Desde los antiguos romanos, que con sus técnicas de perforación y ruptura de rocas han dejado obras de ingeniería como acueductos y puentes que aún siguen en pie, hasta los mega túneles que conectan ciudades bajo el mar como el que une Inglaterra y Francia, el hombre siempre se las ha ingeniado para vencer los obstáculos que le impone la geografía.
Cuando hablamos de transporte terrestre, las cadenas montañosas son uno de los mayores desafíos físicos a enfrentar. Como ya hemos abordado en distintas publicaciones de Conexión INTAL, la falta de una infraestructura adecuada conlleva altos costos, reduciendo así el comercio intrarregional.
Pero gracias a maquinarias y tecnologías cada vez más avanzadas, los túneles se están convirtiendo en una gran parte de la solución a este problema de interconexión e integración. Argentina y Chile lo saben, por eso a lo largo de sus más de 5.000 kilómetros de frontera han avanzado en obras muy importantes en las que el BID viene colaborando a través de distintos préstamos, como Agua Negra y Cristo Redentor.
Europa es un espejo en el cual mirarse, con exitosas experiencias que replicamos en este artículo. Estas infraestructuras subterráneas son muy distintas unas de otras en cuanto a su antigüedad, longitud, intensidad de tráfico, número y ancho de carriles, entre otras variables. Sin duda son obras complejas y muy costosas que implementan variadas tecnologías como video para vigilancia, ventilación, detección y extinción de incendios, iluminación, sistemas de energía, sistemas de comunicación por fibra óptica y radio, por mencionar algunas.
A continuación, citamos algunos ejemplos de túneles con una alta complejidad en innovación y tecnología aplicada.
TÚNEL GOTTHARD, el más largo del mundo
Atraviesa los Alpes suizos desde la comuna de Bodio, al sur de Suiza, hasta la comuna de Erstfeld, en el centro del país. Consiste en dos túneles unidireccionales continuos, de ida y de vuelta, para uso exclusivamente ferroviario. Tiene una longitud de 57,1 kilómetros, el más largo del planeta, y en algunos tramos llega a estar a más de 2.000 metros por debajo de la superficie.
Forma parte del proyecto de la Nueva Línea Ferroviaria Transalpina (NFTA), y contribuye sustancialmente al corredor europeo Rhin – Alpes para el transporte de mercancías. Conecta regiones económicas y comerciales de gran importancia como Rotterdam, Ámsterdam, Amberes, Colonia, Frankfurt, Basilea, Zurich, Milán y Génova, entre otras ciudades.
Desde un inicio se lo planificó como un túnel de carga, por lo que tiene hasta 6 vías para servicios de trenes y 2 vías para servicios de pasajeros en cada dirección. La velocidad máxima permitida para los trenes es de 249 km/h. En cuanto al traslado de pasajeros, los coches viajan a una velocidad de 200 km/h, esto significa que el viaje a través del túnel dura aproximadamente 20 minutos.
Entre sus principales objetivos se encuentra aumentar las capacidades de transporte, un logro que se materializó pasando de un tope de 180 trenes hasta 260 trenes de mercancías y 65 trenes de pasajeros por día. Según Ferrocarriles Federales Suizos (FFS), se espera que la demanda de servicios de pasajeros casi se duplique para el año 2025, y el número de pasajeros aumente de la cifra actual de 9.000 personas a 15.000 por día.
TÚNEL MONT BLANC, por debajo de los Alpes
Es un túnel carretero internacional que conecta Italia y Francia atravesando los Alpes por la ruta europea E25. Fue inaugurado en 1965, y desde ese momento ha fomentado el desarrollo del turismo e intercambio comercial de las regiones, principalmente de Courmayeur y Chamonix, ciudades más importantes cercanas al túnel de Italia y Francia correspondientemente.
