La impresión 3D crece de la mano de las aplicaciones industriales. El año pasado facturó US$ 13.200 millones.

A pesar de estar aún muy lejos de las expectativas iniciales que prometían para un futuro cercano una impresora 3D en todos los hogares, la fabricación digital aditiva trajo soluciones y negocios para numerosas industrias. De hecho, el sector corporativo es el que hoy dinamiza -con el desarrollo de nuevas aplicaciones y la demanda por innovación en materiales e insumos- el crecimiento global del mercado de impresión de objetos tridimensionales.

De acuerdo con la consultora IDC, las compras mundiales de impresoras 3D, materiales, software y servicios relacionados sumaron US$ 13.200 millones en 2016. Para 2020, en tanto, estima que el gasto total ascenderá a US$ 28.900 millones. Estados Unidos representa una cuarta parte de los ingresos de este mercado entre 2015 y 2020, mientras que las tres regiones más grandes -Europa Occidental, Asia / Pacífico (excluyendo Japón) y Japón- concentran más del 50% de la facturación.

“Entre 2014 y 2019 el mercado crece en unidades a un promedio del 37% anual. Dentro de la industria tecnológica, si lo comparamos con tecnologías maduras, como las de PC o smartphone que tienen niveles de crecimiento moderados o negativos, la impresión 3D está experimentando un desarrollo muy fuerte”, sostiene Luciano Crippa, director de Investigación y Consultoría de IDC América Latina.  “Los grandes desafíos de la industria son seguir desarrollando nuevos materiales y reducir los tiempos de impresión.”

Según el analista, el 30% de la facturación de la industria mundial de impresión 3D se origina en el sector automotriz, donde hoy se utiliza principalmente para tareas de diseño y prototipado. Le siguen el segmento aeroespacial y de defensa, con el 17,8%, la industria de diseño e impresión de componentes para procesos de ensamblaje (7,5%) y el rubro de arquitectura y diseño (6,9%). Otras industrias, aunque de menor tamaño, experimentan un veloz crecimiento. “El sector de medicina es muy importante; por ejemplo, el de prótesis crece al 60% al año y  el de implantes médicos lo hace a más del 50%”, dice Crippa.  Incluso hay un mercado de impresión de comida que, si bien es el más chico por su tamaño, se duplica cada año”, señala el analista. “El segmento de diseño y arquitectura crece más del 30% al año y les ofrece a los diseñadores una capacidad de creación nunca antes vista.”

“Si bien parte de estas impresoras son usadas en el ambiente corporativo, se registra una tendencia al aumento de firmas proveedoras que dan servicios de impresión 3D para el usuario final, con productos personalizados para entretenimiento o regalos, y para Pymes que recurren a la tercerización del servicio de impresión”, expresa Crippa.

A una conclusión similar llega un estudio de la consultora EY realizado el año pasado entre 900 empresas de doce países, que pronostica un crecimiento de la impresión 3D por encima del 25% anual hasta 2020. Según la encuesta, el 24% de las empresas tienen experiencia en esta tecnología y un 12% más están considerando su adopción. “Para muchos gerentes, la fabricación aditiva todavía equivale a prototipado.  Sin embargo, a futuro, el crecimiento potencial de la tecnología radica en el desarrollo de productos, componentes y piezas para la industria, como herramientas y componentes de máquinas. La fabricación de productos de alta calidad y la variedad de nuevos ingredientes, como metales, cerámica y material orgánico, está alentado a que las empresas consideren la impresión 3D. Muchos están aprovechando esta oportunidad”, consigna el informe. De acuerdo con la encuesta de EY, una de cada tres empresas con experiencia de impresión 3D ya está aplicando la tecnología en sus procesos de fabricación, mientras que el 20% está fabricando componentes y productos de uso final con impresión 3D. “Se trata principalmente de compañías del sector plástico, automotriz, aeroespacial, médico y farmacéutico”, precisa el informe.

El usuario minorista tiene una participación marginal en el mercado mundial de impresión 3D, consigna IDC. “Con sólo el 3,3% del mercado global, es muy baja la penetración del consumidor hogareño”, sostiene Crippa. “Nuestra expectativa de corto y mediano plazo es que tampoco crezca a una velocidad suficiente como para modificar el actual escenario”, agrega. “Pero hay especio, en el futuro, para que los usuarios tengan una solución 3D en su casa. Aunque quizá no esté tan cercano en el tiempo como se pensó inicialmente”, completa.

 

Nuevos materiales  

 

“La industria avanza muy rápidamente, pero el segmento de insumos y materiales es el que se desarrolla con más velocidad en cuanto a innovación”, afirma Irene Presti, Presidenta de la Cámara Argentina de Impresión 3D y Fabricaciones Digitales. “Cada mes, surge un nuevo material para crear objetos; si bien la mayoría sigue siendo plástico, los fabricantes los combinan con otros insumos y así les agregan nuevas propiedades, que mejoran la dureza, la flexibilidad o resistencia del producto”, explica Presti.

Otros materiales que aportan nuevas propiedades y hoy se emplean para imprimir son el vidrio, la cerámica y diferentes tipos de polímeros. “En el ámbito industrial, es importante la impresión en metal, que soporta altas temperaturas, así como en arena para imprimir moldes de fundición de formas más complejas”, agrega Presti.

De acuerdo con el informe de EY, el material con mayor demanda actualmente para impresión 3D es el metal (52% de los casos), seguido por el polímero (31%) y la cerámica (6%).

“También se han desarrollado los biomateriales, como son la hidroxiapatita para la regeneración de huesos, el ácido hialurónico para la regeneración de la piel y las células madre. Pero la mayoría se encuentra en etapa de investigación, por las limitaciones regulatorias”, advierte Presti.

Lo cierto es que la adopción de la impresión 3D en las empresas por ahora tiene lugar principalmente en las áreas de Diseño y Prototipado, ya que esta tecnología permite acelerar de manera significativa los tiempos de desarrollo. También se la emplea para fabricar con mayor rapidez las piezas de máquinas industriales que se han roto o para crear productos específicos con un grado de precisión que es difícil obtener en un proveedor externo. “Se gana en tiempo y en calidad de la pieza; el proceso de creación digital permite generar diseños de gran complejidad”, comenta Presti. “Es muy disruptivo.”

La permanente actividad de I+D en cuanto a materiales, insumos y técnicas de impresión, así como la posibilidad de imprimir nuevos objetos -incluso órganos humanos funcionales, algo que se encuentra etapa experimental-, abren la posibilidad de una larga vida para esta industria.