Responsable del 14% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, el sector transporte es un actor clave en la lucha por mantener el calentamiento global por debajo de los 2°c. La movilidad eléctrica se presenta como una solución que debe ser acompañada de políticas de fomento y cambios en las estrategias de generación de energía y movilidad en las ciudades de América Latina.
Con el objetivo de aumentar la conciencia acerca de la movilidad eléctrica se llevó a cabo en Buenos Aires el Cuarto Foro Anual de Transporte Limpio en Latinoamérica. Organizado por The Dialogue, Liderazgo para las Américas contó con el apoyo de BMW, el BID y enel X y la colaboración del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (AAVEA) y el Instituto del Transporte de la Universidad Nacional de San Martín. La actividad, organizada en conferencias y paneles, reunió a moderadores y especialistas destacados de América Latina junto a actores clave y público interesado en debatir el rol del transporte. Específicamente de la movilidad eléctrica por su papel en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la mejora de la calidad del aire urbano.
El foro se inició con la presentación del informe “Cargando el futuro”, confeccionado por Guy Edwards, Lisa Viscidi y Carlos Mojica, el cual se enfoca en estudios de casos de cinco ciudades de la región, siendo los espacios urbanos los que, de acuerdo al documento, “tienen las condiciones más favorables para la adopción de vehículos eléctricos debido a la concentración de vehículos y la amplia disponibilidad de transporte público”. Las ciudades emergen como la escala de intervención clave en la descarbonización del sector, siempre y cuando se tomen las lecciones aprendidas y recomendaciones producto de otras experiencias alrededor del mundo. Nuestra región está aún en una etapa inicial respecto a otras regiones y cuenta con numerosos obstáculos a salvar. Pero podría aprovechar algunas oportunidades: la irrupción de fuentes renovables de energía, un número creciente de usuarios del transporte público y la presencia de recursos energéticos necesarios para la generación y almacenamiento de la energía.
La jornada de expositores comenzó con Juan Carlos Villalonga, que presentó “Las Oportunidades para la movilidad eléctrica en Argentina” planteando el enorme desafío que implica para el transporte ser carbono neutral para el año 2050. Más si se tiene en cuenta el crecimiento acelerado que tuvo la actividad desde inicios de siglo y las estimaciones del ITF que indican que el transporte urbano aumentará sus emisiones entre un 240 y un 600% para 2050 si no se generan medidas de mitigación. Villalonga enfatizó que para que el transporte sea carbono neutral la movilidad eléctrica debería tener una penetración de mercado cercana al 88%. Además, es necesario generar metas que contemplen promoción industrial, importación, incentivos -tanto para los operadores como a los usuarios-, asegurar los sistemas de recarga de vehículos, y adecuar las normas de seguridad, el reciclado y la disposición final de las baterías.
También es un desafío para los fabricantes de automóviles, que deberán adaptar las nuevas tecnologías -como big data, inteligencia artificial e Internet de las cosas- a las necesidades y realidades de las grandes urbes, tal como lo explica el artículo “La transformación está en camino”, de CONEXIÓN INTAL.
Experiencias internacionales
En el panel “Movilidad eléctrica a nivel global” se compartieron experiencias en California, China y la Unión Europea, haciendo hincapié en el aumento en la cantidad de vehículos eléctricos -pasando de 0,4 millones en 2013 a más de 3 millones en 2017- y en la reducción del precio de las baterías de litio –que pasarán de 700 dólares en 2010 a 150 en 2025-.
China, sin lugar a dudas, está liderando los esfuerzos en la incorporación de flotas eléctricas para las líneas de buses nuevas y pre-existentes en muchas de sus grandes ciudades. Estos espacios enfrentan, a su vez, una contaminación acústica y del aire en aumento producto del rápido crecimiento urbano y las migraciones internas. En China ya circulan más de 360.000 buses eléctricos, superando ampliamente la meta que se habían fijado de 200.000. Este dinamismo alentó a otros países a establecer metas concretas de adopción de esta tecnología como Noruega, Holanda y la India, país que recientemente anunció su intención de electrificar la totalidad de los buses para el 2030.
En el panel “Transporte eléctrico en América Latina: Experiencias regionales” se destacó la importancia que tiene el transporte público automotor en las ciudades de América Latina y las ventajas de los buses eléctricos frente a los buses convencionales con tecnología diesel. Los primeros podrían captar un público que aprecie un mejor confort en su viaje, con menores niveles de ruido, contaminación dentro de la unidad y vibraciones. Esto puede servir no solo para mejorar la calidad del viaje de los usuarios actuales, sino también para desalentar el uso de servicios como UBER y CABIFY, que en ciudades norteamericanas han agravado los problemas de congestión.
Al igual que en el panel global, se reforzó la necesidad de otorgar incentivos, principalmente al momento de la adquisición de nuevas unidades eléctricas que suelen costar entre dos y tres veces más que las convencionales. Este reclamo se sostiene desde 2014, cuando Carlos Mojica escribía en el moviliblog del BID que “las empresas operadoras que consideren incorporar estos buses en Bogotá verán condiciones favorables como reducciones arancelarias, acceso a líneas de crédito concesional y alianzas con ensambladoras locales que pueden bajar el costo final de los buses”. El BID apoyó a la ciudad de Bogotá en la incorporación de vehículos eléctricos en su Sistema Integrado de Transporte Público mediante el préstamo CO-L1096.
