A lo largo de la historia de la humanidad, los avances tecnológicos han motorizado varios procesos de transformación radical en las condiciones materiales y sociales de producción. Actualmente, estamos siendo testigos de una nueva fase de trasformación de la economía global; la Cuarta Revolución Industrial, bautizada en Alemania como “Revolución 4.0”, es la fase de digitalización del sector manufacturero y está impulsada por el sorprendente aumento de los volúmenes de datos, la potencia en los sistemas computacionales y la conectividad. El análisis de datos y la toma de decisiones en tiempo real impactan positivamente en la eficiencia individual de las empresas y en la cadena de valor que éstas integran. Algunas tendencias de la época, como la difusión de internet de las cosas, los sistemas de integración y las plataformas digitales permiten a las empresas ampliar mercados, obtener información sobre sus clientes y productos, como así también, colaborar con otros actores del ecosistema productivo. Otras tendencias como la digitalización y la robotización de los procesos productivos parecen erosionar las ventajas competitivas de los países basadas en la oferta de mano de obra barata.
Conforme la economía global se digitaliza, recobra importancia la densidad y calidad del ecosistema productivo y de innovación local. Por lo tanto, este proceso de “glolocalización” desafía a los países emergentes a encontrar nuevas formas de inserción en las cadenas globales de valor (CGV), pero al mismo tiempo ofrece oportunidades para el surgimiento de nuevos actores con habilidades en el mundo de las tecnologías de la Información y la comunicación (TICs), para emprendedores y startups, empresas pequeñas y medianas intensivas con estructuras de producción flexible. Promover el desarrollo de las habilidades de las personas según las nuevas exigencias de la época es un factor decisivo para que los países emergentes se suban a la ola de la Industria 4.0. Garantizar la alfabetización digital, y otras habilidades genéricas como la creatividad, la aritmética, la programación, y la resolución de problemas, debieran ser los principales objetivos de las políticas educativas. Asimismo, el surgimiento de nuevos actores y nuevos mercados exige de una nueva gobernanza y un nuevo contrato social.
En la publicación reciente “Industria 4.0. Fabricando el Futuro” realizada en forma conjunta entre el INTAL/BID y la Unión Industrial Argentina (UIA), se dio el puntapié inicial para comprender el alcance de esta Cuarta Revolución Industrial y su impacto en economías emergentes, con especial hincapié en la industria manufacturera local. A continuación, se presentan los principales hallazgos del documento:
1 | La Fábrica Algoritmo. La revolución 4.0 genera una amalgama ciberfísica que todo lo conecta en tiempo real: máquina – máquina, máquina – producto, producto – personas. A diferencia de las tres revoluciones anteriores, donde era posible identificar algunas tecnologías puntuales motorizando el cambio radical, ahora conviven una gran variedad de tecnologías que se entremezclan generando una matriz tecnológica muy compleja y en cambio permanente. Entre los pilares tecnológicos de la Industria 4.0 se destacan: sistemas ciberfísicos de integración; máquinas y sistemas autónomos (robots); internet de las cosas (IoT); manufactura aditiva (impresión 3D); big data y análisis de macro datos; computación en la nube; simulación de entornos virtuales; inteligencia artificial; ciberseguridad; y realidad aumentada. La Revolución 4.0 implica una verdadera fusión entre los planos físico, digital y biológico, y un cambio de paradigma. Supone la transición hacia nuevos sistemas ciberfísicos que operan en forma de redes más complejas y que se construyen sobre la infraestructura de la revolución digital anterior (Klaus Schwab, 2016). La transformación más profunda se produce por la digitalización y la posibilidad de conectar en tiempo real a todos los actores sociales mediante Internet (Ver Gráfico 1).
