El cambio climático supone una grave amenaza para los caribeños. Los líderes de la región sostienen que los países desarrollados deben seguir al frente de la movilización para procurar fondos para el clima y evitar desastres.

La búsqueda de fondos para hacer frente al flujo de recursos que se necesitan para la adaptación y la mitigación del cambio climático sigue formando parte de las agendas de los gobernantes del Caribe.

El cambio climático supone una grave amenaza para los países del Caribe, a pesar de que su contribución a las emisiones globales de gases de efecto invernadero es muy baja. Por su tamaño y su ubicación geográfica, los Estados insulares de esta región son especialmente susceptibles a los impactos del recalentamiento planetario.

El costo de la inacción podría ser muy elevado en el Caribe, alertó el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.

Dichas economías dependen de varios sectores que son vulnerables al clima, como el turismo, la agricultura y la pesca, según el informe del BID,

Las naciones caribeñas se verán perjudicadas por el continuo aumento del nivel del mar, los cambios en los ciclos de lluvias y en la temperatura y la creciente variabilidad climática y los desastres naturales subrayados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Las proyecciones muestran que las pérdidas podrían ascender a unos 22.000 millones de dólares al año para 2050, alrededor de 10 por ciento de la economía actual del Caribe, según el organismo.

Como el fenómeno ya afecta a esta región, al primer ministro de Santa Lucía, Kenny Anthony, le preocupa que todavía exista una brecha entre el discurso de los dirigentes políticos y lo que la población cree al respecto.

El embajador Albert Ramdin, asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores en Suriname, opinó que se necesita una mejor comunicación para achicar la brecha a la que se refirió el primer ministro Anthony.

Las proyecciones detalladas de modelos climáticos para el Caribe prevén un aumento en la temperatura atmosférica promedio, así como de la temperatura en la superficie del mar, menores precipitaciones anuales y la posibilidad de una mayor intensidad de las tormentas tropicales.

 

El acuerdo de cambio climático suscrito en París en diciembre, durante la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), reconoce la importancia de evitar, minimizar y atender las pérdidas y los daños relacionados con las consecuencias negativas del recalentamiento planetario, entre las que se destacan los eventos climáticos extremos.