Con la participación de expertos locales e internacionales, el INTAL-BID realizó junto al INTA un seminario sobre la aplicación de la inteligencia artificial en el agro.

En el marco del tercer ciclo de charlas-debate sobre prospectiva tecnológica que organizan el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el INTAL-BID, el 12 de julio se llevó a cabo en Buenos Aires el seminario “Los algoritmos al servicio del agro”, que permitió reunir a funcionarios, empresarios e investigadores para discutir el futuro de la Inteligencia Artificial (IA) en la Argentina.

A lo largo de la actividad, distintos expertos locales abordaron las implicancias tecnológicas, económicas y sociales de la expansión de lA en el agro. En esta oportunidad, participó el especialista internacional Kevin LaGrandeur, investigador del Instituto de Ética y Tecnologías Emergentes (IEET), docente del New York Institute of Technolgy (NYIT), y coautor del libro “Surviving the machine age: intelligent technology and the transformation of human work”.

 

La apertura del seminario estuvo a cargo de Héctor Espina, Director Nacional del INTA, y Gustavo Beliz, director del INTAL-BID. Por su parte, Espina destacó la importancia de “recrear espacios para reflexionar sobre el futuro”, y agregó que “estamos pasando de una agricultura intensiva en agroquímicos hacia una intensiva en conocimiento, mediante el uso de una gran cantidad de datos que se transforma en información”. Según el funcionario, “el desafío es que las telecomunicaciones lleguen al campo para aplicar tecnología en el agro”. Antes, comparó: “la robotización era mecanización, mientras que ahora, con la IA, empiezan a surgir procesos de razonamiento que transforman no sólo las actividades productivas sino también el mundo laboral”.

En concordancia, Beliz aseguró que “estamos poniendo énfasis en el salto tecnológico exponencial y los cambios disruptivos, porque creemos que ambos son una oportunidad enorme para diversificar la matriz productiva local y porque, también, corremos el riesgo de quedar rezagados en los avances tecnológicos. No es un tema del futuro, es algo que ya está ocurriendo”, y apeló a la necesidad de tener un “enfoque humanista sobre la IA”.

En el actual escenario de transformación, Beliz destacó tres conceptos. En primer lugar, resaltó la necesidad de tener Estados y gobiernos activos, que desde la política pública se propongan establecer ventajas de innovación para los distintos sectores de sus economías, ya que “los procesos de automatización no se resuelven con derrames”. Al respecto, afirmó que América Latina “necesita desarrollar una estrategia regional de IA”. En segundo término, Beliz se refirió a la “dimensión ética” de la IA. “Si pensamos en la irrupción de máquinas que perciben y son capaces de autoaprender, no podemos dejar de lado lo ético; es preciso regular y establecer marcos apropiados para esta cuestión clave”, agregó. Por último, el director del INTAL-BID abordó el impacto de las nuevas tecnologías en el futuro del trabajo y la sociedad, que implica pensar “en qué medida la irrupción de una tecnología novedosa puede generar, destruir o reemplazar empleo”; a su entender, se trata de “un aspecto tridimensional, porque van a ocurrir estas tres cosas”. Y concluyó: “No hay sector de nuestras vidas que hoy no esté atravesado por la IA.”

Impacto IA

El seminario comenzó con la conferencia magistral de LaGrandeur, quien brindó un panorama de la situación mundial en cuanto a la adopción de IA y robótica, que “crece rápidamente porque trae beneficios para la industria en eficiencia, productividad y reducción de costos”. Entre 2016 y 2018, por ejemplo, el uso de robots en el sector manufacturero creció, en promedio, al 15% anual. Y si bien los procesos de automatización están presentes desde hace varias décadas, los robots actuales -más flexibles y que incorporan los avances de la IA- pueden sustituir trabajo humano. Lejos de una visión pesimista, el especialista planteó para el largo plazo un escenario laboral en el cual habrá una mayor interacción entre los hombres y las máquinas en el espacio laboral, al tiempo que se crearán nuevas categorías de empleos que hoy no podemos imaginar. “Estos nuevos trabajos, con una mayor integración de tecnología, potenciarán las capacidades humanas”, admitió.

