Innovación e integración regional fueron el eje del Coloquio de INTAL que contó con la participación del embajador de Estados Unidos, Noah Mamet, el Jefe de Gabinete de la Argentina, Marcos Peña y el Ministro de la Producción, Francisco Cabrera.

 

¿Cuáles serán los próximos cambios tecnológicos que tendrán un impacto exponencial y seguirán alterando las formas tradicionales de comercio e intercambio en el mundo? ¿Cuáles son los desafíos que representan las nuevas tecnologías para la integración con la región y el mundo?

El 30 de junio se llevó a cabo el Coloquio de INTAL de Invierno organizado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), del Departamento de Integración y Comercio (INT) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto al Ministerio de la Producción de la República Argentina y el Diálogo Interamericano, en el que diversos especialistas de la región compartieron su experiencia en el diseño de políticas que estimulen la creatividad, potencien las alianzas público-privadas y superen los desafíos que presenta la innovación tecnológica.

La apertura del evento estuvo a cargo de Gustavo Beliz, Director del INTAL, quien invitó a repensar la integración regional y local a partir de un ejercicio que implica “aprender, desaprender y reaprender” el concepto clásico de integración, dado que estamos en una etapa de integración exponencial vinculada, esencialmente, a la innovación. Asimismo, resaltó que la diversificación de las exportaciones es fundamental para la creación de empleos de calidad y para sentar las bases de un desarrollo sustentable. Políticas comerciales proactivas y cuidadosamente planeadas se vuelven cada vez más necesarias para elevar la productividad, la competitividad y ganar nuevos mercados.

En esa misión las nuevas tecnologías cobran un rol protagónico. Las técnicas de producción se modifican y generan una verdadera metamorfosis en la manera en que los países se relacionan unos con otros a partir de cadenas globales de valor cada vez más complejas y sofisticadas. Fenómenos glocales (globales + locales) se entremezclan en una integración donde las fronteras se desdibujan al ritmo que crece la interconectividad. Esto demanda una nueva institucionalidad que coordine esfuerzos y construya una agenda común que haga gobernable el proceso. “Integración se escribe con doble N de Innovación”, concluyó y destacó el impacto de algunas de las nuevas tecnologías en la producción y el comercio, entre las que mencionó la inteligencia artificial y la robótica, la impresión 3D y la fabricación digital, la nanotecnología, big data y el internet de las cosas.

A continuación, Noah Mamet, Embajador de Estados Unidos en Argentina, destacó la iniciativa del INTAL de discutir sobre la transformación productiva de la región y resaltó la coincidencia entre ambos países acerca de la importancia de las pequeñas empresas y de los micro-emprendimientos para el desarrollo de sus economías. Sostuvo que la capacidad del capital humano es un elemento fundamental para las decisiones de inversión y que Argentina y la región disponen de sobra de ese recurso, al tiempo que Buenos Aires podría convertirse en el hub tecnológico de América Latina. El Embajador focalizó además en el enorme potencial de desarrollo de tecnologías limpias que tiene la región y en particular Argentina. Se trata de un sector que puede dar un importante estímulo al crecimiento económico armónico con el medio ambiente y a la innovación.


Michael Shifter
, Presidente del Diálogo Interamericano (IAD), indicó que es necesaria una transformación productiva que le permita a América Latina trascender la dependencia que sus países aún tienen de los commodities. Para ello, es menester una transición hacia una mayor innovación tecnológica, en función de los recursos naturales y humanos existentes. El rol del Estado y de una educación de calidad es fundamental para esa aspiración, para lo que se requiere mejorar la calidad de las políticas públicas. Del mismo modo, indicó que la región debe superar las divisiones y generar políticas comunes que le permitan avanzar hacia el desarrollo e incrementen el bienestar de sus ciudadanos.

 

 

En el cierre del acto de apertura, Marcos Peña, Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación de la República Argentina, cerró el primer panel focalizando en los cambios profundos que se vienen desarrollando con relación a la forma en que las personas se comunican después de la explosión exponencial en el uso de los nuevos medios y de las redes sociales En ese sentido, resaltó la importancia de una transformación que alcance las políticas y las instituciones, al tiempo que la integración y el trabajo conjunto representan una oportunidad para reducir sustancialmente la desigualdad y alcanzar la pobreza cero. Como reflexión final, sostuvo que es fundamental comprender que las nuevas tecnologías y la innovación pueden redundar en alcanzar sociedades más justas y equilibradas.

El evento contó con la presencia de Rafael Salazar, Director de MIT Innovators Under 35 a nivel global, quien describió las tecnologías de frontera que mayor impacto tendrán en nuestras vidas en los próximos años (ver nota aparte).

