentivos a dichas actividades, así como instrumentos para el desarrollo de talentos, la reducción de los costos de exportar y la reinversión de utilidades hacia la innovación”. “La economía del conocimiento permitiría crear 700 mil puestos de trabajo en el país; 70% de los cuales son empleos de calificación media, que generarán oportunidades para un gran conjunto de la población”. También “buscamos multiplicar por 2,5 las exportaciones del sector”, aseguró Szenkman.

A su turno, Gustavo Beliz, Director del INTAL-BID, comprometió el apoyo del organismo internacional en el desarrollo de estrategias vinculadas con el conocimiento y la economía digital, en todos sus aspectos, “desde las oportunidades que brinda el comercio electrónico, hasta los desafíos de regular el intercambio de datos”. “Estamos viviendo un cambio exponencial muy acelerado que requiere repensar los modelos productivos y las estructuras actuales”, afirmó Beliz. Se avanza hacia “procesos híbridos que conjugan lo físico y lo digital, la biología con el conocimiento, la inteligencia humana con la artificial”. También se avanza en “una redefinición del concepto de trabajo, que abarca a todos los sectores, agricultura, manufacturas y servicios”. El desafío para el país, destacó Beliz, es “desarrollar una nueva Pampa azul, una Pampa de datos y conocimiento”. Pero para tener éxito en esta transformación es necesario reformar “un sistema educativo que se pensó en base a un modelo productivo diferente”, y “construir un marco de políticas basado en evidencia científica y focalizado no solo en los grandes aspectos de la macroeconomía, sino también en esas microdecisiones que tanto importan para el desarrollo de una economía del conocimiento”.

De esta manera, durante la primera jornada, se exploraron tres aspectos centrales para el desarrollo de una economía del conocimiento en la región: el desarrollo de habilidades para el futuro del empleo y la producción, la participación en las cadenas globales de valor (CGV) y la creación de ecosistemas de innovación.

Habilidades para el futuro del empleo y la producción

Graciana Rucci, Especialista de la división de mercados de trabajo y seguridad social del BID, subrayó que de lo que tenemos que hablar “no es de empleos del futuro, sino del presente, porque los problemas que tenemos son de hoy. Ya están aquí. Las habilidades están en el centro de la escena”. A su vez, la especialista aseguró que “sobra información sobre las habilidades y empleos, el desafío es utilizarla en forma inteligente para guiar las políticas”. Así, Rucci presentó un informe reciente del BID sobre datos de LinkedIn, donde se refleja una perspectiva matizada respecto a las habilidades digitales. Mientras que existe una creciente demanda por desarrolladores de software, la demanda por otras ocupaciones técnicas, como servicios de apoyo técnico, y por habilidades digitales básicas viene disminuyendo. En cambio, las habilidades centradas en el ser humano y las habilidades blandas resultan cada vez más importantes, en forma transversal a todas las ocupaciones.

En forma similar, Rodrigo Filgueira, Coordinador de proyectos del Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional (Cinterfor) de la OIT, destacó la importancia de desarrollar habilidades transversales de mayor nivel de abstracción y que sean transferibles entre procesos de trabajo. “La creatividad, la comunicación, el pensamiento crítico y la resolución de problemas son algunas de las más frecuentes”, afirmó Filgueira, para quien es necesario modificar los sistemas educativos y las prácticas pedagógicas para desarrollar estas habilidades. “Lo que proponemos es una enseñanza basada en la investigación y en la realización de proyectos. Debemos animarnos a innovar en los diseños curriculares”.

Por su parte, Ana Cusolito, Economista Senior del Banco Mundial, advirtió que los temores a que los robots les quitarán empleos a las personas han dominado la discusión sobre el futuro del trabajo. “Pero el trabajo está siempre en constante rediseño debido al progreso tecnológico, y es muy difícil predecir qué va a pasar; por lo tanto, hay que ser cautelosos sobre las predicciones sobre la disrupción”, aseguró la economista. “En general, la tecnología brinda oportunidades, allanando el camino para crear nuevos empleos, para aumentar la productividad y brindar servicios públicos efectivos”. En este contexto, el foco debe estar en la inversión en capital humano desde temprana edad y en incentivos a la formación permanente para aprovechar las oportunidades. Además, “los países en desarrollo deben enfrentar déficits no solo en las habilidades de los empleados, también en las habilidades gerenciales”, dijo Cusolito. Por otro lado, la intervención gubernamental también debe facilitar la adopción de nuevas tecnologías, con miras a “garantizar un acceso universal a la tecnología”, un aspecto en el que la región está en desventaja ya que los precios de productos tecnológicos son relativamente más caros en América Latina.

