El último número de la Revista Integración & Comercio analiza la transformación de la economía china, el rol de la innovación y las políticas de transferencia tecnológica que pueden impulsar la productividad en América Latina.

China se ha propuesto estrechar distancias con las potencias tradicionales en el ámbito industrial, tecnológico y científico, para alcanzar mayores estándares de desarrollo a comienzos del siglo XXI. Su posicionamiento en el sistema internacional por medio de su emergencia económica, ha estado estrechamente vinculado a su impulso en educación, y en paralelo ha generado una estrategia de intensificación de su influencia cultural en regiones que tienen una renovada importancia para sus intereses como América Latina.

 

La investigación de Pamela Arostica, de la Universidad Libre de Berlín, publicado en MADE IN CHI-LAT (el último número de la Revista Integración & Comercio), es analizar las políticas en educación, investigación y desarrollo adoptadas por China para transitar a la sociedad del conocimiento, y la conexión de este proceso, con el despliegue de su soft power cultural en América Latina.

Efectivamente, en los últimos años China ha implementado políticas claves para convertirse en una nación impulsada por la innovación para el año 2020. Y a pesar de que Estados Unidos y la Unión Europea siguen encabezando a nivel internacional la inversión destinada en I+D al 2015, es relevante la competitividad de los países emergentes con la primacía de China. Por ejemplo, la proporción de investigadores de los países en desarrollo pasó del 30% el 2002 a 38% el 2007 y dos tercios de este aumento fueron por el impulso de China. En tanto la proporción de las publicaciones producidas por China se multiplicó por más de dos en ese mismo período, pasando del 5,2% al 10,6%. (UNESCO. 2010). En base a un estudio de UNESCO del 2015, se observan cuatro indicadores que ponen de manifiesto el progresivo avance de China, en: el aumento en su porcentaje mundial del PIB; el Gasto Bruto Nacional en I+D (GBID); cantidad de investigadores; y de publicaciones.

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