En el tercer panel se presentaron las tendencias globales y los escenarios futuros para América Latina. La primera intervención correspondió a Sergio Bitar, ex Ministro de Minería, Educación y Obras Públicas de Chile, Socio Senior del Diálogo Interamericano y Director del Proyecto “Tendencias Globales y Escenarios Futuros”. Bitar sostuvo que los países latinoamericanos necesitan adquirir una capacidad de reflexión en temas estratégicos. Para ello, resaltó que no basta una mirada nacional ya que el futuro dependerá de la capacidad de anticipación global, levantar la mirada y superar el corto plazo. Indicó que se requiere de prospectiva, es decir, explorar escenarios futuros plausibles, detectar las tendencias globales y los principales procesos impulsores de cambio, utilizando un análisis interdisciplinario, métodos eminentemente cualitativos y consultando expertos que ayuden a comprender fenómenos complejos y la interacción de distintos sistemas. En síntesis, explorar escenarios de forma tal que en la región se puedan identificar las áreas en las que se suscitarán los cambios.

Asimismo, presentó un plausible grupo de objetivos estratégicos para América Latina. Entre ellos mencionó, el afianzamiento democrático, la transformación productiva, la inclusión social para reducir la pobreza y la desigualdad, la cooperación e integración latinoamericana y los temas vinculados al cambio climático, como la seguridad alimentaria, la prevención de desastres, las exportaciones de alimentos y la disponibilidad de agua.

Por último, destacó las ventajas y debilidades de América Latina ante este escenario de cambios acelerados. Entre las primeras, resaltó que AL es una región democrática, una zona de paz y con abundantes recursos naturales. Como debilidades marcó la baja productividad y la brecha creciente con Asia, alta desigualdad, escasa integración regional, ineficiente gestión del Estado, magros niveles de calidad educativa y la falta de instrumentos de análisis de prospectiva, necesarios para efectuar democráticamente una discusión de los objetivos estratégicos de los países.

 

 


Federica Gómez Decker, Especialista en Integración y Comercio del BID, describió la participación de América Latina y el Caribe en el comercio global de servicios y sostuvo que es necesario que la región aproveche las oportunidades que ese comercio ofrece, como ser la de diversificar la oferta exportable hacia sectores más intensivos en conocimiento y tecnología e insertarse de forma efectiva en las cadenas globales de valor. Su exposición se concentró en la experiencia de Uruguay al respecto y las lecciones aprendidas durante el proceso. En ese sentido, recalcó que es clave trabajar activamente en la mejora del marco regulatorio nacional para contribuir a mejorar las condiciones del ambiente de negocios para las empresas de servicios globales, así como desarrollar capacidades gubernamentales para atender el sector. Entre los desafíos que se presentan remarcó el de superar las limitaciones estadísticas sistemáticas, la escalabilidad de operaciones y capital humano, adaptar el marco normativo y conocer en mayor profundidad el sector.

En el último panel, Lucio Castro, Secretario de Transformación Productiva de la República Argentina, reflexionó sobre el momento que atraviesa la economía argentina y describió el contexto internacional actual. Castro destacó que Argentina necesita un plan productivo nacional que establezca una estrategia a largo plazo. Sostuvo que la forma de llegar al objetivo de pobreza cero es a través de la generación de empleos de calidad. Al respecto, indicó que se requieren, en primer lugar, políticas transversales orientadas a tener un suministro adecuado de energía, mejorar el transporte y la logística, reducir la carga tributaria sobre las empresas y la implementación de programas de incentivo a las inversiones y las exportaciones, en segundo lugar, acceso a financiamiento a tasas razonables y a largo plazo, y tercero, un marco regulatorio adecuado. Esto requiere esfuerzos de reconversión conjuntos entre el sector privado y el sector público, orientados a capturar el potencial de competitividad de la economía, mediante la reducción de imperfecciones y obstáculos a nivel sectorial.

La exposición de Castro contó con los comentarios de Jorge Forteza, Profesor de Competitividad de Empresas, Regiones y Países de la Universidad de San Andrés, y Alejandro Díaz, CEO de la Cámara de Comercio de EE.UU. (AmCham). Forteza, sostuvo que el aprovechamiento de las nuevas tecnologías presenta la oportunidad a América Latina de salir de “la trampa de los países con ingresos medios” y que el desafío es poner high tech (alta tecnología) a lo que es low tech (baja tecnología). Para ello dijo que habría que cambiar el modelo de producción y pensar cuáles serán los motores de crecimiento futuro. Resaltó la necesidad de incorporar tecnología a sectores como el agropecuario, las ciencias de la vida, minería y energía, manufacturas especializadas, servicios basados en el conocimiento y turismo e infraestructura. Por su parte, Díaz destacó algunos elementos que favorecen la transformación productiva. Entre ellos mencionó, el rol de las instituciones, la reconstrucción de la identidad nacional, la necesidad de redefinir el rol del Estado con reglas del juego claras que favorezcan la creación de empleo formal, el rol del empresario como principal creador de puestos de trabajo de buena calidad y la importancia de que los empresarios piensen colectivamente y se profundice la interacción público-privada.

