Con su ampliación, inaugurada el 26 de junio pasado luego de 9 años de trabajo y una inversión de 5.400 millones de dólares, el Canal de Panamá casi ha triplicado su poder; y se espera que duplique sus ingresos como un catalizador del comercio regional a largo plazo. Según datos del Grupo Maersk, antes de la obra ya era una de las vías acuáticas más importantes del mundo con capacidad para 12.000 barcos por año, conexión a 144 rutas marítimas y 160 países.
“El ampliado Canal de Panamá tendrá un beneficioso efecto dominó para toda la región pues será una ruta clave para el comercio con Asia y Europa. Panamá se consolida como el centro logístico por excelencia y uno de los puntos neurálgicos del comercio internacional”, dijo Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de las entidades que participó del financiamiento y que también apoya la modernización de los puertos de la región. Moreno explicó que los nuevos volúmenes de carga van a multiplicarse en todo el continente americano al generar profundos cambios en la cadena logística.
Un informe elaborado por el Grupo Maersk afirma que la ampliación del Canal de Panamá proporcionará economías de escala, tiempos de tránsito mejorados y disminución en el costo del transporte marítimo. También alterará las rutas comerciales, donde el mayor beneficio en América Latina se espera ver en la costa oeste ya que el canal es una ruta estratégica para el comercio con Europa y Asia, y muchos puertos de esta región ya han hecho las inversiones necesarias en infraestructura. En este sitio se comparan las diferencias de calado, ancho y largo entre las viejas y nuevas esclusas del Canal de Panamá.
Productos y zonas más beneficiadas
La ampliación representa el proyecto más grande en el Canal desde su construcción hace 102 años. Su recorrido, de 74 kilómetros de largo, permite el tránsito marítimo entre el Océano Pacífico y el Mar Caribe, ahorrando hasta 8.000 kilómetros desde Ecuador hasta Europa a través de Panamá; comparado con el recorrido por el extremo de América del Sur a través del Cabo de Hornos, el cual solo se puede recorrer cinco meses del año por razones climáticas.
Esto significa, por ejemplo, que los bananos ecuatorianos pueden llegar a los mercados consumidores de Europa y Asia más rápido que nunca. Las frutas, pescado y productos refrigerados de toda América Latina, requieren tratamiento especial para poder preservar su estado durante el viaje. El canal ampliado -junto a los avances tecnológicos de los contenedores de temperatura controlada-, ofrecen mejores oportunidades para estas exportaciones, asegurando su calidad al llegar a nuevos mercados.
José Barbero, decano del Instituto de Transporte de la Universidad Nacional de San Martín, Argentina, señala que las exportaciones de gas licuado que salen del golfo de México o de Trinidad y Tobago hacia Sudamérica, por ejemplo, ahora podrán circular con mayor facilidad y menores costos de flete.
“La ampliación del Canal de Panamá fue la cristalización de una tendencia que afecta a todo el sistema portuario mundial y las vías navegables, que es la necesidad de buques más grandes para lograr economías de escala”, dijo Barbero.
Y justamente, al llegar naves de mayor porte a estas rutas, es que los puertos de la región deben adaptarse con nueva infraestructura para poder recibirlos: desde las esclusas y el calado, hasta el tamaño de las grúas, los sitios de atraque y la accesibilidad a los puertos, entre otras mejoras. La Asociación Estadounidense de Autoridades Portuarias estima que cerca de US$ 155.000 millones serán invertidos hasta 2020 en Estados Unidos en este sentido. Los puertos sudamericanos también están en una carrera para ampliarse.
Contexto económico
El comercio global se encuentra en su punto más bajo en décadas, por lo que los beneficios completos de la ampliación del Canal de Panamá muy difícilmente se verán hasta que repunte la demanda. No obstante, el proyecto ya ha impulsado inversiones largamente requeridas en infraestructura en las Américas, para que cuando el comercio mejore el continente esté listo para manejarlo.
Se prevé que la ampliación traslade cerca de 10% del tráfico de contenedores entre Asia y Estados Unidos desde los puertos de la costa oeste de este país a los de la costa este para 2020, según un reciente informe de Boston Consulting Group y la firma de gestión de cadenas de suministro C.H. Robinson Worldwide Inc.
Además, según Enrique García, Presidente Ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), bajarán los altos costos logísticos en los países de la región, “que suponen actualmente entre el 18% y el 35% del valor de los productos; tendrá un impacto directo sobre el comercio exterior y disminuirá el costo de vida para la población, sobre todo aquella que se encuentra en zonas más remotas o aisladas”.