Los países miembros de la Alianza del Pacífico (AP) y del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) acordaron los pasos iniciales para avanzar en el objetivo de “promover la interoperabilidad de las Ventanillas Únicas de Comercio Exterior (VUCEs)”. Esa meta había sido establecida en el Plan de Acción de Puerto Vallarta que adoptaron los Jefes de Estado de Chile, Colombia, Perú, México, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en julio de 2018 “con el fin de complementar y ampliar la Hoja de Ruta” que delineaba el acercamiento entre ambos mecanismos de integración regional.
La AP y el MERCOSUR son proyectos complementarios y su acercamiento es fundamental para la integración regional, no solo entre sus miembros sino de toda América Latina y el Caribe dadas sus importantes implicancias económicas y geopolíticas. En efecto, ambos bloques combinados representan el 78% de la población y casi el 90% del PIB y de las exportaciones de la región al mundo, por lo que representan una masa crítica de países con la fuerza gravitatoria suficiente para impulsar la integración regional.
A pesar de los acuerdos comerciales vigentes entre los países pertenecientes a la AP y al MERCOSUR, el comercio intrarregional permanece bajo y sus miembros enfrentan desafíos comunes de competitividad global. En los últimos tres años, el MERCOSUR fue destino de sólo el 2,4% de las exportaciones de la AP, mientras que la AP ocupó un lugar un tanto mayor pero aún limitado en las exportaciones del MERCOSUR, cercano al 7%. El comercio entre los dos bloques ha crecido 27% en los últimos tres años desde 2016, alcanzando los US$38 mil millones en 2018, pero permanece aún por debajo del nivel récord de US$42 mil millones de 2012.
Utilizando las estimaciones de la publicación “Conectando los Puntos” del BID (2018) para analizar el impacto de una mayor integración sobre los encadenamientos productivos AP-MERCOSUR, se obtiene que las importaciones de insumos intermedios desde el MERCOSUR usadas en las exportaciones de los países de la AP podrían pasar de 6,5 a 7,7 mil millones de dólares, representando un incremento de 9%. Por su parte, las importaciones de insumos intermedios desde la AP usadas en las exportaciones de Argentina y Brasil podrían pasar de 2,6 a 2,8 mil millones de dólares, equivalente a un incremento de 8%. Estas son estimaciones de impactos a corto plazo, tomando en cuenta predicciones del comercio que ya existe. Es de esperarse ganancias adicionales en el tiempo, por ejemplo, con la creación de encadenamientos productivos que hoy no se han dado.
En un escenario de desgravación arancelaria entre los países miembros que alcanza a casi la totalidad del comercio, medidas de facilitación comercial – como la implementación e interoperabilidad de Ventanillas Únicas de Comercio Exterior – resultan cruciales para profundizar la integración entre ellos y eliminar las fricciones en frontera que aumentan los costos y tiempos de las exportaciones e importaciones al interior del bloque.
Las VUCEs son plataformas electrónicas que permiten a los operadores económicos tramitar desde un único sitio los permisos, autorizaciones y hasta pagos de tasas de las operaciones de comercio exterior. El funcionamiento de las VUCEs permite reducir tiempos, costos e incertidumbres de los procesos de exportación e importación, así como mejorar la coordinación y transparencia entre las entidades públicas. Si bien muestran distintos grados de avance, los ocho países han implementado o están implementando VUCEs, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
La interoperabilidad de las VUCEs supone establecer una interconexión entre las plataformas electrónicas de cada uno de los países que permite intercambiar en tiempo real la información contenida en los principales documentos que acompañan las operaciones de comercio exterior, reduciendo los tiempos y facilitando los procedimientos al evitar que exportadores e importadores deban duplicar la información que se presenta.
Los países de la Alianza del Pacífico ya han avanzado en la interoperabilidad de sus VUCEs a través de un proyecto que se inició en 2016 y que ya permite el intercambio de datos de certificados fitosanitarios y de certificados de origen. La evaluación del Sector de Integración y Comercio del BID, que apoya el proyecto de la Alianza del Pacífico, ya destaca que el intercambio de certificados fitosanitarios a través de la plataforma generó, en promedio, un ahorro de costos de 30% para los operadores económicos. En cuanto a los tiempos, el estudio permitió detectar que Chile redujo de cuatro días a solo unos minutos la tramitación de los certificados fitosanitarios y que en México el lapso se redujo de dos semanas a 30 minutos.
El proceso que se inicia ahora entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR tiene por objetivo concretar el mismo tipo de intercambio de datos entre las VUCEs de los ocho países, replicando y aumentando los impactos positivos que ya se han demostrado.
El “Taller de Expertos en Facilitación de Comercio” del MERCOSUR y la AP, organizado por INTAL en mayo de este año, así como la XI Reunión de la Red Interamericana de Ventanillas Únicas de Comercio Exterior, organizada por el Sector de Integración y Comercio del BID y el gobierno de Chile en agosto de este año, proveyeron el marco para que funcionarios de los países miembros de ambos bloques precisaran los pasos necesarios para avanzar hacia ese objetivo.
De este modo, los países acordaron los términos de referencia para un estudio que sentará las bases para avanzar en la interoperabilidad de sus VUCEs. Este estudio parte de la premisa de que el escenario es heterogéneo, tanto en cuanto a la implementación de las VUCEs a nivel nacional –con variantes en cuanto al diseño, gobernanza, servicios, agencias y procedimientos involucrados, y grado de implementación– como en los esfuerzos de interoperabilidad que se llevan a cabo en cada bloque o de forma bilateral.
Frente a este escenario de heterogeneidad, los países definieron como primeros pasos para promover la interoperabilidad el tener una comprensión cabal de las características de las VUCEs en cada país que permita identificar las brechas de gobernanza, tecnológicas y regulatorias que deberían abordarse y superarse para alcanzar la interoperabilidad, evaluar la factibilidad del proyecto, identificar los grados de coincidencia que pudieran existir y las oportunidades que ofrecen para el proyecto y diseñar preliminarmente la secuencia de pasos adecuada para avanzar hacia ese objetivo común.
Este estudio detallado se llevará a cabo en cada uno de los ocho países miembros de ambos bloques y permitirá contar con un relevamiento y descripción detallados de las funcionalidades de las VUCEs, su modelo de gobernanza, la información estadística sobre su operación, su arquitectura tecnológica y sus recursos humanos y financieros.
Además, el estudio evaluará el grado de adopción por cada uno de los países de los estándares internacionales en materia de certificados fitosanitarios, zoosanitarios y de origen y de declaración aduanera, con miras a identificar cuáles son las brechas por superar para que la situación sea homogénea y permita el intercambio de datos a través de una eventual plataforma de interoperabilidad.
Por último, el estudio, que será llevado adelante por el Sector de Integración y Comercio del BID, ofrecerá recomendaciones sobre el modelo de interoperabilidad a adoptar, las características mínimas de madurez que las VUCEs nacionales deberían tener para poder integrarse en la plataforma, los acuerdos bilaterales o regionales que deberían adoptarse para permitir la interoperabilidad y otros aspectos relevantes para la concreción del proyecto.
Los resultados de este esfuerzo conjunto de los países miembros de la AP y el MERCOSUR, que estarán disponibles durante el primer semestre de 2020, ofrecerán una base sólida para dar el siguiente paso y harán más concreta la aspiración de llegar a la plena interoperabilidad, facilitando el comercio intrarregional y potenciando aún más el acercamiento entre ambos bloques.