La participación en cadenas globales de valor de servicios y conocimiento

Neil Bachin, Research Fellow de Overseas Development Institute, se refirió a las oportunidades que la globalización y la fragmentación de las redes de producción han abierto para los países en desarrollo. “La participación en las CGV brinda oportunidades para que las empresas escalen a una producción de mayor valor agregado. Pero la naturaleza de la integración es importante y las empresas deben ser altamente competitivas en tareas específicas para participar efectivamente en las CGV”. A esto se suma “el rol cada vez más relevante de los servicios en la producción y el comercio que crea nuevos caminos para el desarrollo, además de la industrialización”, agregó Bachin. De hecho, el desarrollo de una economía de servicios ha sido una estrategia exitosa de creación de valor e integración a las CGV tanto en países desarrollados como en desarrollo.

Kati Suominen, fundadora y CEO de Nextrade Group, resaltó el rol del comercio electrónico como una vía potente de internacionalización de las empresas, especialmente para las PYMEs. “Las empresas que venden y/o compran en línea suelen participar más del comercio y muestran una mayor diversificación exportadora; en cambio, las empresas sin actividad digital en general no participan del comercio”, dijo Suominen, quien presentó un estudio realizado junto al BID sobre el comercio electrónico. En la región, además, “las empresas digitales crecen más rápido. Existen entonces indicios de un círculo virtuoso entre actividad digital, crecimiento y comercio”, argumentó la experta. El estudio también analiza los desafíos para que las PYMEs desarrollen el comercio electrónico en la región. “Son una combinación de problemas viejos, como financiamiento, barreras logísticas y aduaneras, y problemas nuevos, como la escasa comprensión de las regulaciones digitales”, resumió Suominen. La agenda de facilitación del comercio, incluyendo las Ventanillas Únicas de Comercio Exterior, son un aspecto fundamental, pero deben contemplar las especificidades de la operatoria del comercio digital y de servicios, así como la importancia de la logística de la última milla para el comercio electrónico.

Por otro lado, para Martín Rapetti, Director del Programa de Desarrollo Económico de CIPPEC, “así como hay metas de inflación, en la región se pueden tener metas de exportación” que sirvan para señalar un camino de desarrollo basado en la diversificación exportadora. “La literatura y las experiencias de otros países reflejan que mantener un tipo de cambio competitivo resulta indispensable”, resaltó Rapetti.

El desarrollo de ecosistemas de innovación

Avinash Vashistha, fundador de Tholons -consultora líder en el negocio de servicios internacionales-, fue claro: “la primera sugerencia que le hago a mis clientes es que no inviertan en lugares donde el ecosistema de innovación no está desarrollado”. Para el ex director de Accenture India -una oficina con alrededor de 200 mil empleados para que provee servicios TIC a nivel global- las nuevas tecnologías plantean desafíos tanto para los trabajadores, como para las empresas. “Estos desafíos solo se resuelven mediante una fuerte impronta en la innovación”. Y aunque, en su opinión, “la región se encuentra en una muy buena posición para atraer inversiones en servicios, debe trabajar en dos cuestiones centrales: innovación y startups”.

Por su parte, Tomás Castagnino, Director de Investigación Económica y Ciencia de Datos en Accenture, resaltó que la productividad no está estancada. “Existe una gran cantidad de ejemplos de empresas innovadoras que han logrado mejoras de productividad, mediante la adopción de nuevas tecnologías y el desarrollo de nuevos modelos de negocios basados en agregar valor a los datos”, afirmó el especialista quien compartió con la audiencia algunas de estas experiencias. Como Airbus, que “logró reducir los errores de colocación de asientos en aviones a cero, gracias a dispositivos de realidad aumentada”. O como Lego, que “logró cimentar su base de clientes, participando a sus fanáticos, por ejemplo, en el diseño de los juguetes”. O la empresa de logística y transporte Kuehne + Nagel que creó “un producto que monetiza los datos que genera su servicio tradicional de logística”, proveyendo servicios de predicción para optimizar cadenas de suministro y análisis para la industria de servicios financieros. Sin embargo, estos cambios innovadores muchas veces no se reflejan, o tardan en aparecer, en los datos de producción y productividad (ver Anexo sobre alcance y medición de la economía digital).