Gráfico 1. Evolución de las Revoluciones Industriales
En la Revolución 4.0, la conectividad alcanza a consumidores, empresas, gobierno, organizaciones de la sociedad civil, y es posible mediante dispositivos (smartphones, computa- doras, sensores, wearables, etc.), sistemas informáticos y plataformas digitales (e-commerce, e-government, redes sociales). Pero la novedad de esta época es que la conectividad alcanza también a los objetos permitiendo la conexión en varios sentidos: máquina-máquina (M2M), máquina-producto, máquina-humano, producto-humano. En la actualidad se calcula que existen 3.750 millones de objetos conectados a Internet, y hacia el año 2020 esta cifra se multiplicará por más de 6 hasta llegar a los 25.000 millones[1]. No obstante, para que las previsiones de crecimiento se cumplan, será necesario que las tecnologías de conectividad, por ejemplo, los sensores, sigan evolucionando hacia una gran diversidad de componentes de un tamaño bien reducido, consumo muy inferior al actual de las baterías, sensores casi microscópicos, módulos con capacidad de conectividad y de muy bajo costo que permita operar durante años sin necesidad de ninguna intervención, o incluso que sean capaces de captar energía del ambiente y puedan funcionar de forma autónoma desde el punto de vista energético.
2 | La Fábrica Inteligente Predictiva. Las empresas se integran en redes y colaboran con otros actores del ecosistema, estableciendo modelos predictivos merced a altos niveles de automatización, digitalización y conectividad. Las empresas generan una enorme cantidad de datos que, gracias a nuevos sistemas computacionales y algoritmos avanzados, pueden ser procesados y analizados minimizando el esfuerzo humano. Esto permite descentralizar la toma de decisiones, y pasar de modelos preventivos a modelos predictivos que pueden aplicarse en todas las áreas de la organización: en la cadena de suministros (ajustando los tiempos en la provisión de insumos y minimizando la necesidad de inventarios); en los sistemas de detección de fallas de los equipos (eliminando las paradas preventivas y anticipando desperfectos); y en el sistema de logística (anticipando el requerimiento de insumos y productos terminados, eficientizando su distribución y entrega). Además, con la ayuda de sistemas de integración y plataformas digitales, las empresas se integran vertical y horizontalmente generando mejoras de la productividad individual y de la cadena de valor en la que participan. Conforman redes dinámicas y colaboran con otras empresas y actores del ecosistema para potenciar los procesos de innovación.
3 | La reinvención de la geografía productiva global tiene efectos aún inciertos sobre el comercio internacional. Las tecnologías pueden impulsar a las empresas globales hacia la relocalización (reshoring) de la producción en su país o región de origen y/o a la descentralización de la producción (manufactura distribuida), acercando la fabricación a los centros de consumo. Surgen nuevas oportunidades para las PyMEs que, con pequeñas infraestructuras dispersas en el espacio urbano, pueden producir de forma inteligente y formar parte de redes de manufactura desconcentradas. La automatización y la robotización erosionan las clásicas ventajas competitivas de los países basadas en la oferta de mano de obra barata, al tiempo que la difusión de las TICs y tecnologías como la computación en la nube, la IoT, y big data, reducen aún más los costos de coordinación a nivel global. Por lo tanto, otros factores vinculados con la competitividad, tales como el sistema de infraestructura, logística y conectividad digital, el costo energético y los talentos de las personas acordes a las exigencias de la Industria 4.0, vuelven a ocupar un lugar importante sobre las decisiones de localización de las empresas globales. Además, la democratización en el acceso a tecnologías puntuales como impresoras 3D, impresoras de circuitos, y sistemas de Control Numérico Computarizados (CNC) reducen la importancia que tenían en algunos casos las economías de escala, permitiendo sustituir relaciones en la cadena de suministro y abriendo nuevas oportunidades para las PyMEs. Estas tendencias, aún incipientes, podrían en un futuro cercano, alterar la geografía de las CGV, el volumen y el sentido de los flujos del comercio internacional.
