Por: Ana Inés Basco

La alianza INTAL-Latinobarómetro y las opiniones de los latinoamericanos sobre temas medioambientales

La alianza INTAL-Latinobarómetro, creada en el marco del Programa de Bienes Públicos Regionales tiene como objetivo estudiar comparativamente el comportamiento de la opinión pública, explorando variables vinculadas a la inserción externa de los países. A la vez, sinérgicamente, se incorporan variables estadísticas relativas, entre otros aspectos, al intercambio comercial, a la integración política y social, y al medio ambiente de modo de generar una plataforma de conocimiento actualizado y pertinente sobre esta dimensión en la cual se conjugan dimensiones subjetivas y objetivas.

El proyecto genera un bien público regional consistente en un sistema anual de seguimiento de los procesos de integración en América Latina, elaborado colectivamente por los gobiernos de los países participantes y utilizado por éstos para tomar decisiones de política pública.

Este artículo aborda la temática del medio ambiente y el cambio climático en circunstancias en las que América Latina concentra el 40% de la biodiversidad del planeta. Sus recursos naturales son una importante fuente de riqueza que, potenciados por el capital humano y los avances tecnológicos, ofrecen oportunidades inigualables para su inserción en la economía global. La integración regional a partir de una estrategia de desarrollo sustentable de los países exige esfuerzos compartidos y políticas que promuevan el uso responsable de los recursos y el cuidado del medio ambiente. La conciencia social ambiental emerge como un capital fundamental para organizar esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático, dando lugar a una gobernanza ambiental en la región.

¿Podemos tapar el sol con las manos?

Aunque en el mundo se registran cada vez situaciones de sequías extremas, grandes inundaciones, y el aumento del nivel del mar por el derretimiento de los hielos en los polos, el debate sobre la existencia del calentamiento global y el cambio climático no está cerrado. Entre quienes rechazan el cambio climático generado por la actividad humana, se argumenta que el calentamiento existe, pero que ya ha tenido lugar en muchos otros momentos de la historia del planeta. Es decir, el calentamiento sería parte de un “ciclo natural” del planeta que desencadenado con independencia del accionar humano.

En la actualidad, los países de Latinoamérica están expuestos a múltiples riesgos relacionados con el clima como ciclones tropicales, inundaciones, sequías y oleadas de calor. Pero, ¿son percibidos estos hechos como una consecuencia del cambio climático? o, por el contrario, ¿son fenómenos naturales que azotaron siempre con mayor o menor frecuencia?

¿Qué opinión tienen los latinoamericanos acerca de este tema? Sobre la afirmación “No existe el problema de cambio climático”, 6 de cada 10 personas se muestran en desacuerdo o muy en desacuerdo. Es decir, el 62% considera que existe el problema, un 32% niega su existencia, y un 6% no se manifiesta sobre este asunto.

Al comparar las respuestas por países, vemos que Uruguay es el país donde más personas consideran que el problema existe (87%); en el extremo opuesto, en Ecuador sólo el 42% reconoce su existencia. Paradójicamente, al contrastar las respuestas con el índice de vulnerabilidad al cambio climático,[1] se observa una correlación negativa (‑0,57). Esto indica que los países que estarían más expuestos al cambio climático son quiénes menos perciben el problema: República Dominicana (46%), Guatemala (50%), Nicaragua (50%), El Salvador (51%); y viceversa, los menos expuestos son los que más lo perciben: Brasil (73%), Colombia (74%), Argentina (77%) y Uruguay (87%) (ver Figuras 1 y 2).

Figura 1

 

Figura 2

La visión sustentable de los acuerdos de integración

En los últimos veinte años, un creciente número de Tratados de Libre Comercio (TLC) y Acuerdos de Integración Económica (AIE) comenzaron a incluir la problemática ambiental en sus textos -o fueron acompañados por un apartado sobre esta cuestión-, en el marco de un reconocimiento de la interacción entre comercio internacional y sustentabilidad. El objetivo fue proteger el medio ambiente, establecer vías de colaboración entre los países y brindar incentivos para aplicar y hacer cumplir las regulaciones más estrictas para reducir el daño ambiental.

