En el evento por los 50 años del INTAL, el expresidente de Uruguay aseguró que en América Latina se necesita mayor voluntad política para avanzar en una nueva etapa de la integración.


 

El expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, acompañó al INTAL en el evento de celebración de su 50º aniversario y sorprendió a los asistentes con una reflexión acerca de la construcción de la integración en América Latina y de la necesidad de voluntad política.

Sostuvo que hace varias décadas “la integración era un sueño” y que ahora “motiva el espanto” pues solamente se puede negociar de manera integrada frente a grandes alianzas, como la que podría surgir entre Estados Unidos y la Unión Europea si se concreta el acuerdo comercial bilateral. Mujica subrayó la importancia de “integrarse para ser alguien en el mundo” y sostuvo que para ello se requiere voluntad política. En ese sentido, consideró que “en América Latina la política no ha estado a la altura de las circunstancias”, pues prima la visión de corto plazo y no se tiene en cuenta que la integración es una herramienta para ganar peso en el escenario internacional. Asimismo, destacó que se necesita promover una mayor aceptación social de la integración y que si bien no todos los países tienen la misma responsabilidad en materia de integración, ya que los grandes tienen mayores posibilidades, todos deben asumir la parte que les corresponde.

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Más allá de su capacidad de mejorar la inserción externa, Mujica destacó que el propósito último de la integración debe contribuir al objetivo de reducción de la pobreza. Por ello, subrayó que debe ir más allá del comercio y la necesidad de desarrollar políticas comunes en temas como de medioambiente, energía y atracción de inversión extranjera directa, en contraposición a las guerras de incentivos entre países de la región. Señaló la necesidad de flexibilidad y respeto a la diversidad, además de darle valor al conocimiento y a la cultura. Asimismo, destacó que se requiere mayor “coraje político” para que el Estado tenga mayor control, pero también advirtió sobre la importancia de un mejor manejo del gasto público que evite las políticas clientelistas.

Advirtió que el mundo no va a cambiar por más que América Latina se queje y en ese contexto “la integración no es altruismo ni solidaridad sino autodefensa”. Argumentó que si bien existen posibilidades enormes, la integración es “un desafío gigantesco” y “el mayor obstáculo para alcanzarla somos nosotros mismos”. En ese sentido, sostuvo que no es optimista respecto de la integración en la región, pero está comprometido con su defensa.