4 | Modelos 360 de negocios des-intermediados: productos personalizados, productos-plataforma, productos inteligentes con incorporación de servicios, producción a demanda, respuesta inmediata, producción cercana a los centros de consumo, tiendas online, plataformas de innovación abierta. Los mercados se expanden mediante plataformas de e-commerce: se acorta la distancia entre el fabricante y el consumidor y se genera un canal de diálogo entre el fabricante y el consumidor que previamente no existía; se reducen intermediarios y se minimiza la posibilidad de crear valor mediante acumulación de inventarios/stocks. El cliente se ubica en el centro de la escena y se personalizan los productos. Para la industria manufacturera, el desafío dejó de ser “producir mucho con pocos recursos” o “vender mucho para conseguir una mayor participación en el mercado”. El ciclo ya no es exclusivamente diseñar-producir-vender, sino que producto del contacto con los futuros usuarios se vende antes de producir. Ahora el desafío es “capturar el valor generado a partir del uso de su producto”; pasar del producto tradicional al “producto-plataforma”. La tendencia es fabricar productos inteligentes que incorporen servicios. Se prioriza el “acceso” al producto por encima de la propiedad. Mediante plataformas de innovación abiertas, se establecen mecanismos de cooperación entre empresas que permitan acelerar los resultados de las actividades de I+D+i.
5 | Management de la improvisación y de la innovación. En la transición “a ciegas” hacia la fábrica inteligente, las empresas gestionan sus actividades con altos niveles de incertidumbre; faltan capacidades para analizar los datos y para tomar decisiones en un contexto competitivo y cambiante. La matriz tecnológica cambia constantemente y de forma acelerada. El ciclo de vida de los productos se acorta considerablemente; algunos bienes caen en la obsolescencia mientras se configuran nuevos mercados de bienes y servicios “donde antes no había nada”. La digitalización de la economía cambia las reglas de juego: las empresas tienen cada vez más información sobre sus clientes, pero al mismo tiempo, permite el ingreso repentino de nuevos competidores al mercado. Por lo tanto, se ven desafiadas a enfrentar una competencia creciente y escalable, y a tomar decisiones sobre una enorme cantidad de datos que muchas veces no tienen capacidad de interpretar. Sobre 2.000 directivos de nueve sectores industriales en 26 países, sólo el 20% de las empresas industriales reconoce tener capacidades avanzadas para el análisis de datos. El 51% considera necesario estimular el desarrollo de estas habilidades entre sus recursos humanos para eficientizar el proceso de toma de decisiones y reducir la incertidumbre.
6 | Desigualdad robótica tridimensional: crea, destruye y desplaza empleos. Crece la adopción de robots industriales, pero de forma concentrada en pocos países y en empresas de gran tamaño. La automatización de la producción es una tendencia creciente a nivel mundial; en el período 2010-2016 la producción de robots industriales creció a una tasa promedio anual del 12%, mientras que la dotación de robots industriales cada 10.000 habitantes, pasó de 66 unidades a 74 unidades en el mismo período. El capital robótico se concentra en pocos países (ver Gráfico 2) y en empresas de tamaño grande, siendo la industria automotriz la principal adoptante de esta tecnología a nivel mundial. El uso del 75% de los robots industriales se localiza en cinco países: China, Estados Unidos, Corea, Japón y Alemania, los que, al mismo tiempo, resultan los principales productores de la tecnología. La reciente expansión de las capacidades cognitivas a las máquinas implica que tareas de complejidad media también pueden ser automatizadas, generando pérdidas de empleo y desplazamiento de trabajadores a nuevas ocupaciones. Las economías más automatizadas, muestran tasas positivas de creación de empleo, lo que podría explicarse por el aumento de productividad propiciado por la incorporación de las nuevas tecnologías.
