Por: Santiago Chelala

La inteligencia artificial, entre otras tecnologías de vanguardia, puede generar una revolución en un rubro clave para la diversificación exportadora de la región.

El primer disco duro de la historia desarrollado en septiembre de 1956 por IBM tenía una capacidad de 5 Mega bytes. Es un volumen idéntico al que ocupan dos o tres fotos de una definición media, como las que sacamos con nuestros teléfonos. Aquella IBM 350, que 50 años después es una pieza de museo, pesaba una tonelada, medía 1,73 metros de alto y debía ser trasladada por grúas en aviones de carga.

En la actualidad, dispositivos no mucho más grandes que un grano de azúcar pueden almacenar y transmitir enormes cantidades de información, como lo muestran los avances de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, acerca de los “neurograins”, interfaces capaces de grabar la actividad a nivel neuronal o de enviar estímulos predeterminados al cerebro.

Con este ejemplo, Gustavo Beliz, Director del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL/BID), abrió su exposición en el Seminario paralelo a la Asamblea de Gobernadores del BID, el 21 de marzo en la ciudad de Mendoza (Argentina). El evento llevó el título de “Formación de recursos humanos para el sector Salud frente a los desafíos de las nuevas tecnologías”, y contó con la presencia de importantes referentes del sector. Expusieron también Eduardo Luna, vicerrector de la Universidad de Mendoza, María Eugenia Schwermer (Policy Wisdom), Juan Antonio Zapata (Universidad de Mendoza), Carlos Thomas (ISG), Luis Navas (Conexia) y Orlando Reos (Sigma Capital Advisors). El siguiente texto resume los puntos principales de la presentación del Director del INTAL.

La revolución tecnológica está transformando un sector clave de la economía con un alto impacto en el sector externo. Solo para la Argentina, las exportaciones de equipamiento médico superaron los US$ 1.000 millones en los últimos ejercicios. En tanto que el mercado mundial de equipamiento médico supera los 320.000 millones de dólares (MECON, 2016).

 

 

Fuente: MECON (2016).

 

Al mismo tiempo, el sector de la salud es uno de los pilares de los llamados servicios basados en conocimiento (rubros que van desde el diseño hasta los servicios profesionales), donde América Latina tiene un enorme potencial de crecimiento y oportunidades para diversificar su canasta exportadora (López y Ramos, 2017).

Cobotización

En 2017 se incorporaron 350.000 robots industriales al mercado global y ya hay 2 millones de robots operando en la industria y los servicios. Las proyecciones aseguran que entre 2018 y 2020 se venderán 400.000 robots solo en áreas de servicios como logística, defensa, medicina, entretenimiento, relaciones públicas y en economía del cuidado.

Estamos entrando en una era de cobotización, de convivencia humano-robots en las fábricas y oficinas. Incluso en los hospitales con la incorporación de robots en el sector de la salud: en América Latina ya funcionan 100 unidades del robot quirúrgico Da Vinci, que permite mejorar el tiempo de recuperación del paciente y ganar precisión en cirugías de espacio reducido (cómo cirugías urológicas infantiles).

La reducción de costos y las ventajas de eficiencia resultan asombrosas. El costo de secuenciar un genoma cayó 90% en los últimos 5 años (costaba 10.000 dólares en 2012 y hoy cuesta apenas USD 1000). Y bajó 99,9% desde 2001 cuando salía 100 millones. En la actualidad, el precio de secuenciar genomas está cayendo a una tasa hasta 5 veces más rápida que lo que establece la ley de Moore (caída sistemática en los precios de hasta 50% anual). Y si el ritmo de caída actual se mantiene durante cinco años más, el costo de un genoma humano completo será inferior a U$S 10. Esto se traducirá en un boom de datos genómicos en la industria de la salud (Gilliam, 2018).

Herramientas de inteligencia artificial como Siri (Iphone) o Alexa (Amazon), resultan ya clave para librar a los médicos de tareas administrativas. A través ellas, los médicos pueden derivar la organización de turnos de sus pacientes y completar las engorrosas recetas médicas con los números de afiliados al seguro social, o la facturación.

También mecanismos de análisis de imágenes y Big Data como Watson Health de IBMA ayudan a los médicos a trazar diagnósticos. El robot de IBM, que concentra información de más de 3000 hospitales en el mundo, permite diseñar tratamientos tentativos y ayuda a los médicos a identificar literatura científica y publicaciones recientes sobre sus propios casos (Hoyos, 2018).

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lidera una diversidad de proyectos donde la innovación contribuye a saldar necesidades del sector Salud. Un ejemplo es Smarter Crowdsourcing ZIKA (iniciativa BID-NYU), desde donde se desarrollaron varios programas de machine learning para combatir el ZIKA, monitorear Dengue y otras Enfermedades Transmitidas por Mosquitos (ETM). Con InfoDengue, que funciona en 800 ciudades de Brasil, se obtiene información en tiempo cuasi-real, con capacidad de alerta temprana, reconocimiento de imágenes fotográficas de criaderos de mosquitos que cualquier persona puede realizar, y predicción (a través de condiciones climáticas, como el viento) para enviar advertencias a las autoridades sanitarias locales.

Otro ejemplo es la Historia Clínica Electrónica en hospitales públicos de Uruguay, cuyo objetivo es expandir el sistema en los servicios de salud de emergencia y los egresos hospitalarios. La consolidación de la Historia Clínica Electrónica Nacional permite incrementar la eficiencia en el acceso a la información médica de los distintos actores, médicos y pacientes, además de promover la mejora en la atención de los usuarios del sistema de salud de Uruguay.

En Belice, un sistema de Telemedicina por WhatsApp permite a un grupo de ginecólogos discutir imágenes en tiempo real, y reducir el riesgo ocasionado por la presencia de placenta previa.

También, junto a Fundación INECO, el BID lanzó una iniciativa sobre Big data y Neurociencias en Argentina, a través de la Red latinoamericana de Conducta Humana y Políticas Públicas, para diseñar mejores políticas de primera infancia y envejecimiento. Siguiendo el éxito del Behavioural Insights Team (BIT) en Reino Unido el proyecto propone que la gente modifique conductas poco saludables, por ejemplo, que coma menos comida chatarra, entre otras conductas preventivas para la salud. El objetivo general es aplicar las ciencias del comportamiento a las problemáticas sociales y de salud en la niñez y la vejez para mejorar el impacto de las políticas en estas poblaciones.

Se trata solo de algunos ejemplos de complementariedad entre nuevas tecnologías y el desarrollo de un sector clave como es el sector Salud. Con políticas públicas y planes estratégicos es posible fomentar aplicaciones e innovaciones tecnológicas que contribuyan a la integración de los mercados latinoamericanos y al bienestar de la población.

Referencias bibliográficas

Gillam, M. (2018), “El futuro del sector salud”, Revista Integración & Comercio Número 44, Banco Interamericano de Desarrollo, en prensa.

Hoyos, J. (2018), “Big Data y diagnóstico médico”, Revista Integración & Comercio Número 44, Banco Interamericano de Desarrollo, en prensa.

Lopez, Andrés y Ramos, Daniela (2017), “Servicios basados en conocimiento y desarrollo en América Latina”, Secretaría de la Transformación Productiva, Ciclo 2017 Seminarios de Desarrollo Productivo, mimeo.

MECON (2016), “Salud, farmacia y equipamiento médicos”, Informes de Cadena de Valor, Ministerio de Economía de la Argentina.