Académicos especializados en la relación bilateral entre América Latina y China analizaron en el INTAL-LAB un Seminario sobre las transformaciones recientes del gigante asiático y cómo pueden impactar en la región.

¿Qué lecciones podemos aprender de la experiencia china? ¿Cuál es el impacto del crecimiento chino y su “nueva normalidad” en América Latina? ¿Cuáles serán las principales tendencias en las próximas décadas y cómo estar preparados?


 

El 8 de junio se llevó a cabo en el INTAL-LAB un seminario organizado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), del Departamento de Integración y Comercio (INT) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto al Centro de Estudios Legales y Políticos de Asia de la Universidad Austral, en el que se presentó la última edición de la Revista Integración y Comercio, “Made in CHI-LAT, dedicada a identificar las “Claves para renovar la convergencia entre Latinoamérica y China”.

La apertura estuvo a cargo de Gustavo Beliz, Director del INTAL, quien destacó la necesidad de encarar una relación regional con China que contenga pero que supere las relaciones bilaterales y la importancia de diversificar la canasta exportadora regional con el gigante asiático como un camino necesario para elevar la inclusión social.

A continuación, Wang Liang, Encargado de Negocios de la Embajada de China en Argentina, describió la relación bilateral reciente y destacó que la convergencia de intereses bilaterales ha aumentado en los últimos años. Sostuvo que China mantendrá firme su apoyo al desarrollo de América Latina y a la cooperación bilateral, y promoverá el equilibrio del comercio. Para ello, se deberá continuar trabajando juntos en busca de nuevas ideas que permitan a ambas partes progresar.

En el primer panel, moderado por Felix Peña, Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC, se analizó cómo puede hacer la región para agregar valor a sus exportaciones, lo que está relacionado con la transferencia de conocimiento y tecnología (“alimentos inteligentes”). Eduardo Bianchi, cotitular de la Cátedra OMC – FLACSO Argentina, y Martín Piñeiro, Director del Comité de Agricultura del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, presentaron su estudio sobre “El futuro de la demanda de Alimentos ”.

Bianchi describió la dinámica de las exportaciones de América Latina a China y se refirió a la demanda presente y futura de China, y su relación con su política agropecuaria. Mencionó que las exportaciones de alimentos del MERCOSUR a China tuvieron un gran dinamismo que conllevó a un notable crecimiento de la importancia de China como destino de las ventas externas de estos productos. Asimismo, esas exportaciones presentan un alto grado de concentración. También, destacó que el autoabastecimiento de alimentos básicos es una meta gubernamental de China, no obstante, tiene solo el 13% de su tierra arable. Del mismo modo, China concentra sus importaciones en pocos productos (casi 40% en porotos de soja). No obstante, resaltó que el aumento de los ingresos y la urbanización llevaron a una diversificación de la dieta en la población china, con un mayor consumo de alimentos procesados como fideos, galletas, repostería, alimentos preparados. Esto podría abrir una tendencia hacia una demanda de alimentos más diversificada. De hecho, destacó que a futuro el consumo se centrará en proteínas de origen animal como carnes y lácteos.

Por su parte, Piñeiro presentó un conjunto de ideas para aprovechar las oportunidades de integración comercial, productiva y tecnológica con China. Al respecto, destacó tres áreas principales de acción: aumentar el “market share” de productos que son importantes en la canasta exportadora actual (básicamente commodities), iniciar o expandir las exportaciones de productos primarios o con bajo valor agregado que no se exportan en forma significativa, e incrementar las exportaciones de productos de alto valor agregado, superando el comercio y comenzando la integración productiva.

Para aumentar la participación en el mercado chino, Piñeiro sostuvo que el MERCOSUR depende de sus esfuerzos para aumentar su capacidad de producción, su competitividad y de su agresividad comercial. Con relación a la expansión de las exportaciones de bajo valor agregado más allá de la canasta presente, resaltó la importancia de negociar acuerdos sanitarios y de reconocimiento mutuo. Por último, respecto a las ventas externas de productos con alto valor agregado sostuvo que es necesario lograr acuerdos que contemplen el comercio y la integración  productiva con China, y avanzar hacia un acuerdo que contemple aspectos relativos al comercio como a las inversiones.