Gráfico 2. Stock mundial de robots industriales
7 | Habilidades híbridas soft-hard. La digitalización y la intensidad tecnológica de los distintos sectores de la industria impactan sobre las habilidades demandadas a los trabajadores y sobre las remuneraciones que perciben. Un estudio realizado por el Task Force sobre Economía Digital del G20[2], aborda la demanda de nueve habilidades cognitivas, no cognitivas y sociales: alfabetización; aritmética; habilidades relacionadas con TICs; habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática); marketing y contabilidad; gestión y comunicación; resolución de problemas; auto organización; predisposición para aprender. Muestra que los trabajadores en sectores industriales intensivos en tecnologías digitales exhiben, en promedio, una mayor dotación de todas estas habilidades en comparación con los trabajadores de sectores menos intensivos, y logran un mayor retorno por su trabajo. En particular, las habilidades de las TICs, la aritmética y las habilidades cuantitativas STEM, así como la auto organización y las habilidades de gestión y comunicación parecen ser especialmente reconocidas y remuneradas en los sectores más digitalizados. Asimismo, otros estudios[3] muestran una creciente demanda orientada hacia la ingeniería, el desarrollo de código, la informática, la electrónica y el análisis de datos, así como también hacia habilidades no basadas en las ciencias duras, como el pensamiento crítico y la creatividad.
8 | Plataformas colaborativas como espacio de los empleos del futuro. Nacen emprendedores y startups que se nutren del ecosistema de innovación para acelerar sus proyectos, ganar escala y posicionarse en el mercado. La descomposición del trabajo en tareas y la economía colaborativa llevan a la reducción del trabajo asalariado y a nuevas formas de organización laboral. En la medida en que la industria se esfuerza por digitalizar sus operaciones, las empresas entran en contacto con actores del mundo de las TICs. En la interacción con la industria, estos actores acceden a información muy valiosa relacionada con la empresa, la producción, y el negocio, sobre la que incorporan otros conocimientos y talentos que les permiten desarrollar soluciones puntuales para atender el mercado. La automatización aplicada a la administración y a la gestión de recursos humanos permite reducir los tiempos y costos asociados a la contratación de las personas, facilitando la tercerización de las tareas. Los nuevos modelos de negocios, la posibilidad de economía colaborativa y el trabajo autónomo en modalidad de prestación de servicios son algunos de los drivers que están modificando la forma en que se organiza el trabajo y sus relaciones. Desarrolladores de software, informáticos y profesionales de todas las disciplinas trabajando en forma remota y bajo modalidades de contratación del estilo freelance y gig economy[4], son algunos ejemplos de estos cambios.
9 | Retos multidimensionales y reinvención de modelos. La transformación digital desafía a todos los actores sociales en distintos planos. Entre los desafíos tecnológicos se destacan: estandarizar las interfaces; perfeccionar los sistemas autónomos para la toma de decisiones; desarrollar infraestructura para el uso de grandes volúmenes de datos y mejorar la ciberseguridad. Entre los desafíos socioeconómicos cabe mencionar: evitar la concentración de las nuevas tecnologías en pocas empresas; garantizar la alfabetización digital en forma universal; desarrollar habilidades en los trabajadores acordes a las nuevas exigencias; monitorear los impactos sobre el mercado laboral, con especial atención sobre la desigualdad de ingresos entre hombres y mujeres, y reducir de brecha digital de género. Entre los desafíos regulatorios, se requiere generar una nueva gobernanza en materia de seguridad y propiedad de los datos; nuevos mercados y actividades laborales; propiedad intelectual; seguridad nacional; monedas digitales, y bioética.
10 | De las ventajas comparativas y competitivas a las ventajas innovativas. La Revolución 4.0 desafía particularmente a los países emergentes; desplaza la competitividad basada en costos salariales y ventajas naturales, revaloriza el ecosistema productivo y el capital humano. El uso generalizado de nuevas tecnologías desafía los patrones establecidos de ventaja comparativa, reduciendo la importancia relativa de la competitividad salarial. La necesidad de ecosistemas más exigentes en términos de infraestructura, logística, recursos humanos, requisitos regulatorios, base de proveedores, etcétera, aumenta los desafíos para la mayoría de los países en desarrollo. El comercio se está desplazando cada vez más a bienes y servicios digitales; los flujos de comercio intensivos en conocimiento ya están creciendo aproximadamente un 30% más rápido que los flujos comerciales intensivos en capital y mano de obra (OECD, 2016). Los mercados laborales se ven afectados mientras que los proveedores de capital intelectual y robótico, concentrados en los países desarrollados, se benefician particularmente. Entre los principales desafíos para los países emergentes, se destacan: reducir la brecha digital respecto a países desarrollados; promover la penetración y adopción de tecnologías 4.0 en sus ecosistemas productivos; establecer nuevas estrategias de integración comercial en las cadenas globales; mejorar la articulación entre la comunidad científica y el sector productivo; fortalecer los ecosistemas locales de innovación y promover el surgimiento de nuevos acto- res y nuevos mercados.
