La Economía Colaborativa puede optimizar recursos, generar empleo, y contribuir a la maduración del uso de las nuevas tecnologías.

La Economía Colaborativa ha llegado para quedarse como resultado del profundo cambio económico y social que están experimentando la sociedad y la economía global. Según estimaciones de Forbes para el año 2014, la Economía Colaborativa creció un 25% en el mundo, alcanzando una facturación de 3,5 billones de dólares.

En Economía colaborativa en América Latina seis periodistas especializados en economía y tecnología de los principales medios de comunicación regionales investigaron la situación de la Economía Colaborativa entre agosto y noviembre de 2015, poniéndose en contacto con las principales iniciativas de este tipo en la región. Se empleó un cuestionario orientado a medir las principales características de estos emprendimientos que fue aplicado a 107 participantes. Los resultados de la investigación fueron insumo para un posterior análisis cualitativo en manos de los especialistas.

Aquí algunos hallazgos:

  • Brasil, México, Argentina y Perú lideran en iniciativas, con ecosistemas muy jóvenes que promedian los 5 años.
  • Los sectores en los que operan las iniciativas son principalmente empresas que buscan acceso a servicios y espacio por un lado, y particulares buscando eficiencia en transporte y alojamiento, por el otro.

Formación o intercambio, bancos de trabajo y monedas alternativas están mucho menos representados.

  • Las actividades que se facilitan: economía del alquiler de bienes, antes atados a propiedad o proporcionados por una industria más tradicional.

Por otra parte, mercados de ideas (formación, marketing para empresas) e intercambio de bienes o venta directa de los mismos en formatos alternativos.

  • El potencial como generador de empleo: el 64% de las iniciativas tienen al menos 10 participantes.
  • Los límites al crecimiento de la Economía Colaborativa: existe un desconocimiento y falta de confianza de parte de los posibles usuarios/clientes y falta de inversores y de acceso a la tecnología.
  • ¿Qué demandan los fundadores de las iniciativas? Apoyo a la difusión del tipo de modelos empresariales que proponen.

 

Recomendaciones: Normalizar, regular y financiar.

“La regulación debe justificarse por la existencia de fallas de mercado como la información asimétrica o la existencia de externalidades; hay que regular, pero con inteligencia”. Con una regulación adecuada y una supervisión adaptada a los nuevos modelos de las plataformas digitales, la EC puede transformarse en un estímulo para sectores de la economía tradicional, estimulando la competencia, ampliando la oferta y promoviendo alternativas innovadoras para el consumidor.

Finalmente, los autores establecen que la EC no solo ofrece un nuevo y prometedor marco de aprendizaje para la región, sino también un espacio para que esta pueda formar parte de la Cuarta Revolución Industrial.

La EC fomenta valores sociales positivos de intercambio y colaboración a través de la innovación y la tecnología. Además, tiene la capacidad de disminuir las externalidades negativas subyacentes propias de la economía tradicional: los casos del transporte (contaminación medioambiental) o de los bienes infrautilizados, donde se realiza un consumo no eficiente.

Promoviendo el espíritu emprendedor e innovador, sostienen, se pueden resolver algunos de los grandes problemas sociales, económicos y ambientales de la región. Son optimistas respecto al futuro en este sentido.

Economía colaborativa en América Latina. 2016. Washington: FOMIN; IE Business School.