En Bogotá particularmente, la introducción de 337 vehículos eléctricos (VE) implica una reducción en el consumo de energía del 30%. Santiago de Chile espera en noviembre el desembarco de 100 buses eléctricos para una línea del Transantiago, pero para ello antes fueron necesarias medidas de promoción y articulación público-privada para la adquisición de las unidades y para resolver la alimentación eléctrica a las dos terminales cabeceras. Estos casos, junto a otras experiencias piloto en la región, son necesarios para poder evaluar los desempeños de las tecnologías, que varían de acuerdo con las realidades territoriales y de operación de cada urbe y son clave para reducir el consumo energético y la contaminación del aire.
Ámbitos público y privado
El tercer bloque del foro hizo foco en las experiencias argentinas tanto en el ámbito privado como en el público, entre las que se destaca la incorporación de buses 100% eléctricos para ser utilizados en 4 líneas urbanas de la ciudad de Buenos Aires, como parte de la primera experiencia piloto en su tipo en Argentina. Agustín Matteri, uno de los oradores, indicó que desde la plataforma MOVE de Naciones Unidas se recomienda iniciar la migración hacia VE con una prueba piloto, luego es necesario escalar la operación a 125 unidades para toda una línea y posteriormente trasladar el modelo a la totalidad de la flota de la ciudad.
Para el caso de Buenos Aires también se están testeando tecnologías 100% biodiesel y a Gas Natural Comprimido en transporte de pasajeros, mientras que en logística urbana las experiencias corresponden a privados que incorporan vehículos utilitarios eléctricos priorizando su uso en áreas con alta congestión, como el microcentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El gobierno local ha comenzado a incluir otras variables a la hora de ampliar la flota oficial. Como se indica en el informe presentado en el foro, “Los nuevos contratos de concesión deberían evaluar un conjunto más amplio de factores más allá de las opciones de menor costo, tales como los impactos en la salud y el medio ambiente de las tecnologías competidoras.”
Recomendaciones finales del informe “Cargando el futuro”:
- Reforzar incentivos y normas que favorezcan la movilidad eléctrica:
Existen herramientas financieras que buscan reducir los costos para los consumidores para acortar la brecha del costo inicial entre un vehículo convencional y uno eléctrico. Entre estas medidas se destacan las reducciones impositivas para la compra e importación de VE o bien el aumento de los impuestos hacia los vehículos convencionales con menor desempeño energético. Además, medidas como el estacionamiento y carriles exclusivos, así como la exención de cobro de peajes en rutas y autopistas aumenta el atractivo para los usuarios. Se alerta, también, que los subsidios al combustible no solo distorsionan el mercado sino que aumentan el gasto público en salud y el ambiente.
- Expandir programas de electrificación de vehículos y flotas de alto uso:
Los municipios y organismos gubernamentales tienen un rol muy importante en la incorporación progresiva de buses y taxis eléctricos para renovar y expandir las redes de transporte público. La adopción de los VE no se limita a la movilidad urbana sino que puede expandirse en otros sectores mediante la incorporación de camiones de basura y grandes flotas corporativas y gubernamentales. Al respecto el informe indica que“Comenzar con los programas piloto antes de expandir las flotas ha demostrado ser una forma exitosa de generar confianza en la tecnología entre las autoridades municipales, los operadores de vehículos y el público. Las ofertas integrales que incluyen mantenimiento y capacitación por parte de los fabricantes podrían ayudar a los operadores de autobuses, taxis u otros vehículos a superar el riesgo percibido al adoptar nuevas tecnologías.”
- Desarrollar estrategias de movilidad eléctricas en todos los niveles estatales con objetivos a largo plazo:
La movilidad eléctrica es una gran herramienta para lograr las metas incluidas en el Acuerdo de París. Su promoción es necesaria como parte de la planificación a largo plazo para desarrollar sistemas de energía renovable y de transporte sostenibles, los cuales deben ser construidos y consultados con todos los actores del sistema. En el corto y el mediano plazo se hacen necesarias metas alcanzables y pasos ordenados y simultáneos. Por ejemplo, es necesario mientras se prueban las tecnologías y se realizan las pruebas piloto, avanzar con la actualización de las regulaciones y reglamentaciones vigentes.
- Crear alianzas público-privadas:
Las alianzas entre gobiernos municipales y empresas privadas han demostrado ser de utilidad para la adopción de vehículos eléctricos en varias ciudades de América Latina. Dentro de estas alianzas deben incluirse a la sociedad civil, la academia y los consumidores también deberían incluirse en las asociaciones.
Los municipios deben contemplar instalar estaciones de carga en espacios públicos y privados, como estaciones de servicio, estacionamientos, las oficinas y centros comerciales. The Dialogue indica en su informe que “para las ciudades que buscan electrificar sus flotas de autobuses, reunir a financieros públicos y privados es vital. Los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras públicas pueden desempeñar un papel transformador al proporcionar recursos en condiciones favorables, garantías de crédito y capital inicial”.
Lo cierto es que apostar a la movilidad eléctrica no sólo trae beneficios medioambientales, también abre nuevas oportunidades, como el desarrollo e incorporación de nuevas fuentes renovables de generación eléctrica en las matrices nacionales de los países de la región. Ambos procesos combinados podrían tener un impacto muy positivo en el objetivo de minimizar las emisiones del sector transporte, al tiempo que se crean nuevos empleos en el sector energético.