En el segundo panel, moderado por Carlos Moneta, Director de la Especialización en Economía y Negocios con Asia Pacífico e India de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, se presentaron los aspectos estratégicos de la relación entre el MERCOSUR y China. Eduardo Oviedo, investigador independiente del CONICET y profesor titular ordinario de la Universidad Nacional de Rosario, describió la evolución del “diálogo Mercosur-China” desde 1997 y el comercio bilateral. Aludió al estancamiento de las negociaciones bilaterales y a la falta de unidad de acción del bloque regional ante China, debido al reconocimiento que Paraguay realiza de la Provincia China, Taiwán. Mencionó algunas de las oportunidades y desafíos del bloque y describió brevemente la ruta de la seda y los círculos de seguridad de China.

Carlos Escudé, investigador principal (J) del CONICET y Director del Centro de Estudios de Religión, Estado y Sociedad (CERES), se refirió al debate en Estados Unidos con relación al vínculo creciente entre América Latina y China. Escudé documentó como esta cuestión es de hecho tratada fluidamente en el marco de la relación bilateral entre ambos países, sin que represente un elemento de fricción importante. En ese marco, concluyó que se debe trabajar para lograr una cooperación que beneficie a las tres partes.

La intervención de Luciano Bolinaga, Director del Grupo de Estudios del Asia y el Pacífico (GEAP) de la Universidad Abierta Interamericana Rosario, se centró en presentar el rol de China en el esquema comercial del MERCOSUR. Planteó dos interrogantes: primero, si China contribuye o no a la transformación productiva estructural del MERCOSUR, y segundo, cuáles son las implicancias que tiene para el MERCOSUR el esquema de intercambio comercial que se viene desarrollando con China. También, indicó que en el plano de las negociaciones bilaterales se profundiza la asimetría de poder a favor de China. Por consiguiente, un enfoque regional aparece, con todas sus dificultades, como una vía para atenuar ese desbalance.

En el tercer y último panel, moderado por Luciano Bolinaga, los especialistas introdujeron la dimensión de los desafíos jurídicos para acercar “dos mundos distintos”, América Latina y China. Marcos Jaramillo Contreras, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile y Director del Centro de Estudios Asiáticos (CEAUC), destacó la relevancia para los países latinoamericanos de conocer el derecho chino, cómo funciona y cómo ha evolucionado. Indicó que diversos académicos sostienen que China quiere crear un derecho superador del occidental, considerando que el tiempo en que Occidente podía fijar los estándares económicos está llegando a su fin. Por ende, sostuvo que la región debe especializar y formarse al respecto. Remarcó la importancia que tiene el hecho de que las “fuentes del derecho” de China y los países occidentales son muy distintas, avanzando la idea de que una visión filosófica de “derecho natural” podría ser una raíz común.

Juan Ignacio Stampalija, de la Universidad Austral, presentó los tratados de protección de inversiones suscriptos por los países latinoamericanos con China y las diferentes etapas que atravesaron los tratados bilaterales que firmó China. Asimismo, destacó que la expansión económica y el rol de China, primero como receptor, y luego como fuente, de Inversión Extranjera Directa (IED), fue acompañada por una profunda transformación de su sistema jurídico. Con relación al ámbito de aplicación de los tratados, sostuvo que todos son muy amplios e incluyen una lista no exhaustiva de inversiones protegidas, hacen expresa mención a concesiones o derecho sobre recursos naturales y, salvo algunas excepciones en aquellos más modernos, excluyen emisión de deuda pública.

Indicó que si bien China posee numerosos tratados bilaterales de inversiones (TBIs) en América Latina dos de sus mayores destinos de inversión (Brasil y Venezuela) no se encuentran protegidos. A su vez, otros países como Argentina, Ecuador y Uruguay poseen TBIs con China, sin embargo, éstos responden a tendencias desactualizadas y deberían ser revisados sin demora. Finalmente, destacó que los TBIs más modernos, como lo son los suscriptos con Chile, Colombia y México, siguen algunas de las prácticas más recientes en la materia, lo que los torna más balanceados y menos imprecisos que los demás.

En el cierre, Pablo Ferrara, ex-profesor de la Universidad de Xiamen en China, se refirió al Derecho del Mar y la necesidad de conocer acerca del mismo para resolver las disputas marítimas. Por último, presentó el desarrollo de los espacios marítimos tanto en China como en Argentina.

Los expertos presentes coincidieron en que las oportunidades que se abren son de enormes para la cooperación entre ambas regiones, en particular si se logran vencer obstáculos culturales e institucionales para profundizar los lazos bilaterales, transferir tecnología y avanzar hacia un intercambio que supere el mero comercio de bienes agrícolas por manufacturas, diversificando la canasta exportadora, así como el importante aporte que Made In CHI-LAT hace para el análisis de la relaciones entre América Latina y China.