 

Basados en indicadores ambientales representativos de la calidad del aire y el calentamiento global, los principales estudios empíricos que se desarrollaron sobre este tema concluyeron que los TLC con disposiciones ambientales parecen contribuir a reducir la contaminación y la degradación del medioambiente de los países que los firman.

 

Según el informe Eco-integración de América Latina, del INTAL-BID, desde mediados de la década del ’90 se firmaron más de 250 TCL en el mundo, y la cifra de acuerdos más inclusivos creció, particularmente, a partir de 2005. De hecho, el 25% de los TCL firmados hasta 2014 incluye disposiciones vinculadas con el medio ambiente.

 

Entre 1995 y 2015, los países de América Latina suscribieron 37 TLC que incluyen cláusulas de protección ambiental. Para la región, que concentra el 40% de la biodiversidad del mundo, la exigencia de cumplir estándares ambientales en el comercio plantea el desafío de incorporar tecnologías que se adapten a cadenas globales de valor cada vez más exigentes.

 

Por otra parte, al consultar por la responsabilidad humna en el asunto, y sobre quiénes serán los más afectados por sus efectos, existe un alto nivel de consenso sobre la afirmación “los humanos son los principales responsables del cambio climático” (83% de respuestas de acuerdo y muy de acuerdo) (ver Figura 3). Este resultado es independiente de la condición de género, edad o nivel socioeconómico de los encuestados. Al analizar las respuestas por países, tenemos en un extremo a Uruguay y Costa Rica con 91% de respuestas afirmativas, y en el opuesto, a República Dominicana y Guatemala con 73% y 75% de respuestas afirmativas respectivamente.

Figura 3

Figura 4

 

En relación al impacto del cambio climático, los latinoamericanos ubican en primer lugar las consecuencias sobre la salud humana (14%), en segundo lugar la flora y la fauna (12%) y, en tercer lugar, la vida cotidiana (11%) (ver Figura 5). Estas respuestas son estables y se confirman en una mirada por países, ya que no se observan máximos o mínimos muy distintos de las respuestas promedio.

Figura 5

Medio ambiente y eco-integración

En la medida en que el problema del cambio climático es visualizado, podríamos suponer que mayores serían los esfuerzos de los países para poner en marcha estrategias adaptativas. El diseño de políticas de adaptación al cambio climático obliga a revisar las capacidades instituciones para dar respuesta al problema, es decir para servir de marco eficaz y eficinte para una gobernanza ambiental, mientras que la aplicación de esas políticas exige una participación activa de la ciudadanía. De esta manera, la conciencia social sobre el medio ambiente y el cambio climático se convierte en el punto de partida fundamental en la estrategia adaptativa de los países.

¿Es visualizado el cambio climático como un asunto urgente que debemos solucionar? ¿Tiene sentido ocuparnos ahora del problema? Al consultar sobre el nivel de “urgencia” que los latinoamericanos asignan a la resolución del problema del cambio climático, se confirma que para el 75% de las personas es un tema urgente, con la distinción que el 69% considera que “tenemos que ocuparnos hoy” y el 6% considera que, aunque es un problema urgente, “no hay nada que hacer, es demasiado tarde para actuar” (ver Figura 6). Sólo un 14% de las personas relativizan la problemática del cambio climático y prefieren postergar los esfuerzos para enfrentarlo. Luego, un 4% cree que no es, ni será, un problema del que debamos ocuparnos.

Figura 6

Colombia y Costa Rica son los países más preocupados por el cambio climático y urgidos por solucionarlo (80% y 79% respectivamente) (ver Figura 7). Mientras que para el 22% de los dominicanos, “todavía no es un problema urgente, pero lo será en un futuro”, y para el 11% de los hondureños “nunca será un problema necesario de ocuparse”.

 

 

 

 

 

 

Figura 7

Los países de la región que visualizan el problema del cambio climático como un tema “urgente del que tenemos que ocuparnos hoy”, son al mismo tiempo, los que tienen mayor cantidad de empresas con certificación ambiental (ISO 14001/ por cada mil millones de PBI), presentando una correlación positiva de 0,58 (ver Figura 8 y Figura 9). Esto sugiere que la visualización del problema es necesaria para la aplicación de normativas tendientes a reducir el impacto ambiental y, al mismo tiempo, que las políticas de mitigación contribuyen con la generación de una conciencia social ambiental. También se encuentra una correlación positiva de 0,50 entre estos países y las emisiones de CO2 per cápita, lo que podría indicar que, cuánto más visibles son los efectos de la contaminación, mayor es la población preocupada por el cambio climático y dispuesta tomar medidas para reducir su impacto.

