En la antesala de una posible reconfiguración política, producto de las recientes elecciones presidenciales en la Argentina y el Uruguay, la 55° Cumbre de Presidentes del MERCOSUR –que se llevó a cabo en Bento Gonçalves (Brasil) el pasado 5 de diciembre– permitió alcanzar progresos importantes en áreas claves para profundizar la integración comercial entre los miembros del bloque.En primer lugar, los países miembros adoptaron un “Acuerdo sobre Facilitación del Comercio del MERCOSUR” que tiene por objetivo “agilizar y simplificar los procedimientos asociados a las operaciones de importación, exportación y tránsito de mercaderías, a través del desarrollo e implementación de medidas destinadas a facilitar el movimiento y libre circulación transfronteriza de las mercaderías”. Este acuerdo establece un conjunto de principios tendientes a facilitar el comercio – como la transparencia, eficiencia, simplificación y armonización de procedimientos comerciales, la utilización de tecnologías de la información y la aplicación de controles basados en la gestión de riesgos. Asimismo, introduce disciplinas sobre aspectos específicos de la tramitación aduanera –como el despacho rápido o incluso previo a la determinación de derechos aduaneros, impuestos, tasas o cargas, las resoluciones anticipadas, o la auditoría posterior al despacho–, promueve la interoperabilidad de los sistemas electrónicos de las administraciones aduaneras, la utilización de modelos de datos comunes, y la adopción de programas de facilitación específicos como las Ventanillas Únicas de Comercio Exterior y los programas de Operador Económico Autorizado, incluido su reconocimiento mutuo. Además, el acuerdo incluye disposiciones sobre tasas y cargas que establecen como criterio general que estas “se limitarán al costo aproximado de los servicios prestados, que no se calcularán sobre una base ad valorem, y no representarán una protección indirecta para los productos nacionales o un impuesto a las importaciones o exportaciones con fines fiscales” y prevé explícitamente la eliminación de la “tasa consular” de Uruguay y la “tasa estadística” de Argentina (en un período de uno y tres años respectivamente), resolviendo así una controversia de larga data entre los miembros y reduciendo el costo del comercio entre sí.Este acuerdo se complementa además con una decisión ratificada durante la última cumbre y adoptada unos meses atrás que pone en marcha un proceso de reconocimiento mutuo de las empresas certificadas en los programas de Operador Económico Autorizado de cada uno de los países miembros, haciendo de ese modo más eficiente el proceso de certificación y contribuyendo a reducir los costos de los operadores comerciales más importantes y a la efectiva implementación de un modelo de controles basado en la gestión de riesgos.
Por otro lado, el Consejo Mercado Común también aprobó el denominado “Marco General de las Iniciativas Facilitadoras del Comercio del MERCOSUR”. Este acuerdo tiene por objeto complementar los mecanismos de MERCOSUR para la elaboración de reglamentos técnicos o procedimientos de evaluación de la conformidad o, más en general, ofrecerse como alternativa en casos en los que existe interés en mejorar el acceso al mercado de otro Estado Parte y pueden incluir “acciones de convergencia regulatoria, armonización con las normas internacionales, el uso de la acreditación para calificar entidades de evaluación de la conformidad y el reconocimiento mutuo o unilateral de los resultados de los procedimientos de evaluación de la conformidad”. De este modo, se genera un procedimiento más institucionalizado hacia una agenda de cooperación regulatoria que permita avanzar en la remoción de obstáculos técnicos al comercio entre los socios, situación que todavía constituye una de las deudas pendientes del bloque.Estas medidas son fundamentales para que el MERCOSUR pueda dirigirse hacia una mayor profundización y diversificación su comercio intra-bloque y con el resto del mundo. Los estudios del BID sugieren que los costos regulatorios y asociados a la facilitación de comercio –junto con los costos logísticos y de información– continúan siendo hoy los principales obstáculos al comercio, especialmente en un escenario de liberalización y completa desgravación arancelaria como el que caracteriza al MERCOSUR. Estos costos adquieren especial dimensión a la luz de dos fenómenos recientes como son el sostenido crecimiento económico de Asia y la organización de la producción en cadenas regionales o globales de valor y contribuyen a explicar dos desafíos que todavía enfrentan los países del MERCOSUR: la concentración de sus exportaciones en un conjunto reducido de productos de escaso valor agregado y la relativamente baja inserción de pequeñas y medianas empresas en los mercados internacionales.[1]
De este modo, los acuerdos alcanzados durante la cumbre deberían permitir a MERCOSUR comenzar a recorrer el camino necesario para reducir los costos regulatorios y aquellos que requieren de medidas de facilitación comercial, abriendo el camino para incrementar el comercio intra-bloque y para mejorar su desempeño exportador.
