Por: Santiago Chelala

Más de 30 expertos de la India y América Latina analizan el futuro de la cooperación entre ambas regiones

La India ha dejado de ser sinónimo de lo exótico y lo lejano para los latinoamericanos. Cada vez más, el país asiático es una referencia ineludible cuando pensamos en la integración Sur-Sur: diversificación exportadora, inserción en las nuevas cadenas de valor, innovación y nuevas tecnologías.

Las oportunidades de complementación y sinergias entre nuestras economías son exploradas por más de 30 expertos en “LATINDIA: el futuro de la cooperación de India y América Latina”, el nuevo número de la Revista Integración & Comercio del INTAL.

El informe tiene un eje fundamental: cómo potencia y alinear los esfuerzos diplomáticos para aprovechar las ventajas que conlleva una mayor integración entre ambas regiones. En un mundo con amenazas proteccionistas latentes, la India y América Latina comparten una clara vocación integracionista, un mercado interno atractivo y una clase media pujante.

El punto de partida no podría ser mejor: América Latina y la India nunca estuvieron tan cerca. El 40% de los latinoamericanos tienen una opinión buena o muy buena de la India en promedio. Y en los países con un vínculo comercial más estrecho, como Chile o México, esta valoración llega hasta el 75%.[1]

En el prólogo, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, sostiene que “en un mundo globalizado que enfrenta múltiples desafíos para lograr un crecimiento sostenido y equitativo, resulta indispensable que regiones con necesidades comunes se unan para articular esfuerzos y conectar voluntades. Mejorar la calidad de nuestra infraestructura, ampliar nuestra capacidad energética, modernizar nuestros sistemas productivos y educativos de cara a las demandas de un mercado laboral cada vez más dinámico son solo algunos de los retos que comparten India y América Latina y el Caribe”.

En la misma línea, el artículo introductorio de Antoni Estevadeordal, gerente del Sector de Integración de BID, y Gustavo Beliz, Director del INTAL, precisa que “América Latina necesita apostar a la diversificación de sus exportaciones. Continuar el camino iniciado con China, que pasó a ser destino del 16% de las ventas externas y contribuyó a mitigar el impacto de la última crisis financiera con epicentro en Estados Unidos y Europa. A la diversificación de destinos se suma la diversificación de productos y servicios, donde la India ofrece una doble oportunidad debido a sus asombrosas perspectivas”.

Efectivamente, los 1.300 millones de habitantes del país ofrecen un tamaño de mercado único, con 350 millones de usuarios de internet que compran bienes y servicios a través de operaciones de comercio electrónico. Se prevé que la economía india tenga un crecimiento de 7,8% en promedio durante el próximo lustro y que pronto concentre el 25% de los graduados universitarios a nivel global.

Con el fortalecimiento de la presencia de una diplomacia comercial en ambas regiones, que aún resulta insuficiente si se compara la relación India-África y el vínculo de los países latinoamericanos con China o Europa, aparecieron sinergias impensadas en la industria automotriz, el sector agrícola y la economía digital, y hoy existen más de 150 compañías indias posicionadas en América Latina.

El comercio entre ambas regiones alcanzó así US$ 30.000 millones en 2016, una cifra nada insignificante pero casi 7 veces menor que los US$ 200.000 millones de intercambio con China. Los volúmenes actuales con India son comparables al comercio que la región tenía con la economía china hace poco más de diez años. Esta es solo una muestra del potencial que representa India en el mediano plazo si el intercambio sigue una trayectoria similar.

La india también enfrenta el desafío de diversificar su presencia en América Latina, donde el 45% de sus firmas pertenecen a solo dos rubros, telecomunicaciones y servicios farmacéuticos. La concentración de las exportaciones latinoamericanas es incluso mayor: el 85% de las ventas de la región se concentra en apenas cuatro productos, y en algunos países, como la Argentina tan solo un producto (aceite de soja) representa el 90% de las exportaciones.

El 70% de los consumidores indios provienen de sectores de recursos medios y bajos. Al mismo tiempo, el 88% de la ciudadanía tiene un déficit proteico que se traducirá necesariamente en una mayor demanda de alimentos a medida que crezca el ingreso per cápita y el poder adquisitivo. Esta nueva demanda representa una oportunidad única para los países de América Latina especializados en producción alimentaria. En este sendero, es importante evitar la primarización del intercambio para evitar repetir errores del pasado, agregando valor a la producción primaria, y teniendo en cuenta la complementariedad de los ciclos de cultivo entre ambas regiones.

Un poco de historia

La estrategia de desarrollo de India, que incluyó una creciente apertura comercial, la condujo a una suba exponencial de su PIB per cápita, desde valores cercanos a los USD 400 a comienzos de siglo hasta superar los USD 1500 recientemente.

 

India comenzó su proceso de apertura comercial en la década de 1990 partiendo de niveles arancelarios promedio superiores a 80%, y aunque aún se encuentra por encima de la media de Asia, realizó reducciones significativas. Quizás el capítulo donde existe más terreno para avanzar sea en productos agrícolas, donde los aranceles son en muchos productos hasta cinco veces más altos que en China.

En la actualidad, existen apenas dos acuerdos comerciales con la región, el Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) sellado con Chile en 2006 y el Acuerdo Preferencial de Comercio (APC) firmado con el MERCOSUR en 2004. A partir de estos acuerdos, cerca de 3.000 productos chilenos y 450 productos del MERCOSUR lograron preferencias arancelarias en el mercado indio. Un convenio con Perú se encuentra en plena negociación. La firma de otros acuerdos regionales que tengan en cuenta estos puntos de partida y que avancen en fortalecer el intercambio y la transferencia de tecnología representarían un avance significativo. Las experiencias de negociación con India, analizadas en este informe por sus protagonistas, tanto de forma bilateral como a nivel regional (con un artículo detallado sobre el comercio con la Alianza del Pacífico) o a partir de los BRICS, reflejan el espacio por ganar en la cooperación Sur-Sur.

Resultados extraordinarios de negocios se dieron mediante asociaciones de empresas con actores locales que permitan comprender la idiosincrasia o las particularidades de las reglas de mercado, como muestran las estrategias de Globant, OLX y el Grupo Aje o como TCS, Bajaj, Dreyfus o Aditya Birla, casos de estudio de este informe. Allí también hay participación latina, con la mexicana Cinepolis operando 350 pantallas en más de 30 ciudades. Los bienes y servicios comerciados van desde vehículos hasta medicamentos, y desde combustibles a maquinaria agrícola.

Hacia el futuro, la industria 4.0 aparece como un aliado en la tarea de profundizar la integración. Las tecnologías disruptivas reducen las distancias geográficas y las brechas de conocimiento y de stock de capital que caracterizaron a las economías emergentes desde la primera revolución industrial.

Con la contribución de 30 expertos de ambas regiones, este informe realiza propuestas concretas para que América Latina e India transiten juntas hacia un destino de prosperidad y progreso.

Descargar el informe completo pulsando aquí.

[1] Encuesta de INTAL-Latinobarómetro a 20.500 ciudadanos de 18 países de la región. Disponible en www.iadb.org/intal