 

Sin embargo, según La Grandeur, el desafío clave se plantea para el corto plazo. “¿Qué podemos hacer como sociedad para los trabajadores que son reemplazados por máquinas? En particular, para los trabajadores que realizan tareas manuales y repetitivas, quienes están más en riesgo de ser reemplazados”, reflexionó. En particular, se trata de mitigar el impacto de la automatización en el mercado de trabajo. De acuerdo con el especialista, los líderes sociales y los gobiernos deben comenzar a buscar soluciones posibles para el desplazamiento laboral. Algunas medidas deberían ser, por caso, capacitar a la gente para “que pueda tener mejores trabajos”. Es decir, educar para la realización de aquellos empleos y tareas que son difíciles de automatizar, como los relacionados con las “habilidades blandas” o la gestión, y brindar reentrenamiento para el trabajo colaborativo con las máquinas inteligentes. Otra medida, consideró LaGrandeur, es acortar la semana laboral a seis horas de trabajo por día, lo que permitiría aumentar la demanda laboral, y aunque afectaría los costos, esto sería compensado “ya que la gente es más productiva de esa manera”. Por último, también mencionó la posibilidad de explorar la aplicación de un Ingreso Básico Universal, financiado por ejemplo por un impuesto a los robots, como propuso el fundador de Microsoft, Bill Gates. “El desafío es tremendo: necesitamos actuar globalmente, porque se trata de un problema global”, sostuvo.

En conversación con la periodista Nora Bar, el autor también abordó algunos dilemas éticos que plantea la IA, vinculados con la seguridad -“porque algunas innovaciones que funcionan en animales no siempre funcionan en las personas”- y privacidad -“porque algunos dispositivos permitirán tener acceso al cerebro de las personas”, advirtió-. Otros desafíos se relacionan con quién se hará responsable por los errores que pueda cometer la IA (como los vehículos autónomos o dispositivos médicos inteligentes); quién resultará beneficiado por la IA; qué código de ética se usará para regular la IA; en qué medida los trabajadores podrán negarse a utilizar implantes tecnológicos para trabajar, y qué peligros puede traer, eventualmente, la implantación de esos dispositivos.

La nueva agricultura

Del primer panel de discusión, llamado “Argentina en busca de la agricultura exponencial”, participaron Guillermo Salvatierra, CEO y gerente general de la plataforma tecnológica de servicios para el agro Frontec; Ricardo Garro, de la Estación Experimental Agropecuaria Anguil-INTA, y Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA. Este panel fue moderado por la periodista Jorgelina Traut.

 

El titular de Frontec, que pertenece a la empresa estatal Invap, dijo que “el anterior modelo de crecimiento de productividad en agricultura basado en biotecnología, mecanización y ´revolución verde´ está en crisis: ya no alcanza, frente a los 9.700 millones de habitantes que habrá en 2050 y los desafíos medioambientales”. El empresario agregó que “las nuevas tecnologías son parte de la solución para lograr aumentos de productividad a través de la información”. Al respecto, dio el ejemplo de Frontec, una plataforma basada en la nube que combina el uso de tecnologías de comunicación, informática, software, tecnologías aeroespaciales, big data e IA para ayudar a mejorar la toma de decisiones de los productores frente a dos desafíos claves del agro: los espacios heterogéneos y la variabilidad temporal. A través del procesamiento de información que proviene de diversas fuentes y sensores remotos, Frontec constituye un soporte que permite decisiones de negocio y producción más certeras.

Posteriormente, Ricardo Garro comentó que la Estación Experimental Anguil-INTA está desarrollando un prototipo de robot móvil para la ganadería, que combina Internet de las Cosas (IoT), robótica e IA para una ganadería inteligente. “La buena noticia es que no hay que inventar todo de cero y que el software de robótica móvil que se utiliza (ROS) es gratuito, libre”, dijo. “La Argentina tiene a disposición algoritmos de última tecnología sin costo, lo que facilita enormemente este tipo de innovación”, completó.

El científico detalló cómo funcionaría esa aplicación. “El primer paso es el desarrollo de un robot móvil que mapea la superficie y aprende, respondiendo en función de los cambios en el ambiente -amplió-. El segundo paso es usar tecnología de IoT, para lo cual se están desarrollando comederos que puedan pesar de manera automática la cantidad de comida que contienen. Esto, más un chip en la oreja de cada animal, permitirá saber exactamente cuánto, la cantidad de veces y cuando comió cada animal, y cuál fue el impacto en su peso, permitiendo luego evaluar y optimizar la eficiencia de la alimentación. El robot inteligente serviría para llenar automáticamente los comederos en base a la información sensorial.”

El director del Instituto de Clima y Agua, en tanto, dijo que el INTA está trabajando “en forma incipiente en el uso de big data e IA para la realización de pronósticos climáticos, lo que permite evaluar riesgos, mejorar los seguros y facilitar información a productores, entre otros aspectos”. Al respecto, fundamentó: “Hoy existe en el mundo un potencial de duplicar los rindes actuales, mejorando los genotipos de las plantas y mejorando la adaptación a la variabilidad ambiental (clima, agua, espacio). Donde más se invierte hoy es en modificación genética; sin embargo, es el ambiente lo que más podría aumentar los rindes, incluyendo modificaciones genéticas orientadas al ambiente, como variedades más resistentes a la sequía, por ejemplo. De la misma forma, la inversión en IA debe estar orientada al ambiente”. En cuanto al uso de la IA en el futuro, recordó que “las tareas más técnicas van a poder ser realizadas por máquinas, pero el espíritu crítico y la multidisciplinariedad no pueden ser reemplazados”.

