Por: Kathia Michalczewsky

Luego de varios años de estancamiento, el comercio mundial experimenta desde fines de 2016 una fase favorable. América Latina está participando de este escenario de relativa bonanza, donde aún persisten rasgos de incertidumbre.

La evolución del comercio y el crecimiento mundial

El valor del comercio mundial de bienes se incrementó alrededor de 11% en 2017.[1] El mayor crecimiento de los volúmenes comerciados estuvo acompañado por una mejora notable en los precios. Mientras que, en términos reales, el intercambio se expandió 4,5% -el doble del promedio de incremento de los últimos cinco años-, los precios aumentaron 6%, luego de cinco años de no crecer (Gráfico 1). Según algunas proyecciones, esta tendencia positiva se mantendrá en los primeros meses de 2018. Por un lado, la OMC (2018) prevé que la recuperación del volumen de comercio registrada en 2017 continuará en el primer trimestre de 2018, considerando la positiva evolución de los índices de carga aérea, tráfico de contendores y contratos de exportación de los últimos meses. Por otro lado, el FMI (2018) afirma que la mejora de las perspectivas mundiales de crecimiento, sumado a factores específicos de algunos mercados como la prórroga del acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para limitar la producción de petróleo y las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, apuntalarán los precios del comercio mundial.

Gráfico 1. Valor, volumen y precio del comercio mundial de bienes

Promedio móvil trimestral de las tasas de variación interanual, 2012-2017

Fuente: BID-INTAL con datos de CPB.

Apuntalado por el rebote en el comercio de bienes, los flujos de servicios mostraron una tendencia similar, con un crecimiento cercano a 6% entre el primer y tercer trimestre de 2017, con relación al mismo periodo de 2016. Este resultado contrasta con un crecimiento por debajo de 1% en 2016, y con la caída de alrededor de 5% registrada en 2015 (Gráfico 2). En particular, las exportaciones europeas, que explican 45% de las exportaciones globales de servicios, pasaron de una caída cercana al 9% en 2015 a un crecimiento de 7% en 2017.

Gráfico 2. Valor del comercio mundial de servicios

Tasas de variación interanual, 1T 2012 – 3T 2017

Fuente: BID-INTAL con datos de OMC-UNCTAD-ITC.

Más allá del aumento de los precios, la aceleración del crecimiento del comercio se explica en parte por la recuperación del PIB mundial que creció 3,2% en 2017, la mayor tasa desde 2011 y por encima de las proyecciones previas. Se espera que la tendencia positiva continúe en 2018, y la economía mundial se expanda 3,3%.[2] Aunque sin volver a las tasas de crecimiento global cercanas a 4% de la etapa pre-crisis internacional, estos valores implican una considerable aceleración de la actividad económica frente al promedio de 2,6% anual entre 2012 y 2016, relejándose a su vez en un mayor crecimiento del comercio internacional.

Pero también se dio en 2017 un aumento de la elasticidad producto del comercio. Es decir que el coeficiente de elasticidad del comercio mundial respecto a las variaciones del producto global se incrementó luego de años de estancamiento. Así, mientras que en la década de los noventa un crecimiento de 1% de la actividad incrementaba el volumen del intercambio en 2,6%, entre 2003 y 2008 el impacto era de 1,8%, y entre 2011 y 2016 fue menor a 1% (Gráfico 3). A lo largo de los años, el comercio se ha vuelto menos sensible a los incrementos del producto.[3] Sin embargo, en 2017 la ratio se incrementó levemente con relación al período previo, alcanzando un valor de 1,4. Aunque esta elasticidad sigue siendo baja en comparación con los periodos pre-crisis, es el primer valor por encima de la unidad desde 2011.

Gráfico 3. Elasticidad producto del comercio mundial

Coeficientes, períodos seleccionados[4]

Fuente: BID-INTAL con datos del FMI y CPB.

En este sentido, se destacan cuatro factores claves que han contribuido a la aceleración del comercio en 2017. Primero, más allá del mayor ritmo, ha mejorado la sincronía del crecimiento, es decir, que las economías de diferentes regiones y distintos grados de desarrollo se están expandiendo en forma simultánea, lo que no había ocurrido en toda la etapa post crisis. Esta sincronía habría sido particularmente relevante para el comercio internacional. Según Giordano (2014), “si un país cuya actividad se expande tiene un efecto de demanda sobre sus socios que no se corresponde con un efecto recíproco, entonces el intercambio mundial no ingresa en una fase de crecimiento acumulativo y sostenido.” De hecho, aunque las importaciones de los países en desarrollo (PED) fueron relativamente más dinámicas (14%) que las de los países desarrollados (PD) (10%), por su peso en el total ambos grupos contribuyeron en forma similar a la expansión total del comercio, lo que enfatiza el rol de la sincronía. Segundo, el repunte de la inversión, que tiene un impacto mayor en el comercio que el consumo, ha sido un factor adicional.[5] Tercero, una mayor producción manufacturera en Asia ha impulsado sobre todo los flujos intrarregionales.[6] El último factor que destacamos es el debilitamiento del dólar durante 2017, por primera vez desde 2011, depreciándose en términos reales contra el euro, el yuan y casi todas las monedas regionales (Gráfico 4). En este sentido, resulta interesante destacar que un dólar más débil no solo incide en los precios del comercio mundial, mediante un aumento de los precios de los bienes denominados en dólares, particularmente productos básicos, sino también en las cantidades. Según estudios recientes, caídas en el valor del dólar pueden tener efectos positivos considerables sobre el volumen del comercio, mediante el abaratamiento de la importación en el resto del mundo de productos denominados en dólares, así como mediante el fortalecimiento de los balances y alivio de los descalces de moneda en economías emergentes, facilitando el crecimiento del crédito internacional.[7]

