¿Pueden el estudio del cerebro y del comportamiento humano mejorar la eficiencia de las políticas públicas de comercio e integración? ¿De qué forma pequeños cambios de comportamiento pueden generar enormes ganancias en los procesos de integración?
El aporte de la neurociencia a nuevas áreas del saber y sus aplicaciones son un foco de atracción e interés cada vez mayor, fundamentalmente en temáticas relacionadas con el comercio, la cooperación, la economía del comportamiento y las negociaciones internacionales. Los cambios acelerados que observamos a diario en el mundo actual requieren de una mirada estratégica que considere elementos intangibles, como el capital humano, claves en toda negociación.
El panorama del comercio internacional se caracteriza por un conjunto de tratados conocidos como el Spaghetti Bowl, en cuya superación y para que incorporen elementos positivos para el desarrollo hace falta una mirada estratégica que haga también hincapié en los elementos intangibles de toda negociación, donde el estudio del comportamiento ha permitido realizar a la economía avances asombrosos.
Un antecedente importante es el trabajo de Camerer et al. (2005). Los autores sostienen que “el cerebro controla el comportamiento humano y las decisiones económicas no son la excepción”. Eso incluye las decisiones sobre cómo nos integramos y con quién comerciamos. Fehr y Rangel (2015) explican cómo el uso de las herramientas de los neurocientíficos puede contribuir a dilucidar los procesos de toma de decisiones, la propensión a interactuar, a establecer sociedades y alianzas estratégicas. En la misma línea, Hsu y Yoon (2015) analizan desde la neurociencia el comportamiento de los consumidores y relacionan los patrones de comercio con factores de comportamiento vinculados a la captación de atención y a los procesos de memoria.6 Por su parte, Wong y Yazdanifard (2015) describen la importancia de la neurociencia como herramienta para construir liderazgos.
Todos temas de suma relevancia para el fortalecimiento de la relación entre los distintos países de la región que fueron tratados en el evento central del INTAL por dos especialistas de máximo nivel internacional. Facundo Manes, Médico y Rector de la Universidad Favaloro, y Simon Ruda, Director de Asuntos Internos, Seguridad y Desarrollo Internacional del Behavioural Insights Team del Reino Unido, compartieron el panel que llevó el título de “Nuevas Habilidades, Nuevas Convergencias”.
¿Por qué es importante y cómo potenciar el desarrollo del capital mental?
La exposición de Manes se centró en presentar la importancia del capital mental como principal recurso y riqueza de un país en lugar de los recursos naturales y financieros, los que ocupaban una posición central en el pasado. El capital mental comprende los recursos emocionales, cognitivos y sociales con los que cuenta una persona para desenvolverse en la sociedad, desarrollar su potencial, adaptarse al entorno e interactuar con los demás y el medio ambiente. Resaltó que, en la actualidad, los países ricos y pobres adquieren esa categoría en función del conocimiento que poseen sus habitantes, y para tener conocimiento deben tener capital mental.
El capital mental está predispuesto por su carga genética solo en parte, ya que su expresión dependerá del interjuego entre lo biológico y la interacción con el ambiente. Puede desarrollarse, fortalecerse y potenciarse, así como también deteriorarse o empobrecerse en función de la estimulación y la dinámica entre la persona y el contexto social.
Sostuvo que pocos acceden a este mundo creativo y en constante cambio. En ese sentido, hizo referencia a los problemas de mal nutrición y a la necesidad de mejoras en el área educativa en América Latina, particularmente en Argentina, para que se amplíen las posibilidades de acceso a ese mundo. En efecto, para acceder a ese mundo plagado de nuevas tecnologías se requiere de capital mental.
Los elementos que resaltan la importancia del capital mental son: i) refleja la riqueza de un país en el siglo XXI; ii) condiciona la calidad de vida y la manera en que una persona es capaz de contribuir a la sociedad; iii) aborda los sesgos mentales que limitan el impacto de las políticas públicas; iv) permite incrementar los niveles de autonomía y bienestar; v) impacta sobre problemas urgentes como la pobreza y la violencia.
¿Cuáles son los ejes de intervención?
Se refirió al trabajo que viene desarrollando con otros científicos en la provincia de Buenos Aires para promover el capital mental en los bonaerenses, con la expectativa de hacerlo extensivo al resto de la Argentina.
Se debe intervenir de forma multidimensional, lo que comprende una nutrición adecuada, un contexto saludable, acceso a educación de calidad y el desarrollo de estímulos socioemocionales. Asimismo, destacó que en el ámbito de la provincia de Buenos Aires se van a generar nuevas intervenciones a las ya existentes, involucrando a todos los sectores de la sociedad en la estimulación del capital mental.
Concluyó diciendo que el capital mental tiene que ser el nuevo paradigma que una a los argentinos como lo es también la democracia.
El análisis del comportamiento humano como herramienta de política pública
Simon Ruda se refirió a la aplicación de la ciencia conductual en las políticas públicas, es decir, cómo el análisis del comportamiento humano permite diseñar mejores políticas. Ruda forma parte de un equipo de científicos del comportamiento de distintas áreas que se dedica a generar recomendaciones de política a otros sectores de gobierno incorporando todo el conocimiento que se va generando sobre el comportamiento humano.
Sostuvo que las ideas conductuales (behavioural insights) son producto de la combinación de la psicología, la etnografía, la economía conductual y las políticas públicas, y saber cómo proceden las personas en la práctica permite diseñar las políticas de una mejor manera. En efecto, el análisis del comportamiento humano para diseñar políticas, indicó que no es algo que suceda solo en Europa sino que es una tendencia en todo el mundo.
Por último brindó algunos ejemplos del trabajo que ha realizado con su equipo de investigadores para cumplir con específicos objetivos de política como: i) lograr aumentar los ingresos impositivos a partir del cobro de viejas deudas; ii) reducir la tasa de desocupación ayudando a la gente a ser más efectiva en su búsqueda, iii) asegurar que la policía represente a la población a la cual sirve incrementando el éxito de las demandas de las minorías; y iv) ayudar a que la policía trate con mayor velocidad las demandas de su servicio reduciendo el número de llamadas inapropiadas que recibe.
Bibliografía
Behavioural Insights Team (2015) Update Report.
Camerer, Colin, George Loewenstein y Drazen Prelec (2005), “Neuroeconomics: How Neuroscience Can Inform Economics”, Journal of Economic Literature, Vol. 43, No. 1, pp. 9-64.
Hsu Ming y Carolyn Yoon (2015), “The neuroscience of consumer choice”, Current Opinion in Behavioral Sciences, Volume 5, October 2015, pp 116–121.
Wong Xie Zhe, Joel y Rasyad Yazdanifard (2015), “The Neuroscience of Effective Leadership; Cultivation of a Healthy Corporate Culture through Neurochemicals”, International Journal of Management, Accounting and Economics, Vol. 2, No. 6.
Wong Xie Zhe, Joel y Rasyad Yazdanifard (2015), “The Neuroscience of Effective Leadership; Cultivation of a Healthy Corporate Culture through Neurochemicals”, International Journal of Management, Accounting and Economics, Vol. 2, No. 1.