11 | De made in Argentina a created in Argentina. La adopción de las nuevas tecnologías está en la agenda de las empresas, pero aún permanece baja y con heterogeneidades según el tamaño de la empresa. Un estudio reciente de Boston Consulting Grup[5], muestra que el 34% de las empresas argentinas tiene planeado incorporar todas las tecnologías de la industria 4.0 en los próximos 5 años, mientras que en Alemania y Francia ese porcentaje supera al 70%. Sin embargo, el 76% de los entrevistados reconoce que la evolución de su empresa hacia la industria 4.0 forma parte de los temas de discusión de la alta gerencia. Entre las principales limitantes para la implementación de estas tecnologías se reconoce: 1) la falta de personal capacitado (70% de respuestas); 2) la incertidumbre respecto al impacto de estas inversiones en el bene cio de la empresa (65%); 3) la resistencia al cambio y a la innovación (64%). Contrario es el caso de las firmas Tenaris y Sinteplast que muestran importantes niveles de adopción de nuevas tecnologías. Tenaris ejemplifica la dinámica del intercambio de información y colaboración en sentido vertical dentro de una cadena de valor (integración proveedor-cliente). Sinteplast promueve la dinámica del intercambio de información y colaboración en sentido horizontal (integración de la empresa con otras empresas líderes de fabricación de pinturas) para el desarrollo de nuevos productos.
12 | Inmersión 4.0 a plurivelocidades. Los sectores más competitivos y ex- portadores de Argentina muestran una mayor adopción de las tecnologías de la industria 4.0, aumentando la brecha de productividades respecto a los sectores no transables. Los especialistas consultados destacan que la digitalización industrial representa una nueva oportunidad para conseguir una inserción inteligente en los flujos de comercio internacional. La industria podría recuperar su liderazgo y generar más empleo, agregar de valor, participar en CGV e impulsar los procesos de innovación. Es necesario lograr una nueva síntesis entre los tres pilares de la estructura económica (recursos naturales, las capacidades del sector industrial, y del sistema científico tecnológico) y generar un entorno macroeconómico estable. Argentina no debe limitarse a ser usuario de nuevas tecnologías; puede convertirse en un productor de soluciones tecnológicas especializadas. Se destaca el potencial de la biotecnología y de algunas herramientas puntuales de política industrial como el Programa de Desarrollo de Proveedores del Estado y la reciente sanción de la Ley Compre argentino como drivers en la reconversión de la industria. A nivel regional, la experiencia de Brasil ofrece varios casos de empresas y sectores evolucionando hacia la industria 4.0 y muestra la importancia de los líderes corporativos en la visualización de las oportunidades ligadas a la innovación y establecimiento de nuevos modelos de negocios.
13 | Ejemplificación exponencial. Los casos de estudio de las empresas Tenaris y Sinteplast muestran importantes niveles de adopción de las tecnologías de la industria 4.0, modelos de negocios orientados al cliente e innovaciones exitosas conseguidas a partir de estrategias colaborativas. Tenaris, desde hace más de 20 años trabaja colaborativamente con YPF para lograr una provisión de tubos just in time. Sobre la base de esta experiencia, en 2015 desarrolló rig direct un producto plataforma ofrecido a nivel global que permite reducir el capital de trabajo con que opera el sector. Es decir, Tenaris ejemplifica la dinámica del intercambio de información y colaboración en sentido vertical, dentro de una cadena de valor (integración proveedor-cliente). Sinteplast, en su búsqueda por reducir los inventarios y tiempos de entrega de los productos a sus clientes, opera con importantes niveles de automatización y digitalización. Además, participa de distintas organizaciones globales del sector de fabricación de pinturas, lo que le permite agilizar sus procesos de innovación. Es decir, Sinteplast ejemplifica la dinámica del intercambio de información y colaboración en sentido horizontal (integración de la empresa con otras empresas líderes de fabricación de pinturas) para el desarrollo de nuevos productos.
