De acuerdo con el Foro Económico Mundial en su Informe Global de Riesgos para 2017, la inversión global en Inteligencia Artificial (IA) ha aumentado exponencialmente de US$ 282 millones en 2011 a US$ 2.400 millones en 2015. Mientas que las cifras publicadas recientemente por el Banco de América Merrill Lynch vaticinan que para el 2020 alcanzará un valor de USD 153 mil millones; es decir que en los próximos años se invertirá más dinero en investigación sobre la IA que en toda la historia del campo de la ciencia.
Gracias a la IA muy pronto los vehículos conducirán por nosotros, los robots harán las tareas de almacenaje y se ocuparán de atender a las personas mayores. También elaborarán diagnósticos médicos, actuarán de intérpretes interactivos y detectarán fraudes financieros, entre otros usos aún inimaginables. Algoritmolandia, una flamante publicación de .
Pero cuando la humanidad está ante los beneficios de un nuevo avance, también aumentan los riesgos y los peligros de que sean manipulados. La impresión 3D, por ejemplo, sirve tanto para obtener prótesis para discapacidades como para producir armas de fuego de bajo costo.
Cuando se produzca el choque del hombre contra la máquina, algo que predijeron e imaginaron genios como Ray Bradbury o Issac Asimov, pueden presentarse varios peligros, como por ejemplo el robo de datos, hackeos, ciberterrorismo o ataques de robots. De hecho, hace pocas semanas Singapur sufrió el peor ciberataque de su historia con el robo de datos personales de 1,5 millones de pacientes de varios centros de salud.
Lo cierto es que la era de las máquinas que analizan y piensan soluciones gracias a la IA necesita, una nueva política inteligente. Esto implica que tanto las empresas tecnológicas líderes, los policy-makers, el mundo académico, organizaciones internacionales, y la sociedad en general se comprometan a trabajar en conjunto para buscar soluciones con humildad, desinterés y colaboración. El grado en que se maximicen los beneficios y se mitiguen los riesgos dependerá de la calidad de gobernanza generada por dichas instituciones.
Por suerte, ya funcionan varias iniciativas impulsadas por distintos actores sociales que abren una luz de esperanza ante el irrefrenable avance de las nuevas tecnologías.
Es una asociación que se conformó a fines del 2016 entre las empresas tecnológicas más importantes del mundo: Apple, Amazon, DeepMind, Google, Facebook, IBM y Microsoft. En 2017, se amplió a una comunidad de más de 50 organizaciones miembro. Fue establecida para estudiar y formular mejores prácticas sobre tecnologías de IA, promover la comprensión pública de la IA, y servir como una plataforma abierta para la discusión y el compromiso sobre la IA y sus influencias en las personas y la sociedad. “Necesitamos especial atención a las implicancias éticas y políticas en data, algoritmos y modelos de gobernanza para diseñar un futuro adecuado en IA para todos”, dice Deirdre Mulligan, docente de la Escuela de Informática de UC Berkeley, e integrante de esta iniciativa.
Recientemente el PNUD se ha unido a Partnership on AI con el fin de aportar sus experiencias de manera responsable, y así lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El potencial de los datos es enorme ya que podría ayudar a profundizar la evaluación de riesgos, políticas y programas, y fortalecer la toma de decisiones. Por ejemplo, para la preparación ante los desastres en Maldivas, e involucrar a los refugiados y a las comunidades de acogida en el desarrollo conjunto de infraestructuras en Uganda.
The Centre for the Fourth Industrial Revolution Creado como Hub global por el World Economic Forum, tiene como objetivo maximizar los beneficios de la ciencia y la tecnología a favor de la sociedad. Según se describe en la página oficial, “Las tecnologías emergentes inevitablemente tienen tanto ventajas como riesgos. La medida en que los beneficios se maximizan y los riesgos mitigados depende de la calidad de los protocolos de gobernanza: políticas, normas, estándares e incentivos que dan forma al desarrollo y despliegue de tecnologías. La gobernanza debe ser estable, interoperable, predecible y transparente para generar confianza entre los inversores, las empresas, los científicos y el público en general, pero también lo suficientemente ágil como para seguir siendo relevante frente a los rápidos avances en la tecnología”.
El foco está puesto en el desarrollo de políticas y protocolos de gobernanza en diferentes áreas de dicha Revolución Industrial. Un ejemplo de ello es Internet de las cosas y dispositivos conectados: hay más dispositivos conectados en el mundo hoy en día que humanos. Pero ¿de quién es la propiedad de los datos? ¿Quién protege la privacidad? Asimismo, ¿cuán vulnerables somos ante los ciberataques?
El fin es mitigar estos riesgos por medio de la seguridad y la protección, la privacidad e integridad de datos, arquitectura e interoperabilidad del sistema, beneficio social y equidad, y una viabilidad económica en las soluciones.
International Joint Conference on Artificial Intelligence
Esta organización sin fines de lucro fue creada en 1969. Se enfoca en temas científicos y educativos, con un gran énfasis en la difusión de información sobre IA tanto en eventos como a través de material presentado en distintos formatos, entre ellos libros y videos.
Durante su última conferencia, realizada conjuntamente con The European Conference on Artificial Intelligence en el 2018, se presentó una carta firmada por 238 de las organizaciones más destacadas, y 3030 personas de gran renombre en el área, declarándose en contra de la creación de armas letales con IA, augurando un futuro con reglas, regulaciones y leyes propicias para el orden de esta nueva era de máquinas inteligentes.
Fue creado en el marco de la Reunión de Ministros de Empleo e Innovación del G7, realizada en septiembre del 2017 en Turín, Italia, bajo el lema “For a Better Future of Work: Pathways for Action”. El foro es dirigido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el fin de compartir estrategias, intercambiar experiencias y buenas prácticas.
La IA tiene el potencial de crear nuevos espacios económicos, los cuales presentan una gran oportunidad a aquellas economías altamente dependientes de las producciones tradicionales. Asimismo, conlleva la responsabilidad de capacitar el mercado de trabajo para promover habilidades y conocimientos relevantes para participar en trabajos del futuro y adaptarse a los cambios en la demanda de habilidades. Al respecto, el INTAL-BID ha elaborado la publicación Robotlución, que analiza el futuro del empleo con contribuciones de 40 expertos internacionales.
Ante este gran desafío, el foro promoverá herramientas nacionales e internacionales que acompañen la adaptación a través del desarrollo de instrumentos y estándares internacionales. Por ejemplo, Alemania impulsa el Centro de Competencia “Mittelstand 4.0”, que ofrece una amplia gama de programas de concienciación, información, pruebas y capacitación sobre tecnología digital, centrándose en las PYMEs.
Además, la plataforma “Industrie 4.0” desarrolla recomendaciones para nuevos métodos de capacitación y presenta ejemplos de mejores prácticas que muestran cómo los empleadores y los empleados trabajan juntos. Ya las han puesto en práctica empresas, centros de enseñanza y escuelas de formación profesional, para garantizar que los jóvenes adquieran las habilidades que necesitan en el futuro mundo del trabajo.