 

Figura 8

 

Figura 9

Al mismo tiempo, en los países donde no se visualiza el problema del cambio climático como un problema urgente, pero se reconoce que “lo será en el futuro”, se encuentra una correlación negativa (-0,60) respecto a la “Producción de electricidad a partir de fuentes renovables, excluida la hidroeléctrica (% del total). Es decir, en aquellos países con menor desarrollo en materia de energías renovables (por lo que la mayor parte de la energía eléctrica se produce a través de fuentes tradicionales o es energía hidroeléctrica), y que por lo tanto tienen una matriz energética con más impacto en el medio ambiente, si se reconoce el problema del cambio climático pero éste tiende a asociarse a una situación a resolver en el futuro. Esto refuerza la idea sobre la necesidad de que la sociedad visualice el problema del cambio climático como urgente, para la aplicación de políticas y normativas de mitigación y adaptación.

 

Conclusión

El deterioro ambiental y el cambio climático impactan sobre la economía y la vida de las personas de distintas maneras que van desde la pérdida de productividad de los cultivos por sequías o inundaciones, pasando por el impacto en la salud y gastos innecesarios en el sistema sanitario derivados de enfermedades que podrían evitarse, hasta la reconstrucción del sistema de infraestructura ocasionada por las “catástrofes naturales”, cada vez más frecuentes. Una gran parte de la sociedad latinoamericana (75%) logra visualizar los problemas generados por el deterioro del medio ambiente y el cambio climático, y de forma mayoritaria (83%) considera que el mismo ha sido causado por el ser humano. Sin embargo, esta visualización presenta algunos patrones particulares al ser analizada por país: en aquellos con una mayor exposición al cambio climático (como República Dominicana, Guatemala, Nicaragua) observamos en promedio una menor conciencia sobre la problemática ambiental, mientras que lo contrario ocurre en países con mayor contaminación ambiental (emisiones de CO2 per cápita) y más empresas con certificación ambiental.

La resolución del problema del cambio climático es priorizada por encima de muchos otros existentes en las sociedades latinoamericanas, incluso, en detrimento del crecimiento económico (71% de los encuestados). ¿Son suficientes los esfuerzos que realizan individualmente los países en su lucha contra el cambio climático? La integración de América Latina a la economía global exige revisar aspectos de la gobernanza ambiental, en particular en un contexto en el que los latinoamericanos identifican que quienes deben ponerse al frente de esta cuestión son tanto la totalidad de los actores sociales (35% de las respuestas), como las instituciones específicamente relevantes (Gobiernos, ONGs, organismos internacionales, las empresas, con un 32% de las respuestas). Afortunadamente, se evidencia una fuerte conciencia social ambiental que la ubica en el 2 puesto en el ranking de los problemas en la agenda del desarrollo de los países, que fue mencionada en todos los casos (exceptuando a Paraguay) por al menos el 40% de los entrevistados. Esto representa un buen punto de partida para la aplicación de políticas de mitigación y adaptación al cambio climático.

[1] El Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático (IVCC) para ALC evalúa la vulnerabilidad de las poblaciones humanas a fenómenos extremos relacionados con el clima, y los cambios en los principales parámetros del clima en los próximos treinta años. El IVCC combina el riesgo de exposición y los cambios en el clima y fenómenos extremos con la actual sensibilidad humana a esa exposición, y la capacidad de un país para adaptarse a los posibles cambios climáticos o para aprovechar esos cambios. Este equilibro entre la extensión de los cambios a los cuales puede estar expuesto un país, y la resiliencia existente en la población y el gobierno de ese país permite un panorama general del grado de vulnerabilidad.

CAF. 2014. Índice de vulnerabilidad y adaptación al cambio climático en la región de América Latina y el Caribe. Caracas: CAF.