 

 

Según el análisis de Gustavo Crespi, Especialista Principal en Ciencia y Tecnología de la División de Competitividad e Innovación del BID, presentó algunos aspectos del libro “La innovación y la nueva economía de servicios en América Latina y el Caribe: Retos e implicaciones de política”, (https://publications.iadb.org/handle/11319/7273?locale-attribute=es) publicado por el Banco en octubre de 2015. Hizo notar que las razones de que la productividad de la región sea baja y esté en retroceso se encuentran en el sector de servicios, el cual emplea a más del 60% de los latinoamericanos. En esa línea, Crespi destacó cuáles son las tres vías para aumentar la productividad: reasignar recursos hacia empresas de servicios de mayor productividad, aumentar la productividad de las empresas de servicios a través de mejoras en la eficiencia estática en la asignación de los recursos y, por último, generar nuevos servicios intensivos en conocimiento. Precisamente en estos últimos, los recursos naturales tienen el potencial de convertirse en una plataforma de innovación y cambio estructural en América Latina y el Caribe, a través del desarrollo de empresas de servicios intensivas en conocimiento.

A continuación presentó los factores que están detrás del éxito de esas empresas de servicios, como la adaptación de tecnologías a las condiciones específicas del entorno, la construcción de redes formales e informales con proveedores y usuarios dentro de la cadena de valor, y con actores en la ciencia, la disponibilidad de capital humano, el involucramiento en redes globales de conocimiento, I+D que supere el 10% de las ventas y protección de la propiedad intelectual generada. Por el contrario, sostuvo que los factores que limitan el éxito de este tipo de empresas son problemas de asimetrías de información, resistencia al cambio en los demandantes de soluciones, pobre infraestructura tecnológica, limitado capital humano avanzado y limitado entendimiento de los policy makers sobre que lo que necesitan estos sectores.  En su opinión, “los servicios llegaron para quedarse”, por lo que mejorar su eficiencia es central, dado su impacto agregado sobre la productividad. Asimismo, políticas de competencia y regulatorias son claves para mejorar la asignación de los recursos dentro del sector, el cual también requiere de políticas públicas activas y focalizadas para promover la innovación. La región tiene una oportunidad en el desarrollo de nuevos sectores de servicios intensivos en conocimiento a partir de la plataforma de recursos naturales.

 

 

A la intervención de Crespi le siguieron los comentarios de Julissa Reynoso, ex Embajadora de Estados Unidos en Uruguay, y Sergio Kaufman, Presidente de Accenture. Reynoso se centró en el papel de una inteligente política promotora de la innovación en el caso de Estados Unidos. Así, destacó que muchas de las empresas que hoy son líderes en el segmento tecnológico, en sus comienzos, cuando eran un small business, contaron con el apoyo financiero del gobierno, así como lo ha tenido la compleja red de desarrollo científico y tecnológico en ese país a través de instituciones como la National Science Foundation. Por su parte, Kaufman presentó la experiencia de Accenture con la innovación y las nuevas tecnologías. Informó que en Argentina esta empresa está produciendo 25 robots por mes. Sostuvo que la región no puede igualar los costos de otros competidores, como por ejemplo India, por eso apunta al salto tecnológico que es el que otorga un diferencial que le permite atraer clientes. En ese sentido, se genera una segunda línea de empleos que es el que conforman los desarrolladores de robots. Comentó las dificultades al momento de la planificación por la gran velocidad en la que se dan los cambios tecnológicos.

 

 

El cierre del evento estuvo a cargo de Francisco Cabrera, Ministro de Producción de la República Argentina quien describió el estado de situación de la transformación productiva y resaltó el renovado interés por invertir en Argentina. Asimismo, sostuvo que el problema más serio es el de la demanda de empleo formal para el cual la inversión entiende que es la solución estructural que permita generar empleo de calidad. En consonancia con ello, indicó que se necesitan mejores condiciones de crédito y trabajar hacia una menor carga impositiva, al tiempo que se debe apuntar a una mayor integración y coordinación regional con los países de la Alianza del Pacífico. También anticipó que la Argentina negocia con Colombia un acuerdo para exportar automotores.

Los asistentes reunidos en el INTAL-LAB coincidieron en que es necesario generar una agenda regional de innovación productiva como pilar para el desarrollo y el crecimiento con inclusión social. También acordaron que es esencial incorporar al proceso productivo y a las cadenas de valor regionales nuevas tecnologías que permitan elevar la competitividad tanto en sectores económicos tradicionales vinculados a los recursos naturales como también en los servicios y las nuevas energías renovables.