Con el objetivo de capacitar a funcionarios y empleados del sector público argentino, el 14 de junio tuvo lugar el seminario “Innovación Social”, organizado en el marco del ciclo de charlas “Inspira”, que desarrollan en conjunto el Ministerio de Modernización y el Intal-BID. En esta oportunidad, disertaron los responsables de tres ONG, Jorge Riva Mosquera, director de SocialLab; Marta Bekerman, investigadora principal del Conicet y directora de Avanzar, e Ignacio Mendizábal, director del Centro de Atención Integral para la Inclusión (CAII), junto con Ignacio Gregorini, director Nacional de Innovación Social del Ministerio de Producción.
Al comienzo del evento, el consultor del Intal-BID, Ramiro Conte Grand, presentó la iniciativa del Intal Nodo i+i, (Integración Regional + Inclusión Social), que constituye un espacio de pensamiento compartido cuya meta es diseminar ideas inspiradoras para reducir la brecha de desigualdad en las Américas con un desafío de integración regional y fortalecimiento de la cohesión social. Como parte de las actividades del Nodo i+i, por ejemplo, el año pasado se editó y presentó el libro “La Fractura, pasado y presente de la búsqueda de equidad social en América Latina”, y en 2015 se organizó en Estados Unidos el seminario “Ideas inspiradoras para reducir la brecha de desigualdad en las Américas”.
Luego fue el turno de Riva Mosquera, quien primero realizó un breve repaso de los principales avances tecnológicos y su impacto en el mundo. “En los ’60, el poder computacional que tenía la NASA, todo sumado, es menos de lo que hoy llevamos en nuestros bolsillos”. Y agregó: “La tecnología avanza rápido, pero el futuro que llegó para muchos no se distribuyó para muchos más. Una realidad urgente hoy es que hay mucho desarrollo y, también, muchos problemas urgentes, ambientales y sociales sin resolver. Por ejemplo, América Latina es una región muy rica en recursos naturales, pero es la más desigual del mundo. Hay mucho desarrollo y progreso, pero está mal distribuido”, sostuvo.
El responsable de SocialLab se refirió a la tecnología “como una gran oportunidad; es una herramienta super válida que necesitamos para escalar soluciones”. Y añadió que “desde SociaLab nos interesan principalmente los problemas sociales y ambientales, que son multidimensionales”.
Según Riva Mosquera, SocialLab trabaja en relevar y “visibilizar problemáticas”, lo que es fundamental para poder comprenderlas. Otro objetivo de la ONG es comunicar y transmitir estas problemáticas de una manera clara y sencilla, “de una forma tal que cualquier ciudadano o institución pueda pensar y proponer una solución que se pueda transformar en un emprendimiento escalable”. Bajo esta premisa, “en nuestra plataforma online tenemos muchos desafíos de innovación abierta, donde ayudamos a visibilizar problemas que son propuestos como desafíos a las ONGs, empresas, Gobierno y otras entidades”. Por ejemplo, el directivo se refirió a una iniciativa que se está llevando adelante junto con el Ministerio de Turismo. “Estamos trabajando en un concurso para desarrollar soluciones, con un desafío de innovación en la industria de turismo cuyo objetivo es la creación de empleos e incentivar el turismo en el país. Lanzamos el concurso en octubre del año pasado y recibimos más de 1.000 ideas y proyectos; ahora estamos trabajando con las 100 propuestas que nos parecieron más atinadas. La idea es ayudarlos a desarrollar esas soluciones”.
Según el directivo de SocialLab, “los emprendimientos sociales no sólo se miden por su impacto económico, sino que buscamos evaluar su potencialidad de impacto económico, social y ambiental”, expresó. Otros proyectos que acompañó SocialLab son Incluyeme.com y Nuestras zapatillas son basura.