14 | A al cuadrado (a2): automotriz automatizada. El sector automotriz escenifica prácticamente la totalidad de las dimensiones en que la industria tradicional evoluciona hacia una industria 4.0. Tiene una tradición de adopción temprana de nuevas tecnologías y concentra el mayor stock del capital robótico a nivel mundial, con una reciente y marcada tendencia hacia los robots colaborativos. La CGV de la industria automotriz muestra históricos niveles de integración vertical y larga trayectoria de colaboración entre los distintos eslabones, aspectos que se han visto profundizados con la digitalización del sector. La Cuarta Revolución industrial, desafía a las automotrices a convertirse en “proveedoras de servicios de movilidad” dejando atrás el modelo de negocio 3.0. Líneas de producción flexibles, “vehículos conectados” y customizados son tendencias entre las empresas fabricantes quienes, además, enfrentan el desafío de competir o establecer estrategias de cooperación, con nuevos jugadores como proveedores de telemática, contenido, Big Data, servicios de telecomunicaciones y aseguradoras. Hacia el futuro, se espera que las mayores transformaciones del sector se basen en la aplicación modelos de negocios centrados en el acceso (ya no en la posesión) y a la mayor penetración de tecnologías altamente disruptivas como el aprendizaje automático y el análisis de big data, lo que podría llevar a nuevas experiencias de conducción, y seguramente, a la conducción autónoma. Esta situación modificará las rentas al interior de la industria: la participación de los servicios digitales en las utilidades de la industria automotriz pasará del 4% en 2015 al 36% en 2030.
15 | 4.0 es un asunto de Estado aún embrionario y parcial. A nivel global se observa una tendencia reciente de los gobiernos a desarrollar estrategias que promuevan la evolución hacia la Industria 4.0, aunque la mayoría de estas se reduce a la difusión y el acceso de las empresas a las TICs. Las administraciones se ven desafiadas a emprender acciones para garantizar el acceso y la difusión universal de las nuevas tecnologías; reducir impactos indeseados en términos de concentración económica o equidad social; definir estándares y marcos normativos que estimulen el surgimiento de nuevos actores y mercados, entre otros. Sin embargo, por tratarse de tecnologías emergentes, no existen recetas probadas que permitan garantizar resultados exitosos, menos aún, considerando la diferencia entre los puntos de partida de los países. Actualmente son muy pocas las experiencias de los países que han redefinido sus políticas industriales en base al nuevo escenario de la Revolución 4.0; en cambio, son muchos los que promueven la difusión y el acceso a las TICs. En este trabajo se analizaron las políticas adoptadas por Alemania y México. Alemania fue el país pionero en visualizar el impacto de la digitalización y en delinear una estrategia de largo plazo que le permitiese fortalecer la competitividad en el nuevo contexto. Esto lo ha convertido en un referente absoluto en el campo temático de la Revolución 4.0. México, fue el primero de los países de latinoamericanos en esbozar una estrategia en este sentido; en 2016 delineó un mapa de ruta para encaminar el proceso de digitalización de su industria.
Conclusión
La Revolución 4.0 implica una transformación profunda de todas las dimensiones de la organización económica y social. Se modifica aceleradamente la forma en que trabajamos, socializamos, nos comunicamos, pensamos y sentimos. La subjetividad misma está siendo transformada por el avance tecnológico. Surgen nuevas direcciones de innovación, de progreso social y de ecosistemas económicos. Los ecosistemas locales de innovación están emergiendo en las ciudades de todo el mundo, interrumpiendo los negocios tradicionales, creando nuevas industrias y generando nuevos empleos. A nivel global, el proceso de incorporación de tecnologías de la industria 4.0, se está acelerando, aunque con notables diferencias entre los países y tamaños de empresas.