Los tres aspectos destacados, el desarrollo de habilidades, la internacionalización de los procesos productivos y los ecosistemas de innovación, han resultado claves, en menor o mayor medida, para facilitar una transformación productiva exitosa en Australia, Costa Rica y Colombia. Durante la jornada, Noel Campbell, Embajador de Australia en Argentina, Felipe Torres, Exgerente del Programa de Transformación Productiva de Colombia, y Sandro Zolezzi, Gerente de Investigación en la Agencia de Promoción de Inversiones de Costa Rica, compartieron experiencias concretas de transformación productiva en sus países. La experiencia del País Vasco, ligada en gran medida al desarrollo de clusters industriales donde conviven empresas, centros de investigación y de capacitación, también formó parte de las discusiones.

El rol activo del Estado en el desarrollo de estrategias y consensos de largo plazo, y en la implementación de políticas modernas y potentes de incentivo fue otro factor destacado de éxito en estos casos.

Tecno-optimismo, pero no inacción

La segunda jornada comenzó con una Conferencia Magistral de Sebastián Galiani, Profesor de la Universidad de Maryland y Ex-Secretario de Política Económica de la Nación, sobre el futuro de la producción y el trabajo.

“El siglo XX fue el siglo de lo gigante: comunicación satelital, plataformas de extracción de petróleo, aviones, inmensas fábricas de acero. Las mayores novedades del siglo XXI pueden venir en miniatura: la manipulación de moléculas y pequeñas piezas de ADN o las modificaciones genéticas. Otra área en que la pequeña escala tomará relevancia es la de las impresoras 3D, que permitirán la personalización masiva de los productos y servicios”, aseguró Galiani, quien también aseguró que la distancia será cada vez más irrelevante.

“Estos nuevos materiales y cambios en la forma de producir van a abrir oportunidades para el crecimiento”, pronosticó Galiani quien se definió como un optimista del cambio tecnológico. Pero “para aprovechar estas oportunidades al máximo, será clave desarrollar sistemas de crédito difundidos para lograr transformar, a bajo costo, ideas en emprendimientos exitosos. (…) Y la integración al mundo también resultará fundamental para valorizar los productos, accediendo a mercados ricos y más amplios”, subrayó el economista.

Estos cambios están generando una preocupación, que a su entender es exagerada, por los riesgos de la automatización. Pese a frases como “El fin del trabajo” (en referencia al libro de 1995 del economista Jeremy Rifkin), “es limitada la evidencia sobre i) la capacidad de las nuevas tecnologías para automatizar tareas hoy y ii) su impacto sobre los empleos”. “Es importante basar análisis en evidencia rigurosa, y no en ciencia ficción”, subrayó Galiani para quien la literatura existente indica que, aunque el efecto directo de la automatización es desplazar empleo, los efectos indirectos están yendo en sentido contrario, de forma tal que el resultado neto de la automatización es crear empleo.

Aunque esto no significa que no haya cuestiones de inequidad que sea necesario contemplar. “La mayor exposición a los robots reduce la participación del trabajo en el ingreso”. Entonces, “hoy más que nunca, trabajar en la construcción de habilidades resulta fundamental”. Como es difícil decir qué habilidades serán necesarias en el futuro, “el foco tiene que estar puesto más que en enseñar ciertas habilidades, en enseñar a aprender y a pensar”, destacó Galiani. También requerirá que los gobiernos provean una mayor protección social, “pero protegiendo a los trabajadores, no a los trabajos”.

Cooperación de enfoques diferentes

Para concluir, Jorgelina do Rosario, Editora de la agencia Bloomberg en Buenos Aires, moderó un panel multidisciplinario compuesto por Ernesto Schargrodsky, Rector de la Universidad Torcuato di Tella, Ernesto Stein, Economista principal del Departamento de Investigación del BID, Laura Jaitman, Deputy de Finanzas de Argentina en el G20, Julia Pomares, Directora Ejecutiva de CIPPEC, e Iván Petrella, Director de Argentina 2030.

En primer lugar, Jaitman resaltó la importancia del trabajo que está realizando Argentina en el marco del G20, y sobre todo la decisión de focalizar en el futuro del trabajo como una de las prioridades para el año.

