La falta de un marco regulatorio que tome en cuenta las nuevas tecnologías, sumada a otros factores, hicieron que este segmento tenga menor peso que en el resto del mundo.

Basada en diversos componentes como el trabajo, el capital digital y los bienes intermedios digitales que se utilizan en la producción, la denominada “economía digital”, se ha ido entrelazando cada vez más con la economía tradicional y cobrado gran protagonismo.

Un reporte de la compañía Accenture llamado “El avance de la economía digital en la Argentina: optimizando las capacidades digitales para multiplicar el crecimiento” evalúa la importancia y aborda el panorama de este sector en el país.

La consultora tomó los datos de lo que llamó “los tres pilares” digitales:

  • el talento digital – que incluye la naturaleza digital de los puestos de trabajo y los conocimientos necesarios para desempeñarlos;
  • las tecnologías digitales – los activos productivos relacionados con tecnologías digitales (hardware, software y sistemas de comunicación) y
  • los aceleradores digitales -aquellos aspectos ambientales, culturales y conductuales de la economía digital que favorecen las actividades o iniciativas digitales, incluyendo la infraestructura de comunicaciones, la priorización digital por parte del gobierno y la facilidad para hacer negocios.

Según Accenture, la Argentina tiene un “índice de valor económico digital” de 16 puntos en una escala de 0 a 100, un resultado que es casi cinco veces inferior al de EE. UU. y la mitad que el de Chile. En la composición de ese índice para el país, la valoración del talento digital tiene un peso mayor del 50%, mientras que el de la inversión en tecnologías digitales es del 20%, y el 30% es el peso de los aceleradores digitales.

Estos datos, evidencian que la capacidad digital para generar valor dista de estar completamente explotada, pues mientras en el mundo de los negocios, las organizaciones más innovadoras avanzan hacia la definición y puesta en marcha de sus estrategias digitales, Argentina como la mayor parte de las economías regionales, sigue teniendo un nivel de madurez digital bajo.

Según el sondeo, sólo dos de cada diez empresas argentinas están actualmente invirtiendo en tecnologías digitales como parte integral de su estrategia, mientras que cinco de cada diez han hecho inversiones específicas en determinados procesos. Pero la digitalización por sí misma no será el factor decisivo del cambio, auguran. El estudio prevé que, si avanzan las inversiones en tecnología y se perfeccionan el talento y el ecosistema de negocios, la tasa de crecimiento hacia 2021 sería del 4,4% anual, comparado con el 3,2% que se proyecta en el escenario base.

El estudio también recomienda que es necesario pasar “de la Internet del consumo a la Internet de la producción”, para evitar la pérdida de competitividad por la transición en el modo de producción manual hacia uno automatizado y conectado.

Finalmente, para las empresas, la clave estará en la transformación hacia una cultura digital que esté presente en cada uno de los procesos y personas que las componen y, para las economías, la clave está en el grado de integración de prácticas y capacidades digitales. Se trata de fomentar un ecosistema de colaboración para la innovación.

Accenture. El avance de la economía digital en la Argentina: optimizando las capacidades digitales para multiplicar el crecimiento. 2018