El túnel tiene 11,6 km de largo con dos carriles, uno en cada sentido. Cuando fue proyectado en la década del 60, esta obra se constituía como una de las más significativas de la época. Era de carácter estratégico ya que los pasos fronterizos de la zona estaban abiertos únicamente 4 meses al año por condiciones climáticas adversas, además representaban un gran peligro transitarlas.
En marzo de 1999, tras un accidente fatal, el túnel fue cerrado por tres años para realizar remodelaciones y modernizaciones necesarias para un sistema de gestión de emergencias más efectivo. Se instalaron 37 refugios resistentes al calor, un nuevo sistema de ventilación y refrigeración, se redujo la velocidad de circulación a 70 km/h, y se estableció una distancia mínima entre los conductores de 150 metros. Un sistema de seguridad detecta problemas de circulación y, por medio de paneles de señalización, informa a los conductores.
Para facilitar el viaje se ofrece una aplicación móvil “TMB Mobility” que brinda información en tiempo real, webcams, previsiones de tráfico, interrupciones planificadas, reglas de tráfico, tarifas, entre otros datos clave.
Los registros del Grupo Europeo de Interés Económico del Túnel del Mont Blanc (GEIE-TMB), entidad encargada de la gestión del trabajo y su funcionamiento, muestran que la cantidad de vehículos que circularon durante 2017 fue de casi 2 millones, con una media diaria de 5.452, un 68% está representado por vehículos particulares y el 32% restante por camiones y autobuses.
Desde la logística representa un gran beneficio, principalmente para Italia, país que en gran parte depende de este túnel para transportar mercancías: el 76% de las importaciones y exportaciones de las empresas del departamento francés de Alta Saboya pasan por allí. Por otro lado, fomenta el turismo regional, reduciendo la ruta de Francia a Turín en 50 kilómetros y a Milán en 100 km.
TÚNEL CROIX-ROUSSE, circulación urbana inteligente
Ubicado en Lyon, Francia, una ciudad que tiene alrededor de 475.000 habitantes. El túnel pasa bajo una colina entre los ríos Ródano y Sena, y posee una longitud total de 1.752 metros con un trazado completamente recto.
Desde 1952 está habilitado para su uso con un único tubo de 4 carriles, 2 en cada sentido. Y a fines del 2013 se puso en servicio un nuevo túnel multimodal, paralelo al primero, y se reformó el existente, que cumple cuatro funciones: galería de escape del túnel existente; paso peatonal bajo la colina de Croix-Rousse; paso de bicicletas; vía para la línea de transporte público con la posibilidad de implementar una línea de tranvía para el futuro. Es operado por un centro de control centralizado las 24 horas, los 7 días de la semana.
Tiene una intensidad media diaria de 48.000 vehículos por día que pueden ir hasta 50 km/h. Posee una media de 150 averías y 20 accidentes al año.
Es un túnel equipado con equipos de nueva generación. Se instalaron sensores en el área para garantizar que el ruido causado permanezca por debajo de los umbrales requeridos. Además, para evitar el ruido excesivo, se erigieron pantallas y muros de protección.
Del mismo modo, la calidad del aire se verifica regularmente. Para reducir las emisiones de gases, se impuso un máximo de velocidad a los camiones dentro de los límites del sitio. Se instalaron extractores para evacuar los humos post-explosión y el polvo causado por la perforación. Además, las unidades de eliminación de polvo filtran el aire antes de ser liberado en el exterior.
Asimismo, se incluye un sistema de iluminación que se ajusta automáticamente a las variaciones de la luz exterior, cuenta con video-vigilancia integrada por 200 cámaras CCTV y un sistema automático de detección de incidentes, sistema de protección contra incendios y el sistema de información del túnel Greater Lyon (SITG).
Debido a la longitud del túnel y a la duración del paso para los peatones (20 a 30 minutos) ha sido necesario implementar sistemas que proporcionen un ambiente atractivo, seguro y confortable, como continuidad del espacio urbano. Se ha instalado iluminación específica y animaciones en los hastiales (paredes) por medio de proyección de imágenes, películas y videos.