Además del impacto que las medidas tengan al interior del bloque y sus países miembros, debe considerarse otra posible dimensión positiva de este progreso, vinculada al acercamiento con la Alianza del Pacífico y el Plan de Acción de Puerto Vallarta adoptado por los Jefes de Estado de ambos bloques. Dicho Plan de Acción incluye entre sus objetivos la conclusión de un “Acuerdo Marco de Facilitación de Comercio entre MERCOSUR y la Alianza del Pacífico” – además de un conjunto de acciones a implementar en relación a herramientas específicas de facilitación – así como “facilitar el comercio y mejorar la eficiencia y la competitividad a través de la cooperación regulatoria”, llevando a cabo una identificación de sectores en los que existen oportunidades concretas e incluso evaluando “el inicio de una posible negociación en alguno” de dichos sectores.
Los países miembros de la Alianza del Pacífico ya se han dotado –a través del Protocolo Adicional al Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico– de un conjunto de reglas sobre facilitación de comercio que va más allá de los compromisos alcanzados en el denominado “Acuerdo de Bali” de la Organización Mundial de Comercio. Además, llevan adelante una agenda robusta de cooperación regulatoria y remoción de obstáculos técnicos al comercio que, por ejemplo, les ha permitido alcanzar un acuerdo sobre Eliminación de Obstáculos Técnicos al Comercio de Productos Cosméticos – que, en la práctica, armoniza el marco regulatorio aplicable a estos productos en los cuatro países miembros.
De este modo, las medidas sobre facilitación de comercio y cooperación regulatoria que el MERCOSUR adoptó durante la Cumbre allanan el camino para poder alcanzar los objetivos establecidos en el Plan de Acción de Puerto Vallarta, en tanto reducen significativamente la brecha entre ambos bloques y deberían hacer más sencillas las conversaciones entre sí.
Además de estos progresos en la materia estrictamente comercial, el MERCOSUR avanzó durante esta última cumbre en dos áreas importantes para la modernización del bloque en sus aspectos institucionales, que deberían contribuir a fomentar procesos de toma de decisión más modernos y dinámicos y que involucren a los principales actores interesados.
Así, los presidentes ratificaron una resolución adoptada por el Grupo Mercado Común que busca estimular y dinamizar la participación del sector privado en reuniones del MERCOSUR brindando mayor transparencia a las reuniones de los órganos involucrados, dando a conocer sus agendas con anticipación, estableciendo un número de plazas para que el sector privado participe en ellas e incorporando en la etapa preparatoria de las reuniones un bloque dedicado al diálogo entre los gobiernos y los representantes empresariales. Estimular la participación del sector privado, como ocurre en iniciativas como la Alianza del Pacífico y como el MERCOSUR mismo prevé a través del Foro Consultivo Económico y Social, debería contribuir a que la agenda de trabajo se encuentre adecuadamente alineada a resolver los obstáculos prioritarios para el comercio entre las empresas del bloque y a que las decisiones que se adopten se nutran de la experiencia en el mercado de los actores económicos así cómo de sus conocimientos y sus mejores prácticas.
Además, el Consejo Mercado Común adoptó una orientada a la actualización de la estructura institucional del MERCOSUR, a modo de “alcanzar más rápidamente los objetivos definidos en el Tratado de Asunción” y con el objetivo de “crear criterios para que el organigrama del MERCOSUR no se ramifique excesivamente, lo que genera fragmentación y crea obstáculos al seguimiento de los trabajos de los foros dependientes de los órganos decisorios del bloque.”
La contempla la implementación de un Plan de Acción que tendrá por objetivo “la revisión sistemática de la estructura interna de los foros dependientes de los órganos decisorios, con vistas a evaluar su adecuación a la etapa actual del proceso de integración y a hacerla más simple y eficiente”. Se establece como criterio para la de instancias dependientes de los órganos decisorios. Además, la Decisión por si misma elimina instancias que han estado inactivas por períodos superiores a dos años y establece la extinción automática de los grupos ad hoc una vez que se haya cumplido su mandato o expirado el plazo previsto para su cumplimiento. Por último, el CMC decide suprimir el Grupo Ad Hoc sobre Registro Común de Vehículos Automotores y Conductores y el Grupo de Trabajo sobre Prevención de Proliferación de Armas de Destrucción Masiva, eliminar los Subcomités Técnicos de Valoración Aduanera (SCTVA) y de Legislación Aduanera (SCTLA), así como el Grupo de Trabajo para la “Armonización de los Datos de las Declaraciones Aduaneras – MODDA (GT-MODDA) del Comité Técnico Nº 2 “Asuntos Aduaneros y Facilitación del Comercio” (CT N° 2).
[1] Véase, en general, “Bringing Down the Barriers: A Review of IDB Research on Trade Costs in Latin America and the Caribbean”, Theodore Kahn, Antoni Estevadeordal, Mauricio Mesquita Moreira.