Durante un seminario se abordaron las capacidades que deben desarrollar los funcionarios y empleados del Estado en un contexto de cambio tecnológico.

En el marco del ciclo de charlas “Inspira”, que organiza el Ministerio de Modernización junto con el INTAL-BID, el 22 de mayo tuvo lugar el seminario “Desafíos de la gobernanza pública y capacidades del siglo XXI.  Nuevas habilidades para funcionarios”, durante el cual disertaron los especialistas internacionales Brenton Caffin, director del Global Innovation Partnerships de la fundación Nesta, y Emil Bolongaita, director Ejecutivo de la Universidad Carnegie Mellon en Australia.

El evento -que fue presentado por Rudi Borrmann, subsecretario de Innovación Pública; Roi Benítez, directora de Desarrollo de Capacidades del Ministerio de Modernización, y Alejandro Ramos, economista Senior del INTAL- tuvo por objetivo capacitar a funcionarios y empleados sobre aspectos vinculados con la innovación y el desafío de las nuevas tecnologías en el ámbito del Estado.

Desde la fundación Nesta, que basada en Inglaterra desarrolla iniciativas de innovación en áreas como salud, educación, Gobierno, cultura y economía creativa, Caffin se refirió a las cualidades críticas que debe tener el personal para llevar adelante procesos de innovación en el Estado. “En los últimos diez años realizamos mucha investigación sobre las capacidades y competencias que son necesarias para innovar en el sector público”, señaló el especialista, quien ha trabajado con varios gobiernos tales como el de Australia.

Caffin describió cuál es el marco de referencia que propone Nesta para llevar adelante proyectos en este sentido. “Es una suerte de fotografía de ciertas habilidades que necesitamos desarrollar en el sector público para hacer que la innovación florezca, se difunda y crezca. La gran pregunta es: ¿cómo las generamos y creamos? Nuestra sugerencia es asociarnos con las escuelas de administración pública y gobiernos para brindar entrenamiento”, sostuvo.

A lo largo de su exposición, Caffin distinguió entre las habilidades -pueden ser enseñadas mediante capacitación- y las actitudes -pueden ser incorporadas a través del reclutamiento- que deben tener los recursos humanos y funcionarios del Estado. “Al más alto nivel, vemos la combinación de tres tipos de habilidades: para acelerar nuestro aprendizaje, para trabajar en equipo más efectivamente y, muy importantes en el sector público, para liderar el cambio, lo que implica movilizar recursos y legitimidad para hacer que las cosas ocurran”, explicó.

Bajo ese modelo, Caffin detalló cuáles son las actitudes más relevantes y necesarias para resolver los problemas del sector público. “Una de las actitudes core de este marco de trabajo son la empatía, la orientación a la acción, la curiosidad, el coraje, la orientación a resultados, la agilidad, la resiliencia y la imaginación. Estas actitudes son críticas para el tipo de gente que queremos involucrar en los proyectos y equipos de innovación. Es importante tenerlas en cuenta a la hora de reclutar personal y desarrollar los equipos correctos”, destacó Caffin.

En cuanto a las habilidades vinculadas con el aprendizaje acelerado, el especialista destacó “la orientación y la capacidad de identificar las tendencias del futuro usando metodologías de forecasting; las herramientas de prototipado, que se usan en diseño para probar y hacer que las ideas sean tangibles; el uso de datos y evidencia, y la capacitación en tecnología, que brinda posibilidades para desarrollar innovación”.

En cuanto a las habilidades para mejorar el trabajo en equipo en el sector público, destacó el compromiso con ciudadanos y stakeholders; la capacidad de generar diálogo genuino; alentar a que la gente pueda expresar sus ideas, balanceando las diferentes voces, y la capacidad de construir puentes entre sectores diferentes que generalmente no están en contacto o dialogan entre ellos

Por último, las habilidades vinculadas con el liderazgo del cambio implican la capacidad de persuadir a la gente para “involucrarse en proyectos de mejora e innovación, y cómo se les da la oportunidad, los recursos y el espacio de probar cosas nuevas”, dijo el directivo de Nesta. Al respecto, enfatizó la necesidad de desarrollar las habilidades financieras y de elaboración de presupuestos para que las ideas escalen, “ya que muchas buenas ideas no se llegan a implementar porque los funcionarios no saben cómo expresarse en términos financieros para demostrar el valor y el caso de negocios que justifiquen invertir en ellas”, detalló. Otra habilidad clave es “movilizar recursos, más allá del dinero, como saber lograr las aprobaciones, encontrar a las personas indicadas y persuadirlas para que se involucren en tu proyecto”. Caffin también mencionó la habilidad de demostrar y argumentar por qué vale la pena implementar un proyecto “no sólo desde punto el punto de vista del valor económico sino desde lo emotivo y emocional”.

Posteriormente, el director de Carnegie Mellon Australia focalizó su exposición en las transformaciones que la Cuarta Revolución Industrial está produciendo y la inserción de la Argentina en este escenario. “La Cuarta Revolución Industrial, que recién está comenzando, está motorizada por los descubrimientos en inteligencia artificial, robótica, nanotecnología, impresión 3D, Internet de las Cosas y los vehículos autónomos conectados”, afirmó. “Estas tecnologías estarán cada vez más embebidas en la sociedad y en los cuerpos de los seres humanos. Pero muchos países tienen instituciones económicas y políticas cuyas prácticas no han cambiado desde la Segunda Revolución Industrial. A pesar de que el mundo hizo un significativo avance tecnológico, hoy se enfrenta a los mismos enemigos, como la pobreza, la exclusión, el terrorismo, la corrupción, la ignorancia, intolerancia y prejuicios; estos problemas crecen más rápido de lo que las políticas y las instituciones pueden afrontarlos”, reflexionó.

Según el especialista, la universidad actualmente está invirtiendo en I+D en las principales tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial, “que están transformando varios sectores, como salud y educación”, aclaró. “También, capacitamos en cómo usar estas tecnologías a través de las políticas públicas”, agregó. Los currícula de la Escuela de Políticas Públicas de Carnegie Mellon “reflexiona sobre las habilidades y el conocimiento que deben tener los funcionarios para que puedan identificar las oportunidades y afrontar los desafíos que presentan estas disrupciones”. En ese marco, a los funcionarios se les enseña estadística, análisis de datos, análisis económicos, finanzas públicas, gestión y toma de decisiones. “Esta combinación de habilidades y conocimiento es vital para la nueva economía del conocimiento”, sostuvo. Actualmente, además, se concentran en enseñar data mining, transformación digital y gestión de sistemas de información. “Desde mi punto de vista, la combinación de las habilidades hard y soft son cruciales para que los funcionarios sean capaces de conducir a sus gobiernos en el cambio hacia la Cuarta Revolución.”

En este contexto, de acuerdo con Bolongaita, la Argentina hoy experimenta “un momento de optimismo y oportunidades, después de algunas décadas de desafíos que le han impedido capitalizar las oportunidades”. También agregó que: “La Argentina está en riesgo de transformarse en un país de ingresos medios por mucho tiempo, y debe escapar de esa trampa”.

“El desafío de los funcionarios en la Argentina es muy grande -concluyó-. El Gobierno debe invertir en recursos de capacitación, en las habilidades y el conocimiento de sus funcionarios actuales; pero también debe invertir en el reclutamiento de nuevos funcionarios, en gente que traiga el tipo de competencias que puedan transformar las instituciones. La innovación requiere que el Estado invierta en recursos.”

Ramos