Pomares, en cambio, resaltó la importancia de pensar en escenarios políticos del futuro. “Desde el T20, nos propusimos hacer un ejercicio de cómo va a cambiar la política en el futuro, ya que discutimos mucho sobre el trabajo y la educación del futuro, pero muy poco sobre la gobernanza política del futuro”, explicó la politóloga. Temas como la concentración o la dispersión del poder, la inclusión social, la gobernanza local y global resultan claves para construir escenarios políticos futuros.

Por su parte, Schargrodsky se refirió a los desafíos de la educación argentina, que “convive con problemas del siglo XX o XIX, como la muy baja graduación en la escuela secundaria”, y problemas del siglo XXI, relacionados con la formación continua y la falta de adaptación de la educación de grado al nuevo contexto del trabajo. “Necesitamos carreras de grado más cortas, flexibles y generalistas. No se puede pretender que un chico de 17 años elija su carrera para toda la vida en este nuevo contexto”, resumió Schargrodsky.

Stein insistió en la importancia de repensar la política productiva en la región, pensando más que en subsidios directos, en el rol del Estado como proveedor de bienes públicos que permiten desencadenar la innovación y la exportación en distintos sectores. “Un ejemplo relevante son las mesas ejecutivas al estilo de las peruanas, donde los actores en los distintos sectores dialogan en el diseño de instrumentos de incentivo y en el desarrollo de bienes públicos sectoriales”.

Finalmente, Petrella aseguró que Argentina 2030 no es un programa de proyección. “Es muy difícil proyectar a 12 años. Lo que buscamos es actualizar nuestras conversaciones, nuestros pensamientos; introducir ideas nuevas, pensamientos nuevos”, explicó el filósofo, quien ha coordinado discusiones innovadoras y multidisciplinarias sobre temas como Inteligencia Artificial, robots y carne sintética, entre otros. Petrella también destacó la importancia de generar una cultura de cooperación para lograr una transformación productiva y social exitosa; “una cultura del nosotros que permita incluir, pero que también sea lo suficientemente flexible para permitir disensos y negociaciones donde todos estén dispuestos a perder algo”. “Sin cooperación no hay desarrollo”, concluyó.

 

Anexo: Alcance y medición de la economía digital y la innovación en el G20 y en Argentina

La definición y medición de la economía digital y la innovación son primeros pasos ineludibles para comprender la magnitud de los desafíos y diseñar políticas exitosas. Rudi Borrmann, Subsecretario de Innovación Pública y Gobierno Abierto de Argentina, y Bernardo Díaz de Astarloa, Subsecretario de Desarrollo y Planeamiento Productivo, señalaron los importantes avances realizados en la agenda de Economía digital del G20 para promover buenas prácticas, intercambio de experiencias y formas de medición de la economía digital.

En particular, se lanzó un repositorio de políticas digitales, donde se podrán compartir políticas de digitalización entre los países del G20, que continuará durante la próxima presidencia de Japón, con foco en el rol de la Inteligencia Artificial. A su vez, se trabajó en una plataforma para la medición de la economía digital. “Existe mucha información sobre la economía digital, pero está mal organizada, dispersa. La clave es agruparla, centralizarla, hacerla accesible y explicarla”, concluyó Díaz de Astarloa.

Gustavo Arber, Director de ENDEI en el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, adelantó algunos resultados de la encuesta ENDEI (Encuesta Nacional de Empleo e Innovación) en la industria manufacturera. La encuesta estudió la dinámica de la innovación y el empleo en ciencia y tecnología en las empresas manufactureras argentinas. “Entre 60% y 65% de las empresas manufactureras realiza esfuerzos de innovación”, afirmó Arber. Estos son números elevados comparados con países desarrollados, “pero el grado de esfuerzo es mucho menor; las empresas invierten mucho menos, en porcentaje de sus ingresos, que sus pares en países desarrollados”.

En general, continuó el funcionario, “las empresas innovadoras (que realizan esfuerzos de innovación) generalmente tienen mayor vinculación con otras empresas e instituciones científicas y de conocimiento”. A su vez, exportan más, capacitan más a sus empleados, tienen áreas específicas de RRHH, utilizan más las TICs y las redes sociales y han demandado más empleo en los últimos años.

Por otro lado, la encuesta refleja que, tanto en empresas innovadoras como en el resto, el uso del e-commerce está muy poco difundido en el sector manufacturero argentino.