El rol de la política

Moderado por Ana Inés Basco, especialista en Integración del INTAL-BID, el segundo panel llamado “IA: un asunto de Estado”, abordó la aplicación de políticas públicas en este ámbito. Como expositores participaron Fernando Peirano, vicepresidente del departamento de Ciencia, Tecnología a Innovación de la Unión Industrial Argentina; Leandro Lombardi, responsable del Programa de Ciencia de Datos de la Fundación Sadosky; Federico Marty, responsable de la Plataforma Global de Datos e IA de Microsoft Argentina, y Martín Villanueva, director de Estudios del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt).

Peirano, de la UIA, se refirió a los desafíos, complementariedades, riesgos y oportunidades que abren las nuevas tecnologías para los Estados e instituciones. “¿Cómo articulamos lo conocido con lo nuevo, lo que tenemos con lo que está por venir?”, se preguntó, con el objetivo de que la política pública pueda incentivar un proceso de desarrollo mediante el uso de ciencia y tecnología. “Los Estados tienen entonces la difícil tarea de moverse en la dirección adecuada y hacia la oportunidad conveniente. No es la primera vez que tenemos una revolución tecnológica, y una enseñanza es que los países cuyas instituciones se mueven más rápido y de la mejor manera son los que sacan un mejor provecho y ganan una posición competitiva que antes no tenían”, sostuvo.

“En los países en desarrollo el desafío del Estado es trabajar en la última milla, para que esto tengo un impacto económico y social”, agregó, y puso como ejemplos la inversión en infraestructura de telecomunicaciones (como el estándar 5G) y la regulación del acceso a los datos. Uno de los retos del actual escenario de cambio tecnológico consiste en “pensarnos no sólo como usuarios de tecnología, sino también como productores de soluciones y de estrategias para implementar estas tecnologías”, afirmó. “En la Argentina, debemos ser más creativos, con más acuerdos sociales para regenerar los sistemas productivos y sociales”, expresó. Otras dimensiones de trabajo para el Estado son “la formación y la capacitación, con agendas específicas para cada nivel”, así como también el aspecto financiero, “ya que en estos contextos surgen burbujas que deben regularse, y las nuevas empresas tienen criterios diferentes de valuación”.

Lombardi destacó que la Fundación Sadosky -depende del Mincyt, Cessi y Cicomra– identificó a las TICs como un espacio de “oportunidades”. El funcionario precisó: “El agro adquiere tecnología, es innovador y pujante, por lo cual es importante que el talento local desarrolle soluciones para este sector”. Citó el caso de la plataforma abierta Palenque -una iniciativa de la Fundación Sadosky- sobre la cual se pueden crear distintas aplicaciones para este segmento de la economía. Al mismo tiempo, aludió a la necesidad de que se adquieran y utilicen los desarrollos locales de IA. “Es la mejor manera de retener talento.”

El directivo de Microsoft, por su lado, enfatizó: “La clave de la transformación actual es la digitalización del universo, y a veces no somos conscientes de qué está ocurriendo”. El ejecutivo presentó casos de uso de tecnología de IA, integrada con sensores y Big Data, en distintos sectores de la economía, como el agro, siderurgia, salud y comercio minorista. En este contexto, destacó el perfil del científico de datos, una especialidad “muy demandada actualmente, sobre todo por las empresas internacionales. Por eso, un rol del Estado es fomentar su formación desde las universidades y estrategias para retenerlo”. Y afirmó que “la IA tiene que ser un instrumento para colaborar, no para reemplazar a las personas”.

Desde el Mincyt, Villanueva destacó que actualmente se está trabajando en el desarrollo de un plan específico de IA para la Argentina, con horizonte al 2030. “Se está haciendo un repaso de los distintos planes de IA que están desarrollando otros países, como China y Estados Unidos, que están liderando esta carrera”, indicó. Las líneas de trabajo del plan incluyen la regulación (como propiedad intelectual, certificaciones, estándares, manejo de los riesgos, protección de datos y seguridad); desarrollo y financiamiento (presupuesto de I+D, atracción de inversiones); educación; impacto en la sociedad y concientización.

Otros objetivos del plan nacional de IA apuntan a formar una red nacional de expertos, formalizar nodos especializados en IA, promover la economía de escala y generar espacios de intercambio e información. “También estamos trabajando en la plataforma de conocimiento Antena Tecnológica para IA, que incluirá información sobre tecnologías de Machine Learning, Deep Learning, procesamiento de lenguaje natural, redes neuronales, reconocimiento de patrones y nuevas aplicaciones”, adelantó Villanueva.