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La capacidad china en el ámbito de la ciencia y la tecnología está creciendo rápidamente, pero ¿qué está provocando este crecimiento? En este artículo, se analizan los motores del veloz crecimiento de China en materia de insumos para la innovación (por ejemplo, la I+D) y de resultados de la innovación (por ejemplo, patentes y trabajos de investigación). Un examen de la literatura sobre el tema revela que las políticas que incentivan los insumos para la innovación y las fuerzas del mercado son motores clave de la innovación china. A la inversa, las políticas chinas orientadas a promover la producción de patentes resultan, en gran medida, ineficaces. Sin embargo, los avances más innovadores realizados no se miden en función del número de patentes o trabajos de investigación. En China ha surgido una innovación difícil de medir, que comprende innovaciones incrementales o modulares o que implica una nueva arquitectura de procesos o productos (Ernst y Naughton, 2007; Breznitz y Murphree, 2011; Nahm y Steinfeld, 2014). A modo de conclusión, se ofrecen sugerencias para otros países en desarrollo destinadas a facilitar estas formas de innovación en su territorio.
El proceso de transformación tecnológica de China se ha acelerado durante la última década. Como parte del plan nacional para convertirse en líder mundial en ciencia y tecnología, esta transformación ha priorizado un cambio de la investigación gubernamental a la empresarial y de la adopción de tecnología extranjera a un modelo de “innovación autóctona” (Ministerio de Ciencia y Tecnología de la República Popular China, 2006; McGregor, 2010). Son tres los principales motores de la innovación en China: la competencia en el mercado, las políticas que promueven la producción de insumos para la innovación y las políticas que incentivan los resultados de la innovación (Warner, 2015).
China ha pasado de un sistema de innovación centralizado a una red de políticas sobre innovación focalizada en estimular la investigación por parte de las empresas para mejorar la comercialización de nuevas tecnologías (Cao, Suttmeier et al., 2006; Liu, Simon et al., 2011). China, que históricamente dependió de la incorporación de tecnología extranjera, ha reconocido su deficiencia a la hora de desarrollar nuevas tecnologías comerciales y ha elaborado planes para superarla mediante la promoción de la innovación autóctona (Cao, Suttmeier et al., 2006). Esta iniciativa política fomenta el desarrollo nacional de nuevas tecnologías y reemplaza las políticas anteriores centradas en la incorporación de tecnologías extranjeras (Cao, Suttmeier et al., 2006). Las políticas de innovación están concebidas para impulsar a China a cumplir con su meta de convertirse en líder mundial en tecnología en términos de producción de patentes y artículos de investigación (Ministerio de Ciencia y Tecnología de la República Popular China, 2006).
Este ambicioso plan para el desarrollo de la ciencia y la tecnología estuvo precedido por formas de innovación que evolucionaron de manera orgánica. Tales formas de innovación, que no son fáciles de medir, se centran en menores costos, velocidad de comercialización, tecnología modular o arquitectura de productos (Ernst y Naughton, 2007; Breznitz y Murphree, 2011; Nahm y Steinfeld, 2014). Las empresas chinas han logrado esto integrando segmentos del espectro de la investigación y el desarrollo, la manufactura y elementos del diseño de productos (Ernst y Naughton, 2007; Nahm y Steinfeld, 2014). A diferencia de la innovación disruptiva o radical de productos (Christensen, 1997), estas otras formas de innovación están más al alcance de la mayoría de las naciones y se basan en las fortaleza de las condiciones económicas y el nivel de capacidad técnica de cada nación.
El artículo está dividido en tres secciones: indicadores de la innovación china y comparaciones internacionales, los motores de esta innovación y las enseñanzas para otros países.