Gráfico 4. Tipo de cambio real efectivo en EE. UU.[8] y valor de las importaciones globales en dólares corrientes

Variación anual en porcentajes

Fuente: BID-INTAL con datos de UNCTAD y de la Reserva Federal de St. Louis.

El impacto del contexto en América Latina y el Caribe

Las economías de América Latina y el Caribe también mostraron un mejor desempeño en 2017: la región en su conjunto revirtió la contracción de 2016 y creció 1,3% en 2017. Además, se prevé que la recuperación se fortalezca y el crecimiento del PIB sea de 1,9% en 2018.[9] El sector externo contribuyó de manera relevante a la expansión del producto. Según Giordano (2017b), las exportaciones crecieron por primera vez luego de cuatro años consecutivos de contracción y lo hicieron por encima del promedio del comercio mundial (13% vs 11%, respectivamente). Entre los determinantes de la recuperación se destacan, por un lado, la mejora en los precios de los productos básicos, en especial del petróleo y de los minerales, que beneficiaron sobre todo a las ventas externas de las economías sudamericanas; y por otro, el fortalecimiento de la demanda estadounidense, que impactó principalmente en México y, en menor medida, en Centroamérica.

Los riesgos

En este contexto de relativo optimismo con relación a la evolución de la economía y el comercio mundial, es necesario aclarar que, por un lado, el ritmo de crecimiento del producto es aún menor que el de la etapa pre crisis, y por otro, que la recuperación del comercio no ha sido suficiente para volver a alcanzar los máximos previos. El valor del intercambio global durante 2017 fue aún 6% menor al pico de 2014, principalmente debido a que los precios fueron 13% menores que aquel nivel y los volúmenes no han crecido lo suficiente para compensar esa baja. Además, surgen cuestionamientos sobre la sostenibilidad de la recuperación debido a que la mejora en la inversión, que ha sido uno de los principales factores del impulso, parte de un nivel relativamente bajo; y continúan existiendo riesgos de incremento del proteccionismo, deterioro de las condiciones financieras, incremento de la volatilidad en los precios de las materias primas y aumento de las tensiones geopolíticas.[10] América Latina y el Caribe es especialmente vulnerable a cualquier cambio que acontezca en alguno de éstos elementos, debido, en particular, a su alta dependencia del comportamiento de los precios de las materias primas y de la evolución de la demanda concentrada en algunos pocos mercados.

Bibliografía

Boz, Gopinath & Plagborg-Moller (2017). Global Trade and the Dollar. IMF Working Papers, vol 17(239). Noviembre.

Financial Times (2018). Global economic growth has peaked, says World Bank. 9 de enero.

FMI (2016). Perspectivas de la Economía Mundial (WEO). Octubre.

FMI (2018). Perspectivas de la economía mundial al día. 22 de enero.

Giordano, P. (2014). Vientos Adversos. Políticas para relanzar el comercio en la post-crisis. Monitor de Comercio e Integración. Washington D.C. Octubre.

_______(2017a). Más allá de la recuperación: La competencia por los mercados en la era digital. Monitor de Comercio e Integración. Washington D.C. Noviembre.

_______ (2017b). Estimaciones de las tendencias comerciales América Latina y el Caribe. Edición 2018. Washington D.C. Diciembre.

New York Times (2018). With Davos Approaching, the Global Economy Is Surging, but Growth Could Stall. 20 de enero.

OMC (2018). World Trade Outlook Indicator. 12 de febrero.

ONU (2018). World Economic Situation and Prospects. Monthly Briefing. Development Policy and Analysis Division, Department of Economic and Social Affairs. 8 de enero.

[1] Se agradecen los cometarios de Belisario De Azevedo.

[2] Crecimiento mundial según los tipos de mercado. FMI (2018).

[3] Para mayor detalle sobre las explicaciones de la caída en la elasticidad producto del comercio véase Giordano (2014).

[4] Ratio entre tasa de variación anual del comercio global en volumen y del PIB real.

[5] FMI (2016).

[6] FMI (2018), ONU (2018), Giordano (2017a), Financial Times (2018) y New York Times (2018).

[7] Boz, Gopinath & Plagborg-Moller (2017).

[8] Una variación positiva/negativa del tipo de cambio real efectivo en EE. UU. implica una depreciación/apreciación.

[9] FMI (2018).

[10] FMI (2018) y ONU (2018).