Posteriormente, Bekerman expuso el contexto general del país en el largo plazo. “La Argentina, en la década del 70 tenía 4,5% de población por debajo de la línea de pobreza y ahora tiene más del 30%. Es el triste caso de un país que aumentó sus niveles de pobreza, en un continente que es el más desigual del mundo”, sostuvo. “Hoy, no sólo hay desempleo, sino también desempleo duro, difícil de revertir en ciertos sectores de la población.”
De acuerdo con la investigadora del Conicet, la tecnología puede ser vista de dos maneras: como una herramienta productiva que permite el desarrollo, la competitividad, la diversificación de exportaciones, la generación de empleo calificado y la mejora de la calidad de vida del país, pero también como una herramienta “aplicada a la innovación social, que promueva la inclusión social”. Y agregó: “La innovación social es fundamental para sacar a la gente de la marginación y la pobreza”.
La directora de Avanzar definió al desarrollo económico como un proceso que empieza a partir de “la expansión de las capacidades de las personas”. Desde ese punto de partida, la ONG Avanzar se propone contribuir al desarrollo brindando instrumentos, como acceso a capital y activos mediante microcréditos, y también a capacitación y conocimiento a la población de villas de emergencia y barrios carenciados de la Ciudad de Buenos Aires.
“En América Latina, ante la falta de empleo informal, se le empieza a dar mucha importancia al rol de la microempresa, porque son salidas laborales. En las villas lo que hay mayoritariamente son pequeños emprendimientos, la microempresa de subsistencia. Necesitamos fortalecerlas y proveerles activos”, afirmó.
Con ese objetivo, hace 17 años se creó el proyecto Avanzar que apunta a “expandir las capacidades de la gente carenciada”. En una primera etapa, se comenzaron a otorgar microcréditos y luego se brindó capacitación para potenciar los emprendimientos. “Luego empezamos a dar seguros de vida y ahora estamos pensando en brindar seguros de salud”, reveló. La ONG Avanzar trabaja principalmente en las villas de las comunas 4 y 8 de la ciudad de Buenos Aires, donde además de microcréditos brinda cursos de peluquería, marroquinería, electricidad, además de costos, ventas, administración y gestión.
Desde el sector público, Gregorini se refirió a su gestión al frente de la Dirección Nacional de Innovación Social, que fue creada en diciembre de 2015 y depende de la Secretaría de Emprendedores y Pymes. “Desde la política pública es importante empezar a trabajar por causas y problemáticas desde territorios específicos y pensando en el desarrollo local, trabajando el tema vivienda, salud, desarrollo productivo y desarrollo emprendedor”, afirmó.
Según el funcionario, la Dirección tiene dos líneas específicas de trabajo. La primera de ellas apunta a que los jóvenes que deseen crear empresas piensen en la sustentabilidad del proyecto desde el momento de su fundación. “Para eso, trabajamos con diez incubadoras que los puedan acompañar. Es importante que los jóvenes internalicen una lógica de sustentabilidad. El gran desafío es generar procesos y pensar la capacitación, la asistencia técnica, la logística, la escala con una lógica de procesos”, señaló.
La segunda línea de trabajo se propone fortalecer los entramados de la economía social. “Allí está la innovación social; en el trabajo del Estado nacional, provincial y municipal, junto con las cámaras empresarias, la universidad y las organizaciones -explicó el funcionario-. Es preciso hacer planes estratégicos de desarrollo para agregar valor a los procesos productivos de los actores de la economía popular, como son los pequeños artesanos y pequeños productores.”
En la provincia de Jujuy, por ejemplo, se está trabajando con el entramado de la economía social y popular de las artesanas textiles. “Tratamos de pensar en un diseño centrado en el territorio y en entramados socio productivos existentes”, dijo Gregorini sobre la iniciativa, en la cual también colaboran el INTA, el INTI y la secretaría de Agricultura Familiar. En ese marco, se inauguró el start-up de un local de comercialización en Purmamarca, Jujuy, donde tres organizaciones de artesanas textiles se han organizado como cluster. “Desde Producción, nosotros planteamos estrategias comerciales innovadoras, que seguramente no sean aplicables en gran parte del entramado de artesanos, pero sí para las que están más desarrolladas”, comentó. El funcionario admitió que gran parte de los actores de la economía popular no tiene acceso a la calidad, la asistencia técnica, el diseño y la logística. “Queremos democratizar el acceso. Cuando se hacen políticas, es importante pensar no sólo en la economía formal, competitiva y productiva. No debemos olvidarnos del resto de los sectores de la economía.”