En Argentina, el proceso es incipiente y adquiere distintas velocidades; los sectores exportadores como la minería, la producción de hidrocarburos, ó el agro, muestran un mayor nivel de penetración de las tecnologías de la industria 4.0, lo que aumenta la brecha de productividades respecto a los sectores no transables. La transformación digital representa, por lo tanto, un desafío adicional para la Argentina sobre los objetivos (aún incumplidos) de lograr una especialización productiva más compleja, con mayor agregación de valor, que permita crear trabajo de calidad, inclusión social y desarrollo económico sostenido. Argentina podría aspirar a posicionarse como un líder regional en la generación de soluciones tecnológicas específicas, que puedan aplicarse en cadenas como la agrícola, la alimenticia y la petroquímica, entre otros. El país cuenta con recursos humanos altamente capacitados y varios años de esfuerzo tratando de mejorar la articulación entre el sector científico y académico con los sectores productivos, dispone de infraestructura para realizar actividades de I+D+i y espacios para incubar nuevas empresas y proyectos innovadores.
Los Estados de las economías más industrializadas del mundo empiezan a redefinir sus políticas industriales considerando el contexto de la Revolución 4.0. Un reto adicional y poco abordado en general en sus diseños de políticas públicas, se relaciona con el desarrollo de capacidades en las empresas para gestionar las nuevas demandas y el nuevo escenario. Actualmente, en el mejor de los casos, las empresas que deciden emprender el camino de digitalización lo hacen en forma intuitiva, o “a ciegas”. Los Estados no sólo deben facilitar el acceso de las nuevas tecnologías, pueden tener un rol activo en el diseño de mapas de rutas y de instrumentos de políticas que propicien el cambio cultural necesario para que la transformación se produzca. Pero el cambio no es ni sólo privado, ni sólo público. Esta Cuarta Revolución Industrial, nos interpela a todos los actores sociales a construir una institucionalidad 4.0, una gobernanza 4.0, un Estado 4.0, una fuerza laboral 4.0, y un empresariado 4.0. Sólo así podremos lograr una transformación digital inclusiva.
[1] Fuente: Internet Industrial. Máquinas inteligentes en un mundo de sensores. Fundación Telefónica (2017).
[2] Towards the implementation of the G20 roadmap for digitalization: skills, business dynamics and competition. (2018). Paris: OECD.
[3] Jobs lost, jobs gained: What the future of work will mean for jobs, skills, and wages. (2017) McKinsey Global Institute’s. Disponible en: https://www.mckinsey.com/featured-insights/future-of-organizations-and-work/ jobs-lost-jobs-gained-what-the-future-of-work-will-mean-for-jobs-skills-and-wages - Entender el futuro del Trabajo (2017). Organización Internacional de Empleadores (OIE). Disponible en: http://www.ioe-emp.org/fileadmin/ioe_documents/publications/Policy%20Areas/future_of_Work/ ES/_2017-02-02__Entender_el_futuro_del_trabajo_-_Resumen_ejecutivo__web___print_.pdf
The Future of Jobs Employment, Skills and Workforce Strategy for the Fourth Industrial Revolution. (2016) World Economic Forum. Disponible en: http://www3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Jobs.pdf
[4] Podría traducirse como “pequeños encargos”. Se trata de una modalidad de contratación relacionada con la economía colaborativa. Por ejemplo, la plataforma TaskRabbit conecta oferta y demanda para realizar servicios de mantenimiento, de arreglos y acondicionamiento en las casas (pintores, plomeros, gasistas, electricistas, jardineros, mudanzas, limpieza, etc.). El usuario explicita qué necesita y cuánto está dispuesto a pagar por ello, y la plataforma encuentra a las que se ajusten a sus necesidades y su presupuesto.
[5] “Acelerando el desarrollo de la industria 4.0 en Argentina”. Boston Consulting Grup, 2018. Disponible en: http://image-src.bcg.com/Images/Acelerando-el-Desarrollo-de-Industria-40-en-Argentina_tcm62-184622.pdf