Otro proyecto de la Dirección apunta a desarrollar empresas de base tecnológica, a partir de una alianza con Invap y SocialLab. “Estamos también fomentando las incubadoras, que son las organizaciones que seleccionan y acompañan a estos emprendimientos. A través de un concurso, vamos a convocar a todos los emprendimientos argentinos de base tecnológica científica con impacto social, muchos de los cuales operan en el segmento de salud y medioambiente. Los vamos a incubar y acelerar en Invap, con los mejores ingenieros de la Argentina”.
Por último, el gran desafío en términos de innovación social es pensar en la integración y la inclusión. “¿Cómo hacemos para que las empresas grandes y Pymes de la región puedan en sus territorios empezar a traccionar e integrar a los emprendimientos de impacto o a los emprendimientos de economía social y popular?”, se preguntó el funcionario. “Allí, es necesario atacar las condiciones sistémicas o estructurales. Tenemos que empezar a pensar en proyectos innovadores que faciliten estos procesos”, agregó. Al respecto, comentó que se está trabajando en el desarrollo de la cadena de valor con una gran empresa de consumo masivo, “integrando cooperativas o emprendimientos de impacto social, o entramados de ambas; es un gran desafío”.
Ignacio Mendizábal, por su parte, comentó la experiencia de CAII en distintos sectores, como salud, educación, empleo y apoyo escolar. “Nuestra misión es generar procesos sistemáticos de inclusión. Lo que buscamos es tratar de dar una respuesta integral a la problemática de la pobreza -dijo-. La pobreza tiene que ver no sólo con no poder acceder a muchos recursos, sino también con la calidad de esos servicios que se brindan. Y muchas veces el entorno de contención social no da abasto o no puede responder a las necesidades.”
En particular, Mendizábal detalló la herramienta CAII Virtual que recientemente puso en disponibilidad la ONG. “El CAII trabaja desde distintas dimensiones, con una mirada estratégica. Y si bien crece la ayuda social, no logramos cerrar ese círculo virtuoso por el cual la familia va mejorando progresivamente su calidad de vida. De alguna forma, contribuimos a esa meta, pero no logramos desarrollar un proceso sistemático de inclusión -relató-. También, sucede que las distintas organizaciones sociales que prestamos ayudan a veces desconocemos todos los servicios que se brindan en los barrios, ya que las vinculaciones se dan de una manera muy artesanal e informal. Y muchas veces los servicios de las ONG se superponen, cuando en realidad deberían complementarse, y en un mismo territorio finalmente se replican los mismos servicios.”
Con ese diagnóstico, la ONG desarrolló la plataforma de innovación social CAII Virtual, cuyo objetivo es concentrar, almacenar y proveer información georreferenciada sobre los distintos servicios que se ofrecen en cada barrio. Bajo esta herramienta informática, la meta es poder articular y complementar el trabajo de las distintas ONGs. “Es una contribución; el CAII, a la vez que desarrolla metodología, gestiona proyectos sociales y ayuda a completar ese mapa de contención social. Tratamos de dar más respuestas a las familias”, dijo Mendizábal. La plataforma es una aplicación que permite cargar las necesidades concretas que presentan los beneficiarios; luego, permite identificar a las entidades que presentan esos servicios en la zona demandada. “La idea es unir necesidades con instituciones, para que llegue una respuesta. Esto permite que las organizaciones compartan los servicios que prestan y que la persona tenga una ‘ventanilla única’ para acceder a los servicios.”